Presente y perspectivas
El recrudecimiento del debate en Espa?a en torno a la relaci¨®n con la Alianza parece centrarse hoy en dos dimensiones: la primera es la anulaci¨®n del compromiso de celebraci¨®n del refer¨¦ndum; la segunda es m¨¢s significativa y se refiere a la definici¨®n de la participaci¨®n espa?ola en a ella, incluida su organizaci¨®n militar.En contra del refer¨¦ndum se han esgrimido esencialmente posturas ideol¨®gicas, ya que los analistas espa?oles no han destacado demasiado sus funciones objetivas. Con todo, hay tres factores a considerar: a) el Gobierno podr¨ªa no estar en condiciones de arrastrar hacia una postura favorable a la permanencia en la Alianza a una gran masa de la poblaci¨®n; b) dicha posibilidad disminuir¨ªa si la oposici¨®n de derechas se abstuviera o votara en contra; c) la campa?a previa al refer¨¦ndum agitar¨ªa a la sociedad espa?ola, hoy un tanto desorientada. Las cr¨ªticas que en muchos medios de comunicaci¨®n suscit¨® la pol¨ªtica del Gobierno avanzan ahora sus peones hacia una jugada m¨¢s ambiciosa. Los ataques contra el ministro de Asuntos Exteriores no son indisociables de esta perspectiva.
Hechos
Para numerosos analistas espa?oles, sobre todo del sector civil, no existen hoy posibilidades serias de estallido de un conflicto Este-Oeste. En su opini¨®n, la disuasi¨®n sigue funcionando con eficacia, a pesar de que su gesti¨®n se haya hecho extraordinariamente complicada. En esta interpretaci¨®n se subraya que la disuasi¨®n ejerce sus efectos objetivamente, con independencia de la voluntad de los pa¨ªses que carecen de armamento nuclear, y que las incertidumbres de futuro acent¨²an sus efectos. Se indica en tal, contexto que el equilibrio del terror se apuntala hoy a trav¨¦s del despliegue de novedosos sistemas de armas no estrictamente disuasorios, sino de combate. Los militares, al Este y al Oeste, han rescatado -en las -condiciones de empate nuclear y de destrucci¨®n mutua garantizada el viejo adagio del "si quieres paz prep¨¢rate para la guerra". En una lectura ad hoc de la ortodoxia, ello lleva a considerar despejado militarmente el futuro.
De esta interpretaci¨®n se desprenden varias consecuencias:
1. La conexi¨®n espa?ola con la Alianza es un hecho de naturaleza esencialmente pol¨ªtica, no militar.
2. La eficacia de la disuasi¨®n, basada en el paraguas nuclear norteamericano, hace que en la Alianza -y fuera de ella- haya pa¨ªses (cuya occidentalidad nadie discute) que practican pol¨ªticas de freeriding (es decir, "chupan rueda` de la disuasi¨®n que extiende Estados Unidos). Tanto es as¨ª que pol¨ªticos norteamericanos (como el senador dem¨®crata Sam Nunn) se han pronunciado en favor de una reducci¨®n de la presencia militar de Estados Unidos en Europa, con el fin de enfrentar a los europeos con sus responsabilidades en. materia de defensa.
3. Espa?a no perjudica gravemente la postura disuasoria de la Alianza ante una posibilidad de conflicto que nada hace prever que se materializar¨¢.
4. Muchos espa?oles siguen siendo cr¨ªticos de la forma en fue el ¨²ltimo Gobierno de, UCD jug¨® la baza de la adhesi¨®n de Espa?a al tratado de Washington. En su perspectiva, perdida ¨¦sta, queda tan s¨®lo otra baza importante por jugar que es, precisamente, la incorporaci¨®n espa?ola a la organizaci¨®n militar de la Alianza.
