Las tribulaciones del espionaje brit¨¢nico
El legendario MI-5, puesto en entredicho, una vez mas, por el caso del sovi¨¦tico Bitov
El fracaso de la Operaci¨®n Bitov, el periodista sovi¨¦tico que primero desert¨® de la URSS y despu¨¦s regres¨® a Mosc¨² acusando al MI-5 de haberle secuestrado y torturado, ha vuelto a poner en la picota al servicio (le contraespionaje brit¨¢nico. Nadie cree que las acusaciones de Oleg Bitov sean ciertas -incluso la prensa sovi¨¦tica no les ha concedido demasiado relieve- pero muchos estiman que el MI-5 ha quedado en rid¨ªculo.
El servicio de contraespionaje, sacudido por las recientes historias de los agentes dobles Michael Bettaney y Geoffrey Prime, necesitaba un buen golpe de propalganda y el periodista sovi¨¦tico Olelg Bitov se lo proporcion¨®. Sin embargo, los propios agentes encargados de proteger al disidente se Jieron cuenta muy pronto de su poca consistencia y advirtieron que deb¨ªa continuar la vigilancia para impedir que le contactaran funcionarios de la embajada de la URSS, y le convencieran de que regresara a su pa¨ªs, con su esposa y con su hija. Las recomendaciones de los agentes fueron ignoradas, la vigilancia se suprimi¨® y poco tiempo despu¨¦s Bitov desapareci¨® hasta su espectacular vuelta al escenario en Mosc¨². El golpe de propaganda se hab¨ªa vuelto contra. Gran Breta?a y, lo que es peor, alguno de sus agentes hab¨ªan sido identificados p¨²blicamente. El caso de Bitov no es nuevo en la historia del contraespionaje brit¨¢nico. Ya en 1948 hubo un fallo parecido. El coronel. J. D. Tasoev, agente de la KGB sovi¨¦tica destinado en la Rep¨²blica Federal de Alemania, fue transportado a Inglaterra y presentado come un importante desertor. A los pocos d¨ªas, Tasoev reclam¨® pononerse en contacto con su embajada en Londres. La consternaci¨®n t¨²e tan grande que el coronel ruso fue reclu¨ªdo en una celda de ur a estaci¨®n de polic¨ªa mientras se decid¨ªa qu¨¦ hacer. Finalmente imper¨® el buen sentido y Tasoev regres¨® a la URSS, donde dio una conlbrencia de prensa con acus-aciones muy parecidas a las de Bitov.
Los golpes del MI-5
Uno de los principales problemas del MI-5 es c¨®mo mejorar su imagen p¨²blica, despu¨¦s di,- haber sufrido tantos golpes. El primero lleg¨® en los a?os cincuenta, cuando tuvo que admitir que elservicio de contraespionaje padec¨ªa una de las infiltraciones m¨¢s espectaculares de la historia de los servicios de inteligencia. Varios prominentes miembros del MI-5, procedentes de familias selectas y de las universidades de Oxford y de Cambridge, espiaban para la URSS. Los dobles agentes Donald MacLean y Guy Burgess pudieron ser identificados pero lograron huir antes de ser. detenidos. Un tercer topo, el legendario Kim Philby, pudo incluso quedarse en Gran Breta?a algunos a?os m¨¢s porque fue imposible lograr las pruebas suficientes como para llerarlo ante un tribunal. Alg¨²n tiempo despu¨¦s, Philby huy¨® a Turqu¨ªa de all¨ª a la URSS.
El ¨²ltimo episodio de aquel esc¨¢ndalo fue el de sir Anthony Blunt, cr¨ªtico de pintura, asesor de a reina, que colabor¨® en los a?os cincuenta con la URSS. A cambio le su confesi¨®n, el MI-5 renunci¨® a presentar cargos contra ¨¦l y su historia permaneci¨® en secreto hasta 1981, cuando un diputado plante¨® en la C¨¢mara de los Comunes la existencia del cuarto hombre, y la primera ministra, Margaret Thatcher, acept¨® revelar su identidad. Blunt pas¨¦ los dos ¨²ltimos a?os de su vida aislado y asediado por peri¨®dicos que le tachaban continuamente de traidor. Cuando todo parec¨ªa calmado, volvi¨® a surgir con fuerza la teor¨ªa de que existi¨® otro topo, un quinto jinete, situado en niveles tan altos que pudo advertir a tiempo a MacLean, Burgess e, incluso a Philby. Este mismo a?o un antiguo responsable del MI-5, Peter Wright, asegur¨® que el quinto hombre hab¨ªa sido nada menos que el propio director general del servicio de contraespionaje, sir Roger Hollis, que ocup¨® el cargo entre 1956 y 1965. Wright investig¨® la posible existencia de un super topo durante muchos a?os y lleg¨® a la conclusi¨®n, "con el 99% de certeza", de que se trataba de H¨®llis. El acusado, que falleci¨® en 1973. hab¨ªa sido investigado oficialmente en dos ocasiones, seg¨²n reconoci¨® Thatcher, pero no existieron pruebas ,suficientes contra ¨¦l.
