La neurobiolog¨ªa espa?ola a los 50 a?os de la muerte de Cajal
El pr¨®ximo mes de octubre se cumplen los 50 a?os de la muerte de Santiago Ram¨®n y Cajal. Con este motivo, el Instituto Cajal, que representa la continuaci¨®n del Laboratorio de Investigaciones Biol¨®gicas creado, en 1902 y dirigido por Cajal durante tantos a?os, ha organizado, con la ayuda de distinguidos neurobi¨®logos espa?oles y extranjeros, un congreso conmemorativo que se celebrar¨¢ del 17 al 20 de este mes de septiembre, en Madrid, en la sede central del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC).Este congreso, Cajal Conference on Neurobiology, estar¨¢ articulado en torno a cuatro simposios centrales que pretenden reflejar, junto a la situaci¨®n actual de algunos de los senderos de la neurociencia que abri¨® Cajal, las nuevas aproximaciones m¨¢s espectaculares al estudio del cerebro. La magia del nombre de Cajal ha sido suficiente para conseguir la participaci¨®n en este congreso de una pl¨¦yade de los mejores neurobi¨®logos extranjeros.
Cajal es el cient¨ªfico m¨¢s importante que ha tenido Espa?a, y su obra, realizada ¨ªntegramente en nuestro pa¨ªs, sigue siendo motivo de asombro. Lo que represent¨® su obra fue resumido magistralmente por el psiquiatra italiano Ernesto Lugaro en una de las m¨²ltiples notas necrol¨®gicas publicadas a lo largo de 1934 y 1935, diciendo: "El caso de Santiago Ram¨®n y Cajal es ciertamente ¨²nico en la historia. En un ambiente atrasado, indolente y casi hostil, este hombre ha conseguido por la sola fuerza de su talento y de su voluntad, con su trabajo infatigable y genial, construir una obra cient¨ªfica colosal, arm¨®nica como una obra de arte, s¨®lida para desafiar los siglos..." Cajal fue, en efecto, el primer y m¨¢s grande arquitecto del cerebro, el hombre que estableci¨® la independencia de las c¨¦lulas nerviosas, su teor¨ªa neuronal, que es, la base de toda la neurolog¨ªa actual; el hombre que descubri¨® que las m¨²ltiples y extraordinariamente complejas interconexiones entre los miles de millones de c¨¦lulas nerviosas que constituyen el cerebro no se hacen al azar, sino siguiendo un orden perfectamente preestablecido. El c¨¦nit de su obra lo constituyen los dos voluminosos tornos de su Histol¨®gie du syst¨¦mo nerveux de l'homme et des vert¨¦br¨¦s, editada originalmente en Par¨ªs, en 1911, y que es considerada como la obra de un solo autor m¨¢s importante en neurobiolog¨ªa y, de hecho, la biblia de todos los, investigadores en este campo. De la permanencia de su obra da idea el n¨²mero incre¨ªblemente alto de citas que sigue recibiendo en las m¨¢s prestigiosas revistas internacionales, consecuencia de un trabajo hecho con una intuici¨®n genial, pero tambi¨¦n con un rigor estricto. "Los hechos quedan, las teor¨ªas pasan" es una frase que podemos encontrar frecuentemente en los escritos en que Cajal reflexiona sobre el quehacer cient¨ªfico.
Una an¨¦cdota ilustrativa
Quiero citar una an¨¦cdota que refleja bien a las claras la vigencia actual de la obra de Cajal. Las reediciones por el CSIC de su Histologie..., en 1952 y 1972, est¨¢n agotadas hace mucho tiempo. Ha bastado una nota inexacta aparecida en un bolet¨ªn de la Sociedad Americana de Neurociencias, informando a los socios (unos 7.000) de la reedici¨®n de esta obra, para que se haya recibido en el Instituto Cajal un aluvi¨®n de cartas. fundamentalmente de Estados Unidos, solicitando el env¨ªo de la Histologie... y de varios otros libros.
