Pol¨ªtica cient¨ªfica-pol¨ªtica de empleo
El Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) est¨¢ actualmente inmerso en la programaci¨®n de su actividad cient¨ªfica para el pr¨®ximo trienio. Se trata de una compleja tarea que ha pasado y por un per¨ªodo de definici¨®n de su marco general y normativa, y est¨¢ actualmente en la fase de elaboraci¨®n por los investigadores de la instituci¨®n, de los diferentes proyectos sobre los que va a reposar la programaci¨®n. Con el oto?o se entrar¨¢ en un per¨ªodo de evaluaci¨®n cr¨ªtica de los planes de trabajo, que culminar¨¢ con la selecci¨®n de los mejores y el consiguiente compromiso de, financiaci¨®n. Finalmente, la programaci¨®n se desarrollar¨¢ en su fase ejecutiva a lo largo del trienio 1985-1987, en el que los investigadores del Consejo tendr¨¢n que hacer frente a los compromisos contra¨ªdos en sus proyectos de investigaci¨®n.La programaci¨®n del Consejo es un proceso interactivo encaminado al desarrollo de las diferentes disciplinas cient¨ªficas que abarca la instituci¨®n, tratando al mismo tiempo de servir a una doble demanda social, que se expresa en t¨¦rminos de desarrollo gen¨¦rico, cuantitativo, de la investigaci¨®n cient¨ªfica, as¨ª como en forma de contribuciones a la soluci¨®n de determinados problemas concretos de car¨¢cter prioritario.
Pol¨ªtica de personal
Por primera vez en sus 40 a?os de historia, el CSIC parece estar en condiciones de afrontar coherentemente su posici¨®n en el sistema estatal de investigaci¨®n, asumiendo la financiaci¨®n -siquiera parcial- de su actividad cient¨ªfica, previamente pactada con sus investigadores, as¨ª como con otros sectores de la Administraci¨®n y sociedad interesados.
Adem¨¢s, por primera vez tambi¨¦n en la historia de la instituci¨®n, la mayor¨ªa de sus investigadores disponen de un equipamiento moderno, adecuado y suficiente cuando no holgado para la ejecuci¨®n de sus planes de trabajo. Sin embargo, todo este panorama tan halag¨¹e?o tiene su tal¨®n de Aquiles en la inadecuaci¨®n, por no decir inexistencia, de una pol¨ªtica de personal, que permite formar y reclutar personal, formado hacia las ¨¢ireas de actividad cient¨ªfica m¨¢s din¨¢micas o aquellas otras que por su inter¨¦s y falta de desarrollo se considera necesario activar.
Por una parte, nos encontramos con una plantilla de investigadlores de carrera, cuya pr¨¢ctica congelaci¨®n desde hace 10 a?os, ha impedido la recuperaci¨®n de un gran contingente de ¨ªnvestigadores formados en la instituci¨®n y en su mayor parte con una experiencia posdoctoral en el extranjero. La inagnitud del problema se pone de manifiesto con los 120 aspirantes registrados en el concurso-oposici¨®n para cubrir ocho plazas de colaborador cient¨ªfico en el ¨¢rea de Biolog¨ªa y Biomedicina del CSIC. Ciertamente, la universidad ha sido m¨¢s generosa a la hora de captar recursos humanos, tanto, por la v¨ªa corporativa de la idoneidad como mediante la v¨ªa contractual.
Por otro lado, la actual pol¨ªtica de becas, especialmente en lo referente a los topes de edad y m¨ªnimos de puntuaci¨®n acad¨¦mica, est¨¢ dificultando enormemente el reclutamiento de personal en formaci¨®n o formado, en los centros del Consejo (la mayor¨ªa) que no est¨¢n directamente relacionado con la docencia universitaria. Y esto es as¨ª, porque los departamentos universitarios, se cuidan mucho de reclutar a los mejores expedientes en los ¨²ltimos a?os de carrera, de forma que son muy pocos los candidatos cualificados que llegan al CSIC. As¨ª lo demuestra la barrida de la universidad en la ¨²ltima convocatoria de becas de investigaci¨®n. La cosa se complica m¨¢s a¨²n para el Consejo por la supresi¨®n de su propia convocatoria de becas. Un loable intento de clarificar el panorama de becas de investigaci¨®n, que ha reportado un flaco servicio a la instituci¨®n por las razones apuntadas.