El misterio del quinto hombre permanecer¨¢ probablemente sin resolver-, reconocer que el jefe supremo del MI-5 fue un esp¨ªa de la URSS ser¨ªa contraproducente, afirman expertos en el servicio de inteligencia, porque una de las principales caracter¨ªsticas del MI5 es su completa independencia del Gobierno y de los pol¨ªticos. El servicio de contraespionaje no dar¨¢ nunca pie a que esta tradici¨®n se modifique. De hecho, el MI-5 tiene vinculaci¨®n org¨¢nica con el ministro del Interior y con la primera ministra, pero no est¨¢ obligado a proporcionar m¨¢s datos que los que considera estrictamente necesarios.
En los dos ¨²ltimos aflosi el MI-5 ha proporcionado evidencias suficientes al Gobierno como para proceder a la expulsi¨®n de diez diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos y de la Euro-
pa del Este, acusados de "actividades incompatibles con su cargo", eufemismo para denunciar a los esp¨ªas-diplom¨¢ticos del otro bloque. Pero este peque?o triunfo se vio ensombrecido por la historia de Michael Bettaney, un funcionario del servicio de contraespionaje que se ofreci¨® el a?o pasado a la embajada de la URSS para proporcionarle toda la informaci¨®n a su alcance.M¨¢s preocupante a¨²n fue el caso de GeofIrey Prime, que no era agente del MI-5, sino del Centro de Comunicaciones, pero que hab¨ªa recibido el visto bueno del servicio de contraespionaje. Las filtraciones de Prime causaron "un da?o incalculable a la seguridad brit¨¢nica y norteamericana", seg¨²n palabras del juez que le conden¨® a 35 a?os de c¨¢rcel.
La responsabilidad del MI-5 existi¨® porque es el servicio encargado de investigar los antecedentes y caracter¨ªsticas tanto de sus propios agentes como los de otros servicios de inteligencia. El problema, explican los expertos, es que el MI-5 contaba entre 1945 y 1972 con un staff de s¨®lo 30 personas, mientras que ahora son 2.000.
Adem¨¢s hay que tener en- cuenta que para seleccionar al personal de los servicios de inteligencia se valora sobre todo su capacidad para mantener la boca cerrada.
Quiere decirse que se prefiere normalmente a personas solteras e, incluso, a caracteres que podr¨ªan ser calificados de originales.
Controlar a los brit¨¢nicos
El aumento espectacular experimentado por el personal del MI-5 no se debe a un incremento parecido en la red de espionaje sovi¨¦tica en el Reino Unido sino a una tarea mucho menos lucida y popular. El servicio de contraespionaje se dedica ahora,fundamentalmente, a controlar a los propios ciudadanos brit¨¢nicos. M¨¢s de medio mill¨®n de personas figuran en sus archivos computerizados y no porque tengan contactos o relaciones con la Europa del Este, sino por sus pretendendidas tendencias subversivas, pacifistas o extremistas.
En la sede oficial del servicio de contraespionaje, un austero edificio de seis plantas en Curzon Street, en el barrio de Mayfair, el departamento encargado de perseguir a los agentes que trabajan para la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la llamada secci¨®n K, ha cedido espacio al departamento encargado de la subversi¨®n, la secci¨®n F. All¨ª, dirigidos por un joven y ambicioso funcionario cuya identidad no puede ser revelada pero que se distingui¨® en la huelga de los mineros de 1972 proporcionando informaci¨®n sobre los debates internos del sindicato, m¨¢s de 1.000 personas procesan informaci¨®n sobre diputados, jueces, miembros del Partido Comunista, extremistas de izquierda y de derecha, periodistas, funcionarios, profesores y terroristas irlandeses. Su trabajo es tan secreto como el de la secci¨®n K, pero mucho menos popular. Los brit¨¢nicos se alegran cada vez que un esp¨ªa sovi¨¦tico es identificado y detenido, pero tienen resquemores sobre las oscuras investigaciones que afectan a todos los estamentos de su propia sociedad. M¨¢s, aun cuando el control, como queda dicho, es pr¨¢cticamente nulo.
Lograr mantener la independencia y disipar los temores de la opini¨®n p¨²blica es desde hace algunos a?os una de las tareas prioritarias del MI-5. Para lograrlo, nada mejor que algunas buenas y espectaculares operaciones exteriores.
La de Bitov pudo haberles proporcionado unos meses de respiro. Desafortunadamente, el personaje elegido no era el m¨¢s indicado.
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