Al f¨²tbol
Hoy SE reanuda con plena normalidad (dejando entre par¨¦ntesis la bufa jornada disputada por juveniles y sol dados) el campeonato de la Liga, tras las dos semanas de interrupci¨®n forzosa producida por la huelga de la Asociaci¨®n de Futbolistas Espa?oles (AFE), respaldada por la abrumadora mayor¨ªa de los jugadores de las tres categor¨ªas superiores. Las negociaciones entre los representantes de la Liga de F¨²tbol Profesional, que agrupa a los clubes, y del sindicato de jugadores, unidos tras una amplia plataforma reivindicativa, concluyeron con unos principios m¨ªnimos de acuerdo. M¨¢s all¨¢ de ¨¦stos, que han mostrado la buena voluntad de la AFE para aceptar compromisos razonables, est¨¢ la evidencia de la necesidad de un cambio profundo, capaz de establecer sobre nuevas bases la organizaci¨®n del f¨²tbol espa?ol. El equilibrio de fuerzas surgido, a ra¨ªz de la huelga, entre la Liga Profesional y la AFE, deber¨ªa servir de punto de partida para un proceso de negociaci¨®n y di¨¢logo que permitiese a los dos interlocutores b¨¢sicos del mundo futbol¨ªstico acercar posiciones y plantear soluciones. No conviene, sin embargo, pecar de excesivo optimismo. Aunque los futbolistas parecen haber consolidado su sindicato, mucho m¨¢s oscuras son las perspectivas que aguardan al ¨®rgano directivo de los clubes, te¨®ricamente independiente de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol pero demasiado pr¨®ximo en la pr¨¢ctica a su viejo padrino. Las pr¨®ximas elecciones federativas y la inmimente salida de la presidencia de Pablo Porta, el hombre que m¨¢s ha contribuido durante los ¨²ltimos a?os a enconar las relaciones con los futbolistas y su sindicato, servir¨¢n para mostrar si los dirigentes del f¨²tbol profesional est¨¢n dispuestos de verdad a aceptar el reto de la nueva estructuraci¨®n que demanda el f¨²tbol. Porque esa transformaci¨®n es una condici¨®n previa para la urgente reconversi¨®n econ¨®mica orientada a evitar la quiebra general del f¨²tbol profesional, provocada por los mismos dirigentes que demandan ahora sustanciosas ayudas financieras.
Los futbolistas, pues, no han secundado el paro durante dos domingos s¨®lo para conseguir los puntos m¨ªnimos de su plataforma reivindicativa. Parece casi una broma que, a estas alturas, se puedan seguir discutiendo cuestiones como las limitaciones de edad para practicar el f¨²tbol, la abolici¨®n de una carta de libertad propia de una econom¨ªa esclavista o la necesidad de f¨®rmulas para garantizar el pago de las deudas de los clubes con los futbolistas no millonarios. Que AFE, en su b¨²squeda de una salida al conflicto, se haya conformado con la satisfacci¨®n de unas reivindicaciones que se caen de su propio peso indica ¨²nicamente su constructivo prop¨®sito de acuerdo, pero ese hecho no debe ser interpretado como el final del camino. Por lo dem¨¢s, la Admimistraci¨®n tiene tambi¨¦n el deber de responder a las peticiones de los futbolistas en materias tales como el mejoramiento de la llamada ordenanza laboral, y la inclusi¨®n de los jugadores en el r¨¦gimen general de la Seguridad Social. No parece, en cambio, que las exigencias en materia fiscal de esos profesionales sean atendibles sin suscitar agravios comparativos de los restantes ciudadanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.