?Coloquio o proceso?
Oficialmente, seg¨²n la nueva ratio o reglamento de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, se llama coloquio, pero en realidad todos los observadores est¨¢n de acuerdo en que se trata a¨²n de un verdadero proceso.El mismo Leonardo Boff lo describe en su libro incriminado Iglesia, poder y carisma, que es el texto por el que ayer fue procesado. El proceso empieza dando audiencia a unos acusadores que el autor no conoce. M¨¢s a¨²n, no sabe ni que ha sido acusado. M¨¢s tarde, cuando la congregaci¨®n ha aceptado las denuncias, el acusado es informado y se le pide que responda a algunas preguntas.
En general, escribe Boff, se trata de frases extrapoladas de su contexto, recortadas y muchas veces mal traducidas al lat¨ªn del original. A este respecto, Leonardo Boff ha con,tado a EL PAIS que en la carta de acusaciones enviada por la Sagrada Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe existe en los primeros renglones tina cita de un discurso del Papa en Puebla que ha resultado despu¨¦s ser una cita equivocada.
El autor no puede conocer las opiniones que han dado los miembros de la congregaci¨®n. No existe un abogado defensor. O mejor, existe, pero est¨¢ nombrado por la misma congregaci¨®n, y el te¨®logo no podr¨¢ nunca saber qui¨¦n es, pues ni habla con ¨¦l ni est¨¢ presente en el interrogatorio.
Boff afirma en su libro que se trata de un proceso kafkiano, porque el acusador, el juez, el legislador y el defensor son la mism¨¢ persona. No hay posibilidad de recurso a otro tribunal. Todo se realiza en el m¨¢ximo secreto, lo cual, dice el te¨®logo brasile?o, "da lugar a chismorreos lesivos para la persona y la actividad del acusado"; y a?ade que la carta recriminatoria le llega al acusado, antes de cualquier tipo de defensa, ya con la calificaci¨®n de la sentencia.
Y antes de la respuesta del acusado ya existe el castigo, porque el te¨®logo "no puede ni hablar ni escribir sobre los temas recriminados".
"Lo ¨²nico que queda", dice Boff, "es firmar su condena". Y, por ¨²ltimo, el llamado coloquio, dentro de las paredes del ex Santo Oficio, es un proceso, escribe el te¨®logo, sin las garant¨ªas jur¨ªdicas de cualquier tribunal en un Estado libre, ya que no puede estar nadie presente, ni se pueden consultar las actas, ni recurrir a un abogado.
Pero quiz¨¢ la frase m¨¢s dura de Boff en su libro sobre este tema es cuando dice: "Se ejercita, en realidad, una forma de autoridad que, con el sentido que hoy tenemos de la justicia, corta de ra¨ªz toda una serie de derechos humanos, algunos sacrosantos incluso en as sociedades manifiestamente ateas".
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