La critica y los santones de la cultura

Dec¨ªa el senador Mart¨ªnez Bjork man haber "le¨ªdo con preocupa ci¨®n el texto ¨ªntegro de Haro Tecglen sobre el texto creativo de Buero Vallejo", refiri¨¦ndose, su pongo, a la cr¨ªtica de Eduardo Haro sobre Di¨¢logo secreto, la ¨²ltima y, desde mi punto de vista, infortunada creaci¨®n teatral de Antonio Buero. Vaya por delante que suscribo el varapalo de Haro Tecglen en su totalidad, que la obra me pareci¨® aburrida y pedante, los personajes acartonados y hueros, excepci¨®n hecha del que interprieta Ismael Merlo, y el asunto carente de todo inter¨¦s. ?Qu¨¦ tragedia tan alucinante la del cr¨ªtico de arte dalt¨®nico que consigue enga?ar a todo el mundo! ?Qu¨¦ fil¨®n arguinental tiene a¨²n sin explotar el teatro espa?ol a base de futbolistas cojos y fot¨®grafos ciegos que a fuerza de astucia dan gato por liebre al respetable!Pero no es mi acuerdo con la opini¨®n del cr¨ªtico lo que me mueve a escribirle, sino mi preocupaci¨®n por la actitud que alguno de nuestros hombres p¨²blicos como el senador Mart¨ªnez tienen ante la cr¨ªtica.

Nadie se atrever¨ªa en este pa¨ªs a discutir la talla teatral y humana de un hombre como don Antonio Buero. Lo que carece de sentido es que el senador Mart¨ªnez acuse a Haro Tecglen de descalificar sin argumentar o de "organizar un texto" (sic) con latiguillos. Afortunadamente, Eduardo Haro (como Buero Vallejo) no goza de la infalibilidad que los cat¨®licos suelen atribuir a sus pont¨ªfices, pero si algo hay que destacar en un cr¨ªtico como ¨¦l es su independencia de

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criterio y la honestidad de no aceptar que haya santones culturales que est¨¢n por. encima del bien y del mal en todo momento. Aunque los santones sean de izquierdas. Y aunque uno les quiera.- S. Gonz¨¢lez