Becas-contrato
Para solucionar esta situaci¨®n desventajosa y poder disponer del personal en formaci¨®n necesario para los objetivos de la programaci¨®n, parece imprescindible el establecimiento de un sistema de contrataci¨®n con cargo a los propios proyectos de investigaci¨®n; siempre, claro est¨¢, que dispusieran de financiaci¨®n suficiente. Lo cual remite, en ¨²ltima instancia, a los cr¨ªterios de la comisi¨®n evaluadora, que debe dar v¨ªa libre y recursos financieros a aquellos proyectos que satisfagan determinadas cotas de calidad, viabilidad, originalidad y oportunidad. Se trata, en definitiva, del sistema vigente en la mayor¨ªa de los pa¨ªses cient¨ªficamente desarrollados, en los que hace tiempo que se asumi¨® que la financiaci¨®n de los proyectos no se agota con el equipo o fungible, debiendo incluir necesariamente fondos para remunerar al personal.
Dos parecen ser los obst¨¢culos para la adopci¨®n de este sistema por el Consejo. Ante todo, existe una prevenci¨®n -sustentada por cierta picaresca tradicional en la Administraci¨®n P¨²blica espa?ola- ante una posible invasi¨®n de personal contratado sin los debidos requerimientos de calidad y adecuaci¨®n. Por otra parte, existe una hipersensibilidad manifiesta ante la sola invocaci¨®n de la palabra contrato por parte de las autoridades del Consejo, que parece reflejar el rechazo de la funci¨®n p¨²blica ante todo lo que suene a compromisos contractuales y cargas de la Seguridad Social. No entro en esta segunda objeci¨®n, por caer en parte dentro de la necesaria reforma de la Administraci¨®n y de Heno en la definici¨®n de una pol¨ªtica de empleo, actualmente en la mesa de la concertaci¨®n econ¨®mico-social.
Por lo que respecta a la primera objeci¨®n -aquella que pretende defender a la instituci¨®n de una invasi¨®n incontrolada de mediocridades-, es f¨¢cil dise?ar unos mecanismos que garanticen la primac¨ªa de los criterios de independencia, objetividad y calidad a la hora de la selecci¨®n de aspirantes. Bastar¨ªa con un concurso p¨²blico descentralizado, como el que se Iba puesto en marcha este a?o para la contrataci¨®n de profesores ayudantes y titulares en los departamentos universitarios: publicidad de la convocatoria, con especificaci¨®n de su destino y requerimientos, y selecci¨®n de candidatos por una comisi¨®n de admisi¨®n nombrada por la junta del instituto o centro receptor.
Esta convocatoria podr¨ªa ser realizada conjuntamente para todas las becas-contrato adjudicadas a los diferentes proyectos de un mismo instituto o centro, o para el conjunto del CSIC. Lo importante es que estas becas, contratos o becas-contrato, est¨¢n adjudicadas desde un principio a proyectos concretos y que en la selecci¨®n de aspirantes se tenga en cuenta los criterios del jefe del proyecto. Los criterios m¨¢s generales del CSIC o la Admin¨ªstraci¨®n podr¨ªan ser defendidos por un representante nombrado por la Secretar¨ªa General del CSIC.
Este tipo de contrataci¨®n temporal mediante concurso, con su doble filtro de selecci¨®n a los proyectos y las personas, es una alternativa mucho m¨¢s din¨¢mica y eficaz que el actual sisternd de becas, en el que el CSIC est¨¢ discriminado por las razones apuntadas al comienzo de este escrito.
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