Botha, elegido presidente por el parlamento surafricano
Pieter Botha considera que el desarrollo de las recientes elecciones de las comunidades india y mestiza tambi¨¦n han supuesto una victoria para ¨¦l, al lograr superar una barrera m¨¢s en su proyecto de reformas.El dirigente surafricano afirm¨® el pasado d¨ªa 29 que el bajo porcentaje de votos era considerado por el Gobierno como un obst¨¢culo de poca importancia, a?adiendo que el Gobierno no abordar¨ªa la "dif¨ªcil tarea del futuro" con un esp¨ªritu de derrota. En un inusual acceso de sinceridad, Botha lleg¨® a comentar: "Yo no digo que lo que estamos construyendo sea perfecto ni que sea la soluci¨®n total de nuestros problemas. Pero pregunto, ?cu¨¢l es la alternativa?".
Un peque?o paso
Ni el electorado blanco ni Botha creen que su reforma constitucional sea una soluci¨®n definitiva. Sab¨ªan tambi¨¦n que no es aceptable ni siquiera para los presuntos favorecidos, mestizos e indios. De ah¨ª que no puedan considerarse derrotados por los resultados. Se trataba tan s¨®lo de un mero tr¨¢mite para legitimar en lo posible un peque?o paso en el camino de una reforma impuesta. Y esta reforma no llegar¨¢, mientras los blancos puedan evitarlo, al sufragio universal que conceder¨ªa el Gobierno a la mayor¨ªa negra.Pretoria se ha tomado muy en serio las elecciones de los pasados d¨ªas 22 y 28. Consciente de la dificultad de atraer a mestizos e indios a las urnas, el cebo ha sido considerable. Cada uno de los 85 representantes mestizos y 45 delegados indios recibir¨¢ un salario de cerca de seis millones de pesetas anuales, ingresos que s¨®lo superan en Sur¨¢frica 93 de los 2.800.000 mestizos y 542 de los 870.000 indios. Los dirigentes de los partidos ten¨ªan, pues, un fuerte inter¨¦s econ¨®mico en participar.
Para los votantes, el incentivo era casi inexistente, especialmente cuando de las nuevas c¨¢maras no se esperan mejoras econ¨®micas para las dos comunidades, sino presiones pol¨ªticas contra el sistema. Entre los mestizos s¨®lo se contabilizaron 270.000 votos, y ¨²nicamente 40.000 indios acudieron a las urnas. La diferencia entre esta ¨²ltima cifra y los 83.000 votos contabilizados -que dan la cifra del 20% de participaci¨®n- la forman los llamados votos especiales, depositados en las urnas por funcionarios blancos en nombre de electores ausentes o enfermos.
Pero si el resultado de las elecciones no puede considerarse un fracaso para el Gobierno, s¨ª ha constituido un rotundo ¨¦xito para la oposici¨®n no blanca, y concretamente para el Frente Democr¨¢tico Unido, organizaci¨®n tapadera del ANC (Congreso Nacional Africano). No s¨®lo por los resultados en s¨ª y por el enorme poder de convocatoria que ha demostrado poseer entre indios y mestizos, sino tambi¨¦n porque incluso sus oponentes -los partidos que han participado- han utilizado sus mismos planteamientos de rechazo de la reforma constitucional. Ni un solo candidato indio o mestizo ha prestado credibilidad a la reforma.
Proyecto viable
El FDU ha demostrado en sus 13 meses de existencia que el proyecto de colaboraci¨®n pol¨ªtica entre las tres comunidades no blancas es totalmente viable. Si hasta ahora s¨®lo el Movimiento del Congreso -organizado en torno al ANC y que funciona en la clandestinidad desde hace 25 a?os- postulaba la cooperaci¨®n entre la mayor¨ªa negra y las minor¨ªas blanca, mestiza e india, ¨¦sta ten¨ªa un car¨¢cter meramente testimonial. En la reciente campa?a electoral, sin embargo, la colaboraci¨®n ha sido directa, efectiva y evidente a los ojos de la poblaci¨®n. Adem¨¢s se ha demostrado capaz de vencer al Gobierno en una consulta electoral.Si el Frente Democr¨¢tico Unido no es ilegal como lo fuera el Movimiento del Congreso -lo que ser¨¢ m¨¢s dificil ahora que hace unos meses-, su capacidad de encuadramiento y de movilizaci¨®n parece ilimitada.
Pese a identificarse abiertamente como instrumento del ANC, ha conseguido la adhesi¨®n de unas 300 organizaciones pol¨ªticas, sindicales, profesionales, etc¨¦tera, que integran a m¨¢s de dos millones de personas. Su programa pol¨ªtico no es otro que la Carta de la Libertad, elaborada en 1955 por el ANC y que propugna una Sur¨¢frica socialista en la que tengan cabida, en condiciones de igualdad, todas las razas.
Los dirigentes del FDU son Archie Gumede, presidente del Comit¨¦ pro Liberaci¨®n de Nelson Mandela; ?scar Mpetha, al igual que el anterior, ex dirigente del ANC; el mestizo Alan Boesak, presidente de la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas, y el indio Mewa Ramgobin, ex dirigente del Congreso Indio de Natal. Estos dos ¨²ltimos personajes se han convertido, merced a las elecciones, en los aut¨¦nticos l¨ªderes de sus comunidades. El FDU se ha transformado en el eje de la pol¨ªtica no blanca, y cualquier nuevo paso en el camino de la reforma habr¨¢ de tener muy en cuenta, si no su opini¨®n, s¨ª su capacidad de movilizaci¨®n.
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