Indicios de deshielo en la carrera hacia la guerra fr¨ªa
La anunciada entrevista de Ronald Reagan con Andrei Gromiko es la primera muestra de aparente deshielo en las relaciones sovi¨¦tico-norteamericanas en los ¨²ltimos cinco a?os. Aunque la impresi¨®n generalizada en Mosc¨² y en Washington es que no cabe esperar grandes resultados de la conversaci¨®n del pr¨®ximo d¨ªa 28 en la Casa Blanca, se piensa que el encuentro personal de Reagan y Gromiko puede ser el primer paso hacia una reanudaci¨®n de los contactos directos entre ambas superpotencias, hoy en d¨ªa inexistentes tras los sucesivos portazos sovi¨¦ticos en los diferentes foros en que negociaban Mosc¨² y Washington.El enfriamiento de las relaciones sovi¨¦tico-norteamericanas, y la impresi¨®n de que se entraba en una nueva guerra fr¨ªa, se remonta a 1979, cuando la URSS invadi¨® Afganist¨¢n. Casi en los mismos d¨ªas de aquel diciembre en que los sovi¨¦ticos entraban en Kabul, la OTAN aprobaba el despliegue en Europa de los 572 Pershing y misiles de crucero destinados a secar a los SS-20.
Comenzaba 1980 con acusaciones mutuas de las superpotencias, despu¨¦s de que ya el presidente James Carter hubiera roto la tradici¨®n de recibir en la Casa Blanca al ministro sovi¨¦tico de Asuntos Exteriores con motivo de la intervenci¨®n del jefe de la diplomacia de la URSS ante la Asamblea General de la ONU. La derrota de Carter y la llegada a la Casa Blanca de Reagan, que hab¨ªa prometido "enviar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica al basurero de la historia", no pudo por menos de alejar a sovi¨¦ticos y norte arriericanos. La imposici¨®n de la ley marcial en Polonia, el derribo del jumbo surcoreano y el comienzo del despliegue de los euromisiles norteamericanos en Europa fueron otros tantos hitos en la carrera de firmeza que cada parte pretend¨ªamos trar a la contraria.
Se hab¨ªan suspendido, por primera vez desde que Estados Unidos reconociera a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en 1933, las posibilidade de una cumbre sovi¨¦tico-norteamericana Reagan no quer¨ªa entrevistarse con ning¨²n m¨¢ximo representante del que consideraba "imperio del mal", y, ni el viejo Le¨®nid Breznev ni el fugaz Yuri Andropov dieron tampoco oportunidades para ello.
Con Konstant¨ªn Chernenko, el tercer n¨²mero uno sovi¨¦tico que ha visto Reagan ocupar el Kremlin, parece apuntarse una posibilidad de deshielo, despu¨¦s de que con el mismo dirigente se alcanzara uno de los peores momentos de las relaciones Este-Oeste.
La entrevista del d¨ªa 28 puede ser una muestra de que e n la confusa situaci¨®n -lucha por el poder, lo llaman algunos- que se vive en el Kremlin se est¨¢n imponiendo los moderados. La brusca desaparici¨®n del general Nikolai Ogarkov y su sustituci¨®n por Sergei Ajromeyev, seg¨²n militares occidentales un hombre menos duro y pr¨®ximo a Chernenko, ser¨ªa una muestra de este cambio hacia posiciones m¨¢s conciliadoras. Tambi¨¦n conviene recordar que, en su ¨²ltima declaraci¨®n sobre pol¨ªtica exterior, Chernenko habl¨® de reanudar las conversaciones sobre limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas sin reiterar anteriores exigencias de retirada de los euromisiles norteamericanos.
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