Cajal cre¨® adem¨¢s una escuela neurol¨®gica brillante y respetada en todo el mundo. Desgraciadamente, y por distintas razones, entre las que cabe asignar un peso importante a las circunstancias pol¨ªticas que atraves¨® el pa¨ªs poco tiempo despu¨¦s de su muerte" esta escuela ya no existe y los contados grupos de neurociencia que florecen actualmente en Espa?a se han gestado a partir de la formaci¨®n de sus miembros en centros extranjeros de prestigio o bien -como era de esperar- de forma autodidacta. Han existido, sin embargo, y existen, y ¨¦ste es un triste espect¨¢culo que repetidamente ha ofrecido tambi¨¦n nuestro pa¨ªs, varios seudosabios que han reivindicado para s¨ª su condici¨®n de hijos espirituales de Cajal y a los que cabr¨ªa aplicar las palabras de Am¨¦rico Castro: "Torpes andan quienes pretenden... cubrir con la prez. de un nombre ilustre (su maestro Men¨¦ndez Pidal) el nefando pecado de la felon¨ªa intelectual". Para descr¨¦dito de Espa?a, la figura de Cajal qued¨® reducida a un hecho aislado, y a¨²n hoy d¨ªa es de actualidad lo que escribi¨® Ortega en El Imparcial en 1908: "El caso Cajal... no puede significar -un orgullo para nuestro pa¨ªs: es m¨¢s bien una verg¨¹enza, porque es una casualidad". Concretamente, el Instituto Cajal, depositario del legado cient¨ªfico de nuestro sabio, dej¨®, de ser un centro de excelencia y experiment¨® -con contadas, pero honrosas excepciones- un progresivo deterioro en su actividad cient¨ªfica a partir de la guerra civil, lo que hubiera llevado -quiz¨¢ a su desaparici¨®n en esta misma d¨¦cada de no haber intervenido recientemente las autoridades cient¨ªficas espa?olas, que comprendieron que la extinci¨®n del Instituto Cajal hubiese sido una verg¨¹enza hist¨®rica y que era necesario propiciar un relanzamiento multidisciplinario de la neurobiolog¨ªa en el marco de este instituto.
Apoyo al cient¨ªfico
No s¨¦ si debemos esperar a que el destino disponga el nacimiento de otro Cajal o si alg¨²n d¨ªa se dar¨¢ el clima necesario para que podamos asistir a un florecimiento generalizado de la neurobiolog¨ªa y, en general, de la ciencia espa?ola. Al quehacer cient¨ªfico, ya de por s¨ª frustrante, pues la investigaci¨®n siempre representa una tarea in conclusa en la que, en el mejor de los casos, las cosas por hacer ion siempre muchas m¨¢s que las ya hechas, se une en Espa?a la carencia secular de un medio social que haga que el cient¨ªfico se sienta apoyado en su labor y de los cauces administrativos adecuados que le permitan una agilidad de acci¨®n y el establecimiento de las .v¨ªas de intercomunicaci¨®n indispensables. Como la Red Queen, de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, los cient¨ªficos espa?oles experimentamos a veces la sensaci¨®n de estar corriendo siempre con todas nuestras fuerzas para seguir exactamente en el mismo sitio en que est¨¢bamos. El pr¨®ximo homenaje a la memoria de Cajal es sin duda importante por la calidad de varios de los cient¨ªficos que en ¨¦l van a participar, pero hubiese sido un homenaje mucho m¨¢s importante poder ofrecer a los 50 a?os de su muerte la imagen de un pa¨ªs puntero en neurociencia.
En sus Reglas y consejos sobre investigaci¨®n cientient¨ªfica, escrito para estimular entre la juventud el inter¨¦s por la ciencia, Cajal analizaba las posibles causas del tradicional retraso intelectual de Espa?a y llegaba a la conclusi¨®n de que el enquistam¨ªento espiritual de nuestro pa¨ªs pod¨ªa ser la causa determinante m¨¢s probable. Para remediar este atraso, Cajal propon¨ªa b¨¢sicamente la aproximaci¨®n continua a los laboratorios extranjeros de prestigio junto con el arbitraje de las medidas necesarias para poder retener en Espa?a a los cient¨ªficos ya iniciados. Sorprendentemente, Cajal pon¨ªa ya el ejemplo de Jap¨®n, que hab¨ªa pasado bruscamente de una situaci¨®n medieval a alcanzar el esplendor de la civilizaci¨®n occidental gracias a los miles de j¨®venes enviados a estudiar a Europa. No es evidentemente igual la situaci¨®n ahora (la primera edici¨®n de Reglas y consejos... data de 1898), en que son una pr¨¢ctica habitual las estancias posdoctorales de dos o m¨¢s a?os en el extranjero, pero quiz¨¢ deb¨ªa insistirse a¨²n m¨¢s enesto y, sobre todo, procurar que el cient¨ªficojoven encuentre a su regreso a Espa?a los medios para ,demostrar que es capaz por s¨ª mismo de hacer investigaci¨®n, otra condici¨®n indispensable que hoy ,d¨ªa s¨®lo est¨¢ esbozada. Y al hablar de medios me refiero no s¨®lo a infraestructura y equipo, sino tambi¨¦n a poder disponer de una posici¨®n relativamente estable y razonablemente retribuida, no para toda la vida, por supuesto, sino, al contrario, con mecanismos que permitiesen prescindir f¨¢cilmente del cient¨ªfico que, alcanzada una cierta edad, no, fuese capaz de mostrar una labor creativa. De las consideraciones anteriores puede quiz¨¢ extraerse la conclusi¨®n de que no es s¨®lo la labor histol¨®gica de Cajal lo que sigue plenamente vigente. Sus ideas, para salir del estancamiento intelectual probablemente tambi¨¦n lo est¨¢n.
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