El toreo bien hecho de Ortega Cano

, El toreo bueno es, en una de su versiones, como lo interpretaba Ortega Cano ayer en Las Ventas Toreo bien hecho, con arreglo a c¨¢nones; toreo valiente y emotivo que prend¨ªa progresivamente en el p¨²blico, hasta llevarle al entusiasmo. Desde los trincherazos con que inici¨® la faena, hasta el alarde final, en ligaz¨®n perfecta los ayudados por alto, el natural, el de pecho hondo, toda ella tuvo una estructura dominadora en la que el toro cada vez se somet¨ªa m¨¢s a los vuelos de la muleta. Se volc¨® el matador en la estocada y sali¨® zarandeado. La fuerte impresi¨®n de los dram¨¢ticos momentos que siguieron a la cogida, impidi¨® que se desbordara la alegr¨ªa del triunfo. Pero hubo oreja. Una oreja que era parvo premio al toreo bien hecho de Ortega Cano.El toreo al natural bien toreado es como lo tore¨® ayer Ortega Cano Adelante la muleta, para tirar de toro; cargar la suerte, t¨¦cnica fundamental; embarcar en la caricia del temple; rematar all¨¢ donde demanda la ligaz¨®n; ligar. Los pases de pecho eran asimismo ligados, largos, hondos y bellos, y los engarzaba en el momento preciso que cada tanda requer¨ªa. Desgranaba las suertes con enjundia, y si cada muletazo ten¨ªa un valor torero de primer orden, el conjunto de todos ellos lo pose¨ªa tambi¨¦n.

El lance de capa, cuando se instrumenta con ortodoxia, tiene una peculiar est¨¦tica que, para muchos aficionados, supera en calidades y aromas al repertorio de muleta. Tambi¨¦n lo dibuj¨® Ortega Cano primero en la ver¨®nica cl¨¢sica despu¨¦s en unas chicuelinas de filigrana. No fue una sorpresa el toreo bien hecho de Ortega Cano, pues unas semanas antes ya lo hab¨ªa ofrecido en la vecina plaza de San Sebasti¨¢n de los Reyes. Lo cual indica que este diestro ha entrado en la fase mejor de su vida profesional, donde vocaci¨®n, valor y experiencia se a¨²nan. S¨®lo hace falta ahora que las empresas le contraten. Aqu¨ª hay torero.

Toda la corrida tuvo mucho trap¨ªo y algunos ejemplares luc¨ªan impresionantes cornamentas. Tambi¨¦n es cierto que varios de ellos mostraron una invalidez absoluta. Dos volvieron al corral por este motivo, y otros dos no, pues al presidente, que era el comisario Font, le daba por ah¨ª. En materia de reglamento taurino, el criterio del comisario Font, seg¨²n sus ex¨¦getas, consiste en no tener criterio alguno; o a lo mejor es que se juega a los chinos con los dos asesores si saca el pa?uelo verde o no. Alguien deber¨ªa vigilar qu¨¦ hacen los tres, all¨ª juntitos, en el palco, amagados tras el tapiz.

Por la cogida de Ortega Cano, Roberto Dom¨ªnguez lidi¨® tres toros y lo hizo alternando indecisiones y alivios con destellos de su depurado estilo. Jos¨¦ Luis Palomar porfi¨® con toscas maneras al tercero, y al sexto le lig¨® series de recios redondos. Palomar es de Soria, y ejerce. Ninguno de los dos diestros ten¨ªa inspiraci¨®n para el toreo bien hecho, aunque voluntad s¨ª. Y el p¨²blico se lo agradeci¨® un poco.

Al banderillero Jos¨¦ Ib¨¢?ez (hasta hace poco matador de alternativa) le agradeci¨® m¨¢s los dos valientes pares que. prendi¨® al segundo. La ovaci¨®n que le dedic¨® tanto lignificaba homenaje al pundonoroso pe¨®n como lecci¨®n moral a los dem¨¢s subalternos, pues de nuevo los banderilleros prend¨ªan los palos de uno en uno y huyendo, en tanto que la acorazada de picar abat¨ªa a misilazo limpio los lomos traseros de los toros. Obviamente, ¨¦ste no era el toreo bien hecho; era una de indios.

Fernando Rivera, en estado precario

Fernando Rivera, que sufri¨® el pasado mi¨¦rcoles una cogida muy grave en Baza (Granada), lleg¨® anoche por v¨ªa a¨¦rea a Madrid, en precarias condiciones f¨ªsicas. Estaba muy deca¨ªdo, con fiebre alta, y fue trasladado inmediatamente a la residencia sanitaria 1? de Octubre.