Juan Pablo II inicia ma?ana en Canad¨¢ su viaje m¨¢s largo
Juan Pablo II emprende ma?ana una nueva peregrinaci¨®n apost¨®lica, que es la n¨²mero 23 fuera de Italia, desde que inici¨® el pontificado. En esta ocasi¨®n el pa¨ªs visitado es Canad¨¢, y se trata de su viaje m¨¢s largo, ya que estar¨¢ fuera 12 d¨ªas completos. El Papa recorrer¨¢ pr¨¢cticamente todo ese, extenso pa¨ªs de Am¨¦rica del Norte. Visitar¨¢ 15 di¨®cesis, subir¨¢ en 18 ocasiones a un avi¨®n, pronunciar¨¢ 33 discursos y, por primera vez en la historia de sus viajes, se ha concedido una tarde libre en Toronto.
Seg¨²n un informe entregado por el Episcopado de Canad¨¢, Juan Pablo II "est¨¢ muy bien informado de la situaci¨®n de la Iglesia en dicho pa¨ªs", no s¨®lo porque ya antes de ser papa, cuando era arzobispo de Cracovia, lo hab¨ªa recorrido casi por completo, sino porque en estos ¨²ltimos meses, como preparaci¨®n a su viaje, el Papa ha recibido en Roma a los obispos de 70 di¨®cesis de Canad¨¢.Hay quien ha escrito ya que ¨¦ste ser¨¢ un viaje sin historia. Se refieren l¨®gicamente al campo period¨ªstico, ya que va a un pa¨ªs sin especiales tensiones, como ocurr¨ªa en los viajes a Centroam¨¦rica, Polonia o Argentina.
Sin embargo, es sabido que este Papa consigue siempre suscitar inter¨¦s y proporcionar sorpresas en sus viajes. Aparte de las consabidas y ya acostumbradas amenazas de atentados, que en realidad suelen servir s¨®lo a las fuerzas de seguridad para poder apretar impunemente su cord¨®n de seguridad, es posible que esta vez Juan Pablo II pueda sorprender con algunos de sus discursos. El Episcopado de Canad¨¢, en algunos temas, est¨¢ situado en vanguardia. Ya resulta significativo que, por primera vez en la historia de estos viajes, los obispos han revelado a la Prensa los temas de los discursos del Papa, lo cual indica que los han conocido de antemano y que con toda probabilidad han intervenido personalmente en su elaboraci¨®n, al menos a nivel de ideas o sugerencias.
Los temas de esos mensajes papales ser¨¢n la justicia social, el desarme, la dignidad de la persona humana, las aspiraciones del Tercer Mundo y la ayuda que le deben dar los pa¨ªses ricos. Tambi¨¦n tratar¨¢ el problema de la relaci¨®n entre fe y cultura, la familia, el trabajo, la tecnolog¨ªa y las comunicaciones. Y por fin, la paz, el ecumenismo. Han sido los obispos quienes han decidido d¨®nde pronunciar¨¢ el Papa cada uno de sus discursos.
Esperan al Papa 10 millones de cat¨®licos, pero tambi¨¦n los protestantes est¨¢n interesados en esta visita, ya que la Iglesia de Canad¨¢ tiene un car¨¢cter fuertemente ecum¨¦nico. Y con todas las contradicciones de una Iglesia que vive en medio de una sociedad con un capitalismo avanzado, que acept¨® con alegr¨ªa el Concilio Vaticano II y que en las cuestiones de la secularizaci¨®n se ha mostrado siempre muy abierta, como en la defensa de la plena participaci¨®n de la mujer en las tareas de la Iglesia.
El Papa tendr¨¢ que enfrentarse, quiz¨¢ como en Estados Unidos, con unas religiosas muy avanzadas, nada dispuestas a guardar silencio. Y tambi¨¦n con unas organizaciones feministas que llevan ya meses prepar¨¢ndose para contestar a Juan Pablo II. Varios colectivos, que agrupan a mujeres cat¨®licas o no, se preparan para defender ante el Papa de Roma lo que ellas consideran el medio m¨¢s eficaz para que la humanidad pueda progresar: "la libertad de la mujer de decidir sobre su vida, su cuerpo y su sexualidad".
Sin embargo, esta contestaci¨®n feminista no le preocupa, ciertamente, al papa Wojtyla. Para ¨¦l representa m¨¢s bien un elemento de folklore en sus viajes.
M¨¢s puede preocuparle la contestaci¨®n de alguna de las monjas relevantes que hablen en p¨²blico. Como ocurri¨® en Estados Unidos, donde la directora de todos los colegios religiosos defendi¨® en su discurso ante el Papa el derecho de la mujer a ser en todo igual al hombre dentro de la Iglesia. Juan Pablo II le replic¨® que "no se olvide, madre, que el puesto de Mar¨ªa, la Virgen, fue estar a los pies de la cruz en el Calvario".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.