P¨²blico multitudinario para eI recital de Antonio Baciero
El inter¨¦s por la m¨²sica pret¨¦rita constituye, desde hace a?os, uno de los fen¨®menos que definen el gusto de nuestro tiempo. No es ex tra?o, entonces, que ante la con vocatoria de Antonio Baciero, como int¨¦rprete de obras para tecla del siglo XVI espa?ol, las limitadas posibilidades del Musco Arqueol¨®gico se vieran rebasadas en una nueva jornada del Festival de Oto?o que promueve la Comunidad Aut¨®noma de Madrid.Hubo, adem¨¢s, en este concierto confusi¨®n sobre el lugar donde deb¨ªan adquirirse las entradas. As¨ª, unos centenares de asistentes, que esperaban encontrarlas en el mismo museo (como en principio se hab¨ªa anunciado), se encontraron sin ellas. Con mucha raz¨®n, quisieron entrar y entraron despu¨¦s de las naturales voces de protesta.
Toc¨® Antonio Baciero muy bien en el precioso ¨®rgano realejo, del Museo Arqueol¨®gico, obra de Pedro Echevarr¨ªa.
En estos programas, al fin y a la postre, la m¨²sica de Antonio de Cabez¨®n se aIza por encima de todas las dem¨¢s. Lo que no es sorpresa. Ya en 1853, el music¨®logo tedesco Siegfried Dehen, profundo estudioso de Bach, Lassus o Buxtehude, escribe a Franz Liszt: "M¨¢s que los contrapuntistas italianos me interesan algunos espa?oles del XVI, y sobre todo Cabez¨®n, quien m¨¢s por sus obras que por su extravagante nombre hace temblar mi encanecida cabeza. El descubrimiento de su obra le hizo adquirir un punto de vista completamente nuevo acerca de la m¨²sica instrumental y de la m¨²sica figurada en general".
Antonio Baciero, despu¨¦s de un largo trabajo que supone una casi total dedicaci¨®n, prolonga la l¨ªnea de los grandes estudiosos cabezonianos: Pedrell, Angl¨¦s, Ota?o, Kastner. Desde su limpio estilo de int¨¦rprete, grave, comunicativo y sin amaneramiento museal, Baciero nos da la imagen viva de una m¨²sica cuya grandeza puede medirse desde su perdurabilidad.
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