El triunfo del wagnerismo
-No cabe duda de que el wagnerismo es cosa del pasado -dice un se?or de media edad que "est¨¢ al d¨ªa".-?El wagnerismo? Carece de todo inter¨¦s -asiente un joven.
-?A qu¨¦ wagnerismo se refieren ustedes? -interviene un tercero.
-?A cu¨¢l va a ser! Al entusiasmo idol¨¢trico por la figura y la m¨²sica de Ricardo Wagner.
-?Ah! S¨ª. Eso parece que no est¨¢ al d¨ªa. Presenta el defecto de tener unos ciento y pico a?os. Si tuviera ochenta o setenta todav¨ªa ser¨ªa modern¨ªsimo.
-?C¨®mo dice usted eso?
-Mire usted. Yo nac¨ª en el a?o 11 de este siglo y para entonces en Par¨ªs ya andaban alborotando los modernos, o los que a¨²n se dice que son modernos..., algunos de los cuales han muerto ya hace a?os, con noventa. Pero yo no me refiero a la pasi¨®n por la m¨²sica de Ricardo Wagner, y menos a la ideolog¨ªa del mismo que est¨¢ condenada por todos los que entienden de ciencias morales y pol¨ªticas en el mundo democr¨¢tico. No. Yo me refiero a las ideas y a la figura del Doctor Wagner.
-En mi vida he o¨ªdo hablar de ¨¦l.
-Haga usted memoria: ?no se acuerda del f¨¢mulus de Fausto, al comienzo de la tragedia?
-La verdad es que no he le¨ªdo mucho a Goethe.
-S¨ª. Es claro. ?Hay tanto autor a la moda que leer! ?Y si es de allende los mares, mejor!
-?Pero a santo de qu¨¦ saca usted a relucir a ese personaje fant¨¢stico y de segundo orden?
-?No tan de segundo, querido amigo! ?No tan de segundo!
-Wagner, precisamente, en el acto segundo de la parte segunda de la tragedia ha pegado un salto en categor¨ªa. Mefist¨®feles lo retrata, en los versos 6642-6655. Un profesor prodigioso, un noble doktor con k, querido amigo; como todas las cosas importantes. Porque la c, ya se sabe, es una letra sin prestigio. ?Qu¨¦ pozo de ciencia! ?Qu¨¦ auditorio! ?Qu¨¦ de cursos y conferencias a su cargo! ?Va a usted a decirme que Wagner ha pasado de moda?
Este Wagner, claro es. No el otro, con sus ideas acerca de la redenci¨®n por la mujer, la totalizaci¨®n del drama y los temas del drag¨®n, la espada, etc¨¦tera.
-Veo que se va usted hacia el simbolismo literario.
-No, literario no. Ideol¨®gico. Pasemos unas p¨¢ginas. Mire usted c¨®mo se escenifica lo que ocurre en el laboratorio del mismo Doctor Wagner: "Laboratorio en el esp¨ªritu de la Edad Media, con aparatos de grandes dimensiones y fines fant¨¢sticos". ?Fines fant¨¢sticos? ?Esp¨ªritu de la Edad Media? No, de la contempor¨¢nea. Ahora es cuando de verdad cargamos la cabeza, los seminarios y los laboratorios de toda clase de datos y objetos complicados, para llegar a lo que lleg¨® Wagner, que, cuando el homunkulus est¨¢ a punto de surgir del aparato, le dice gravemente a Mefist¨®feles que "la antigua moda de engendrar la hemos reconocido como cosa de broma" (versos 6838-6839). Ah¨ª est¨¢ el quid. ?Y quiere usted sostener que el wagnerismo est¨¢ en crisis?
Hoy, en 1984, est¨¢ a la ¨²ltima moda. El homunkulus sale de la probeta, noble, puro. El alambique ha envejecido, la destilaci¨®n est¨¢ superada. Pero el homunkulus nace del tinglado cient¨ªfico y le dice al Doctor Wagner cari?osamente, porque ya nace hablando: "Nun, V?terchen! Buenos d¨ªas, papa¨ªto".
-A los antrop¨®logos, a quienes les interesan tanto las reglas del parentesco, puede resultarles de ilustraci¨®n a sus vastos y complicados sistemas saber que, si el Doctor Wagner es el "papa¨ªto" (verso 6879), Mefist¨®feles es un primo respetable (verso 6885) del reci¨¦n nacido. ?Qu¨¦ hermosura!
-No entiendo lo que quiere usted decir.
-Pues a m¨ª me parece bien claro, insisto. Que vivimos en pleno triunfo del wagnerismo: el del Doctor Wagner. Fausto no fue m¨¢s que un sabio dubitativo, con pasiones humanas. Mefist¨®feles dec¨ªa bien al hacer el, elogio ir¨®nico de Wagner: "El nombre de Fausto queda eclipsado". El mundo es de los que no dudan, de los que fabrican ni?os con probeta y de los que merced a la inform¨¢tica y a la t¨¦cnica construir¨¢n mujeres a la medida, futbolistas perfectos y estupendos premios Nobel de literatura, con las novelas prefabricadas ya debajo del brazo, al nacer. Tambi¨¦n el homunkulus naci¨® emancipado del peso de las ideas caballerescas y del papismo (Rittertum und Pf?fferei). Lo que dudo es de que disfrutara de la noche de Walpurgis, como lo hace disfrutar el viejo Goethe. Lo m¨¢s probable es que pasara el final de su vida larga en un rascacielos, rodeado de grandes cajas fuertes, protegido por aires acondicionados muy calientes en invierno y muy fr¨ªos en verano (para llevar la contraria a la naturaleza, "que no era su madre") y viendo pel¨ªculas de ciencia-ficci¨®n. Fausto muri¨®. Goethe muri¨®. Wagner (Ricardo) tambi¨¦n. Pero el Doctor Wagner vive y el homunkulus triunfa.
-?Sabe usted que casi, casi, me ha convencido!
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