Arturo Campi¨®n, ilustre pol¨ªgrafo navarro
Pamplona va a ser la sede del X Congreso de la Real Academia de la Lengua Vasca -Euskaltzaindia-, que a partir del pr¨®ximo d¨ªa 25 de septiembre y hasta el 29 estudiar¨¢ las orientaciones b¨¢sicas sobre la gram¨¢tica de la lengu a vasca. Los trabajos han supuesto tres a?os de dedicaci¨®n intensa por parte de una comisi¨®n de especialistas en la materia, cuyos resultados se dar¨¢n a conocer en sesiones acad¨¦micas organizadas; para conmemorar el centenario de la Gram¨¢tica de. los cuatro dialectos literarios de la lengua ¨¦uskara, obra del ilustre pol¨ªgrafo navarro Arturo Campi¨®n (1854-J937).No es la hora de los elogios, sino de las reparaciones. El calificativo de pol¨ªgrafo aplicado a una; de las figuras m¨¢s relevantes de la Cultura navarra en los ¨²ltimos tiempos no es aqu¨ª convencional. Significa el reconocimiento de la labor excepcional de un hombre arteramente relegado al ostracismo por esp¨ªritus mediocres que propiciaron hist¨®ricos confinamientos en el exilio o fueron cavando profundas tumbas de olvido en el camino. El prestigio de Arturo Campi¨®n hab¨ªa traspasado en vida las fronteras provincianas de su patria chica, granje¨¢ndose el reconocimiento p¨²blico de intelectuales como la condesa de Pardo Baz¨¢n, quien no se recataba en. asignarle el calificativo rotundo de "verdadero pol¨ªgrafo" ya en 1893.
No sabe uno qu¨¦ admirar m¨¢s en la labor de este gigante marginado, si la cuantiosa producci¨®n literaria o la polifac¨¦tica diversificaci¨®n de los campos que abarca. Licenciado en Derecho, asumi¨® la defensa de los Fueros sin devaneos ni concesiones. Investigador rigurosamente fiel a las fuentes, buce¨® como nadie en el rico fondo documental del Archivo de Navarra, hasta el punto de que ning¨²n historiador o cr¨ªtico que se precie de serio puede prescindir en estudios relativos al viejo reino de obras como Navarra en su vida hist¨®rica o El genio de Navarra. Su labor en este campo le vali¨® el nombramiento de acad¨¦mico correspondiente de la Historia e igual distinci¨®n de la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas.
Como publicista, la calidad literaria de sus escritos es excelente. La deliciosa ambientaci¨®n de La Bella Easo o la justa filigrana naturalista de Blancos y negros, as¨ª como la fuerza dram¨¢tica de Don Garc¨ªa de Almorabid no desmerecen de las mejores novelas castellanas de su tiempo.
Hay gestos en su vida que dan la medida de su capacidad de trabajo. Habiendo recurrido, en cierta ocasi¨®n, a una obra de Schrader que no estaba traducida al castellano ni al franc¨¦s, idiomas que ¨¦l dominaba en ese momento, se propuso completar sus conocimientos del alem¨¢n y tradujo el libro al castellano. Son numerosas las obras de Rabelais, Vinson, Duvoisin, Bonaparte, Chaho, d'Abbadie y otros autores, que tradujo del franc¨¦s. Al mismo tiempo, varios de sus relatos cortos fueron traducidos al alem¨¢n y publicados en Berl¨ªn por uno de los diarios de m¨¢s difusi¨®n.
La intensa actividad cultural no le impidi¨® dedicarse a la pol¨ªtica. Fue diputado en Cortes por Navarra, senador por Vizcaya y concejal del Ayuntamiento de Pamplona, actuando en todo momento como palad¨ªn de la causa vasca. El vasquismo en ese momento era nost¨¢lgico y se cifraba en la exaltaci¨®n de los valores de los hijos de Aitor. Campi¨®n rompe con la m¨ªstica de las endechas est¨¦riles y adopta una actitud m¨¢s comprometida, que lo inserta en el primer plano de la vida cultura y pol¨ªtica del pa¨ªs. La lengua como soporte de la cultura y los Fueros como afirmaci¨®n de la personalidad institucional del pueblo fueron las premisas a las que nunca renunci¨® en su vida p¨²blica. El resultado de este compromiso fue su desbordante producci¨®n period¨ªstica y las aceradas cartas pol¨¦micas. "La literatura es tambi¨¦n campo de batalla", lleg¨® a decir, "y yo no aspiro a otro calificativo que el de buen soldado en la noble causa de Dios y Fueros".
Euskaltzaindia rinde homenaje en el pr¨®cer, navarro a uno de sus cuatro acad¨¦micos fundadores, quien a su vez era correspondiente de la Real Academia Espa?ola.
El oto?o en la obra de los hombres, lo mismo que en la naturaleza, tiene una lectura de hojas secas que mueren por m¨¢s que canten los poetas, y otra menos espectacular, de semilla fecunda que inverna para renacer en una primavera cualquiera. Aunque el invierno sea riguroso y larga la espera.
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