5. Es natural, sin embargo, fue otros miembros de la OTAN se muestren favorables a tal incorporaci¨®n, ya que ello favorecer¨ªa los preparativos log¨ªsticos y operativos para el caso de que -fracase- la disuasi¨®n. En ello todav¨ªa queda un largo trecho por recorrer, que no puede cubrirse con el tipo de participaci¨®n que Espa?a mantiene actualmente en la Alianza.
6. Entre los analistas civiles se enfatiza que, neutralizada una posibilidad clara de conflicto nuclear en Europa, debe predominar en Espa?a la valoraci¨®n de otros escenarios de seguridad, no ligados directamente a la confrontaci¨®n Este-Oeste, que plantean requerimientos finitos en t¨¦rminos de recursos y exigen, sobre todo, una pol¨ªtica preventiva ¨¢gil y astuta.
7. Es veros¨ªmil que talles interpretaciones sean resistidas por los sectores maximalistas que parecen estar creando una situaci¨®n en Espa?a, conocida ya en otros pa¨ªses, en la que los determinantes de los gastos de defensa se ven afectados esencialmente por consideraciones end¨®genas, extra?as a la valoraci¨®n objetiva de la amenaza exterior.
El tipo de estrategia desplegada por el Gobierno espa?ol hacia la Alianza parece haber tendido a establecer ante ella un cierto margen de maniobra, apuntalado por el compromiso del refer¨¦ndum y por su posici¨®n con respecto a la organizaci¨®n militar.
Consecuencias
Si el refer¨¦ndum no se celebrara, con independencia de los costes que, en t¨¦rminos de credibilidad, habr¨ªan de soportar el Gobierno y el partido socialista, am¨¦n de -en opini¨®n de muchos analistas- el propio sistema democr¨¢tico, se abrir¨ªa la puerta a una evoluci¨®n que temen cualificados observadores y a la que no dejar¨ªa de ser sensible una parte importante del electorado: falta de respaldo popular, tras el enga?o a la opini¨®n p¨²blica, la pol¨ªtica de, seguridad del futuro habr¨ªa de enfatizar las dimensiones militares con efectos potenciadores de las tendencias a la militarizaci¨®n del pensamiento pol¨ªtico (sobre las que ha hecho tanto hincapi¨¦ el propio ministro Mor¨¢n) que favorecen, adem¨¢s, condiciones end¨®genas, propias a la tradici¨®n espa?ola.
La cohesi¨®n y el consenso que, en la experiencia comparada, han solido acompa?ar a tal pol¨ªtica se ver¨ªan, posiblemente, da?ados de forma grave.
Hay posibilidades, pues, de que el compromiso del refer¨¦ndum se mantenga.
Si, como parece, la postura del Gobierno se inclina por permanecer en la Alianza, aunque no integrando a Espa?a en la organizaci¨®n militar, el refer¨¦ndum, de ganarse, posibilitar¨ªa establecer unos l¨ªmites m¨¢s o menos definidos a las presiones internas y externas por completar la participaci¨®n en la OTAN. El respaldo popular permitir¨ªa al Gobierno basarse en tal mandato expl¨ªcito para determinarlos. El margen de maniobra espa?ol subsistir¨ªa.
En la opini¨®n especializada parecen dibujarse tres posturas: la de quienes se sit¨²an en el peor caso posible de fallo de la disuasi¨®n y recomiendan la incorporaci¨®n al mando militar integrado; la de quienes contemplan esta posibilidad como bargaining chip para la defensa de ciertos intereses espa?oles, y la de quienes la rechazan de plano.
Para la Alianza la mejor soluci¨®n ser¨ªa la primera, quedando la segunda y tercera como posibilidades menos deseables, pero, en el supuesto de que las autoridades espa?olas lograsen explicarlas bien, admisibles.
Al fin y al cabo, ambas tendr¨ªan el respaldo popular expl¨ªcito y, a medio plazo, podr¨ªan jugar a favor de los comunes intereses occidentales.
