Serrat y los madrile?os
Leyendo la cr¨®nica de'Antonio G¨®mez (domingo 9 de septiembre) sobre el concierto multitudinario de Serrat en la plaza de toros de Las Ventas, medoli¨® (aunque no me sorprendi¨®) eso que daba en llamar "cerraz¨®n por parte de un sector del p¨²blico" ante la obra catalana del cantautor barcelon¨¦s. No me sorprendi¨®, pues, la verdad, no es la primera vez que Serrat, en sus recitales madrile?os, es objeto de incomprensi¨®n (expresada en forma de silbidos) cuando canta en uno de sus idiomas natales (recordemos sus recitales de los a?os setenta en el Parque de Atracciones); s¨ª que rrie sorprendi¨® (e indign¨®) en un festival antiOTAN, celebrado en la Casa de Campo, donde se supon¨ªa la asistencia de un p¨²blico suficientemente concienciado y enterado de esto que han dado en llamar el Estado de las autonom¨ªas, que, ante el previo recitado-traducci¨®n (para mayor comprensi¨®n del oyente) de un tema. en catal¨¢n (concretamente, Pare), se volvieron a repetir los mismos pitos de intolerancia de siempre cuando Serrat inici¨® los primeros versos de su canci¨®n.La intransigencia permanente de un sector (minoritario, gracias a Dios) ante la obra catalana de Serrat le lleva a uno a dudar y plantearse una serie (le cosas, y m¨¢s en el caso de un cantautor como Serrat, que a lo largo de su trayectoria personal ha apostado siempre por la destrucci¨®n de esa serie de prejuicios irredentos, barreras de incomprensi¨®n que se han levantado efi-torno al eje Madrid-Barcelo?a. Madrid, para Serrat, ha sido y es uno de los lugares del mundo donde mejor se le ha tratado (recitales del Carlos III, Lope de Vega, Alcal¨¢ Palace, Palacio de Deportes, etc¨¦tera), y as¨ª siempre ¨¦l lo ha declarado en todas partes, e incidentes aislados como el de la plaza de Las Ventas no es cuesti¨®n tampoco de magnificarlos, pero no dejan de ser sintom¨¢ticos de un cierto clima anticatal¨¢n (en este caso) latente en una minor¨ªa de la poblaci¨®n, y que uno, ingenuamente, cre¨ªa ya superado y achacable a la era franquista.
Estoy con A?na Moll: que hasta que el ciudadano de Burgos, Huelva o Alicante no siente (y comparta) al catal¨¢n, euskera y gallego como parte integrante de su patrimonio cultural al igual que la Giralda de Sevilla, Las Meninas o las cuevas de Altamira, no conseguiremos levantar jesta gran casa llamada (por ahora) Espa?a. Por parte de Serrat ser¨ªa un detalle sociol¨®gico dejar constancia de aquellos significativos -silbidos (que ¨¦l sabiamente supo acallar) en ese disco en direc to que se empez¨® a grabar en aquella maravillosa noche de verano madrile?a-
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