La realidad de la uni¨®n libio-marroqu¨ª
La uni¨®n de Estados entre Marruecos y Libia, sellada oficialmente desde el 1 de septiembre, ha sido acogida de diversa manera por un cierto n¨²mero de canciller¨ªas de pa¨ªses vecinos o amigos. Ello hace, necesaria una lectura atenta de los 16 art¨ªculos del Tratado de Uxda, firmado el 13 de agosto, para eliminar numerosos equ¨ªvocos jur¨ªdicos, pol¨ªticos y diplom¨¢ticos.Es necesario subrayar, para empezar, que esta uni¨®n de Estados no es ni una fusi¨®n, ni una federaci¨®n, ni incluso una confederaci¨®n. Los dos Estados (Marruecos y Libia) contin¨²an siendo totalmente soberanos y conservan la plenitud de sus competencias respectivas. Tampoco es una federacion porque no ha sido prevista ninguna superposici¨®n de colectividades estatales distintas. Tampoco es un Estado federal en su estadio superior ni de Estados federados en el inferior.
De ninguna manera, tampoco la uni¨®n de Estados puede ser as¨ªmilada a una confederaci¨®n, que se, caracteriza m¨¢s bien por una alianza cuyas decisiones las toma un ¨®rgano, generalmente llamado la Dieta, y que legisla por unanimidad y ad refer¨¦nd¨²m, es decir, a reserva de la confirmaci¨®n ulterior de los. Gobiernos de los Estados.
Por esa raz¨®n, el Tratado de Uxda instituye solamente una uni¨®n de Estados. ?sta, desde el punto de vista del Derecho Constitucional, existe cuando dos Estados tienen en com¨²n un cierto n¨²mero de ¨®rganos. En cuanto al Derecho Internacional, ¨¦ste la analiza y considera como un grupo de Estados que forman un agregado pol¨ªtico claramente distinto en el seno de la comunidad internacional. Ha de subrayarse, sin embargo, que la uni¨®n de Estados no constituye de ninguna manera un nuevo Estado.
Principios fundamentales
La uni¨®n de Estados marroqu¨ªlibia reposa, a mi entender, sobre tres principios fundamentales: soberan¨ªa, uni¨®n y solidaridad.
En primer lugar, el principio de soberan¨ªa implica que cada uno de los dos Estados conserva sus competencias propias y contin¨²a ejerci¨¦ndolas sin ninguna injerencia de los ¨®rganos de la Uni¨®n. De ah¨ª que Marruecos y Libia sigan, en sus territorios nacionales respectivos, determinando con toda autonom¨ªa sus propias normas fundamentales. M¨¢s a¨²n; ese principio de soberan¨ªa se ve afirmado de una manera formal en el art¨ªculo 11 del Tratado de Uxda: "Con respeto, sin reservas de sus soberan¨ªas respectivas, cada uno de los dos Estados se compromete a no intervenir en absoluto en los asuntos internos del otro Estado".
En segundo lugar, el Principio de la uni¨®n, planteado por el art¨ªctilo primero del tratado, no implica el abandono de ninguna parcela de soberan¨ªa. Este art¨ªculo se analiza como el deseo de los dos Estados que se han unido para la realizaci¨®n de pol¨ªticas com¨²nes en los campos especificados en el art¨ªculo 9: cooperaci¨®n diplom¨¢tica, refuerzo de los lazos econ¨®micos, extensi¨®n de la cooperaci¨®n cultural y t¨¦cnica.
En esa perspectiva, el tratado no se limita a definir tales objetivos: precisa adem¨¢s los medios org¨¢nicos que deben ser creados para realizarlos. ?stos son la Presidencia (que ejercen conjuntamente el rey Hassan II y el presidente Gadafi, y que, es el ¨®rgano supremo de la Uni¨®n) o los numerosos ¨®rganos mixtos, que no tienen m¨¢s que un papel consultivo o poder de recomendaci¨®n. Incluso el Secretariado Permanente s¨®lo ser¨¢ un ¨®rgano administrativo al cual, por el momento, no se le reconoce ning¨²n car¨¢cter pol¨ªtico.
Queda, en tercer lugar, un ¨²ltimo principio: el de la solidaridad. ?sta reviste dos formas. La primera de ellas es de naturaleza econ¨®mica. Se prev¨¦n un presupuesto de funcionamiento de la Uni¨®n y un presupuesto de desarrollo. La segunda forma interesa al campo pol¨ªtico-diplom¨¢tico y resulta, entre otras, de las disposiciones del art¨ªculo 12 del tratado, que dice as¨ª: "Toda agresi¨®n de que sea objeto uno de los dos Estados constituir¨¢ una agresi¨®n contra el otro".
De este art¨ªculo se han sacado, en Espa?a, en Francia, y en otros pa¨ªses, un cierto n¨²mero de conclusiones que tienden a acreditar la tesis de la existencia de cl¨¢usulas militares. Aunque, efectivamente, el art¨ªculo 12 citado consagra el principio de una solidaridad entre Marruecos y Libia, implica igualmente que cada uno de los dos Estados es juez, en ¨²ltima instancia, de la naturaleza y del alcance de una eventual agresi¨®n contra el otro. Resulta perfectamente claro que cada uno de ellos conserva con total soberan¨ªa toda la facultad de apreciaci¨®n y de acci¨®n para aportar, en caso necesario, tal o cual forma de asistencia: pol¨ªtica, econ¨®mica, diplom¨¢tica o militar o ambas.
Se trata, pues, de un derecho de acci¨®n. individual que no deja de ser flexible, a pesar de la uni¨®n de Estados, y que ofrece opciones diversas que constituyen una situaci¨®n muy diferente de las.estrictas implicaciones de unas eventuales cl¨¢usulas militares de un tratado.
Por ello es necesario evitar todo alarmismo: el tratado marroqu¨ª-libio no es ni una maquinaria de guerra ni una alianza belicista contra tal o cual pa¨ªs. Por el contrario, pretende ser un eje de paz. Tratando en particular de nuestras relaciones con Espa?a y el contencioso relacionado con Ceuta y Melilla, el tratado no constituye en absoluto ning¨²n dato nuevo de naturaleza susceptible de modificar la actual articulaci¨®n de nuestras relaciones con Madrid.
En cualquier caso, Marruecos siempre ha privilegiado la v¨ªa de negociaci¨®n diplom¨¢tica y la de soluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos. Apostemos, pues, porque en el futuro esta pr¨¢ctica incite a la Uni¨®n de los Estados Marroqu¨ª-Libio a pr¨¢cticas m¨¢s pac¨ªficas en el c¨¢mpo internacional.
El doctor
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.