Novillos enteros y verdaderos en Las Ventas

JOAQU?N VIDALAs¨ª de enteros y verdaderos, como ayer, quiere la afici¨®n que sean los novillos, con su casta tambi¨¦n, y lo pas¨® de primera en Las Ventas. Los novilleros quiz¨¢ lo pasaron de segunda, pero deben entender que la profesi¨®n torera es un accidentado camino donde s¨®lo pueden llegar a la meta los m¨¢s valientes, los m¨¢s tenaces, los m¨¢s preparados. O sea, como en la Olimpiada. Hubo interesante lidia -a veces mala lidia-, que la afici¨®n dirig¨ªa desde el tendido con sabios tecnicismos, enutidos a grandes voces. La afici¨®n es el Coss¨ªo parlante, y si no lo emite, se traumatiza. Ten¨ªa a los turistas asombrados de tanta ciencia y los hac¨ªa consultar diccionanos, in¨²tilmente. "Dale tablas", "t¨®male en corto", "quita el pico", "baja la mano", no ven¨ªan.

A los consejos,de la afici¨®n se un¨ªan entre barreras los de Manolo Amador, "el gitano de los ojos verdes", diestro albacetense retirado, cuyo sobrino es Manuel de Paz, que encabezaba la terna. Manuel de Paz, un torero con personalidad, dio los mejores pases cuando estaba lejos de su t¨ªo, y embarcaba con arte al manso querencioso que sali¨® en primer lugar. En el cuarto, bronco y descompuesto por la mala lidia, cumpli¨® estrictamente la norma de los diestros de su raza, para tales broncas: s¨¢lvese quien pueda.

Otro toreo de dinast¨ªa, El Boni, instrument¨® buen toreo de capa y de muleta, y estuvo siempre por encima de las dificultades inherentes al genio de sus novillos. Si se le colaban, rectificaba lo que hubiera que rectificar, y recompon¨ªa la suerte tan enterizo y relajado, lo que subraya su casta de torero ¨ªntegro. Entre los pases que dio, un ayudado rodilla en tierra al quinto, otros a dos manos, tuvieron la enjundia del toreo de escuela bien aprendido. La c¨¢tedra docta le espera en m¨¢s propicia ocasi¨®n.

Menos puesto pareci¨® el peruano Torres Palacios, si bien bajaba la mano en los redondos -¨²nica modalidad de muleta que ensay¨®, por cierto- y es ¨¢gil para sortear las embestidas malas, o las buenas que hac¨ªa malas por sus propios errores, seguramente fruto de la inexperiencia.

Fue un interesante festejo en el que los novillos lucieron bella estampa. Hubo dos hermosos berrendos y un soberbio c¨¢rdeno nevado lucero bragao, reunido, enmorrillado, breve de pezu?a y guapo de cara. Si vaca, uno no respond¨ªa. Y adem¨¢s no se cay¨® ninguno, lo cual es suceso inesperado, del que se debe dejar constancia en el libro reclamaciones.