El ¨¢rbol de los escudos
Un f¨®sil viviente de 150 millones de a?os
En el oto?o que ahora comienza llaman la atenci¨®n los brillantes coloridos de algunos ¨¢rboles: ¨¢lamos, hayas y arces son s¨®lo unos pocos ejemplos. Uno menos conocido, pero de gran majestuosidad, es el ¨¢rbol de los cuarenta escudos, al que tambi¨¦n se conoce por su nombre cient¨ªfico: Ginkgo biloba. La primera palabra es onomatop¨¦yica de su nombre chino, y la segunda recuerda la forma de sus curiosas hojas, con dos l¨®bulos y unas arrugas que las hacen aparecer como curiosos abanicos. Estas hojas adoptan un color invernal de tonos amarillos y dorados que lo convierten en un ¨¢rbol muy codiciado para dar viveza de colorido a jardines excesivamente verdes.La verdad es que resulta ser una planta con mucha historia, ya que se estima la antig¨¹edad de esta especie en 150 millones de a?os, es decir, cuando todav¨ªa hab¨ªa dinosaurios sobre la Tierra y antes de que el hombre como tal apareciera sobre ella.
Ser una planta con ese ascendente supone que ha logrado adaptarse bien y superar ampliamente a sus enemigos. No sufre ataques de par¨¢sitos y se adapta bien a climas continentales, de inviernos rigurosos y veranos c¨¢lidos. Aunque agradece un suelo rico en el que desarrollarse, y preferiblemente algo ¨¢cido, es capaz de adaptarse bien a suelos m¨¢s bien pobres; durante su primer desarrollo prefiere que el suelo est¨¦ fresco y bien regado, sobre todo en ¨¦pocas de calor, pero una vez que ha alcanzado cierto tama?o las ra¨ªces habr¨¢n profundizado lo suficiente para buscar el agua por su cuenta si el suelo es profundo y algo suelto.
Como alg¨²n inconveniente hab¨ªa de tener, m¨¢s vale que lo indiquemos ya: se trata de un ¨¢rbol longevo y, como suele suceder con este tipo de ¨¢rboles, de crecimiento bastante lento. Si uno espera vivir bastantes a?os y tiene la paciencia necesaria, podr¨¢ llegar a verlo convertido en un ejemplar majestuoso, de hasta quince o veinte metros de altura, con sus ramas esquem¨¢ticias y sus hojas ondulantes de coIor verde claro en plena vegetaci¨®n.
Necesita espacio para que pueda desarrollarse y una orientaci¨®n a pleno sol o en semisombra.
Como compensaci¨®n no le hace falta poda alguna y se le puede dejar que crezca libremente en una ladera o sobre una zona de pradera. Sin llegar a ser un ¨¢rbol sagrado, los chinos lo respetan mucho. Lo que no cabe duda es que es un ¨¢rbol sugerente, tanto por su aspecto jardinero como por su mitolog¨ªa. Basta recordar las pa?bras que Darwin, el padre de la teor¨ªa de la evoluci¨®n, le dedic¨® cuando supo de su existencia: "Es un f¨®sil viviente".
BOT?NICO DE VALENCIA
El descubrimiento del ginkgo fue debido a Engelbrecht Kaempfer, (1651-1716), m¨¦dico y bot¨¢nico alem¨¢n. Una vez conocido se llevaron ejemplares a los bot¨¢nicos de Londres, Utrecht y Viena, y desde ah¨ª su uso se generaliz¨® en la jardiner¨ªa de todo el mundo. En Espa?a existen ejemplares muy notables en el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Valencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.