Podr¨ªa pensarse, ciertamente, que dado que los partidos de derechas, hoy en oposici¨®n, abogan por la incorporaci¨®n a la organizaci¨®n militar, es posible que ¨¦sta se derivara de la evoluci¨®n pol¨ªtica espa?ola, si el PSOE llegara a perder las pr¨®ximas elecciones generales. En tal caso es previsible que, celebrado el refer¨¦ndum, la escena interna replantee el disenso.
El inter¨¦s prioritario de la Alianza estriba en que Espa?a no la abandone. Ello coincide, obviamente, con el inter¨¦s del Gobierno espa?ol en ganar el refer¨¦ndum, que la intensidad de los sentimientos anti-OTAN podr¨ªa limitar a una opci¨®n en la que cupieran tan s¨®lo las dos ¨²ltimas posturas.
Evaluaci¨®n
La estrategia del Gobierno socialista parece haber aspirado a maximizar las ventajas derivadas de la permanencia en la Alianza y a minimizar los costes de la misma.
De mantenerse dicha estrategia, lo que podr¨ªa confirmar el pr¨®ximo XXX Congreso, en el futuro podr¨ªa ser profundizada en funci¨®n de las posibilidades. espa?olas de conseguir ciertos objetivos, entre los cuales la adhesi¨®n a la CEE, la modificaci¨®n del status de Gibraltar y la mejora del entorno de seguridad de Ceuta y Melilla parecen ser absolutamente prioritarios.
En tal sentido un retraso en la adhesi¨®n a la CEE podr¨ªa conllevar otro paralelo en la decisi¨®n final espa?ola, respaldada popularmente, sobre la Alianza, y un rechazo -hoy ya poco viable- a inducir un replanteamiento general.
Supuesta la permanencia en la Alianza, si el Gobierno espa?ol acentuara su capacidad negociadora (para lo cual la definici¨®n de relaciones con los trabajos de la organizaci¨®n militar ser¨ªa el bar¨®metro fundamental) es veros¨ªmil que una estrategia maximizadora del inter¨¦s nacional tratase de no dar un paso adelante que no comprendiese la cuesti¨®n de Gibraltar y que no repercutiera favorable mente sobre el mantenimiento y mejora del statu quo de Ceuta y Melilla.
La vulnerabilidad de Espa?a
Lo que antecede es, naturalmente, un informe-ficci¨®n escrito, dados sus imaginarios destinatarios, a un cierto nivel de abstracci¨®n. Ser¨ªa conveniente, sin embargo, que la discusi¨®n espa?ola sobre la Alianza Atl¨¢ntica, tanto en el seno de los partidos como en el amplio campo de la opini¨®n p¨²blica, se desplazase del plano cuasiteol¨®gico en que hasta ahora ha venido movi¨¦ndose para centrarse m¨¢s claramente en la relaci¨®n con algo que no suele proyectarse en primera l¨ªnea de la atenci¨®n: las vulnerabilidades generales y espec¨ªficas de Espa?a, en funci¨®n de los distintos escenarios e hip¨®tesis de seguridad y en funci¨®n de los diferentes niveles de riesgo que en ellos sea posible detectar. En el Ministerio de Asuntos Exteriores, por iniciativa de Fernando Mor¨¢n, se han efectuado tales an¨¢lisis. Quiz¨¢ deba se?alar aqu¨ª que la pol¨ªtica desplegada por tal departamento no se ha basado en intuiciones, como las que parecen haber dominado en otros tiempos.
En estas mismas p¨¢ginas, el 3 de marzo de 1982, se?al¨¦ ya mi convicci¨®n de que se juzgar¨ªa al Gobierno de UCD por su destreza y capacidad de negociar una forma de inserci¨®n en la Alianza que tuviera en cuenta prioritariamente la problem¨¢tica de seguridad y de pol¨ªtica exterior nacional. Ni entonces ni ahora, la OTAN era una panacea. Implica costes y abre posibilidades. Entonces hab¨ªa que maximizar ¨¦stas. La ocasi¨®n se desaprovech¨¦. Corresponde al Gobierno socialista asumir una herencia y abrir una v¨ªa al futuro que no repita los errores del pasado.
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