La inauguraci¨®n de una muestra de artistas j¨®venes ratifica en Madrid el vigor de la cultura sueca
El primer ministro de Suecia Olof Palme, en visita oficial a Espa?a, presidir¨¢ ma?ana la inauguraci¨®n en el Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo (MEAC) de una muestra de nueve artistas del pa¨ªs escandinavo titulada, significativamente, Buscando el Norte. El conocimiento que en Espa?a se tiene de la cultura sueca est¨¢ limitado a las grandes figuras de aquella cultura: August Strindberg, Selma Lagerlof, Per Lagerkvist e Ingmar Bergman. Pero el arte sueco ha seguido enriqueci¨¦ndose. La muestra del MEAC es un ejemplo. En estas p¨¢ginas se recorre esa vitalidad y se analizan las incipientes relaciones culturales hispano-suecas.
, Cuando se alude en el exterior a la cultura sueca, el recuento suele quedar limitado a unos pocos grandes nombres representativos de diversas disciplinas cuyas obras, por su nivel est¨¦tico, la universalidad de su tem¨¢tica o su profundidad, han trascendido las fronteras del pa¨ªs de origen, convirti¨¦ndose en una suerte de cl¨¢sicos. Tales ser¨ªan los casos de Strindberg (1859-1940), Selma Lagerlof (1858-1940) o Per Lagerkvist ( 1891 ), en lo que se refiere a la literatura, o el de Ingmar Bergman, en cine. Es cierto que la figura de Strindberg ha tenido tal fuerza que ha sido dif¨ªcil para los escritores que le sucedieron librarse por completo de su influencia, salvo e n la poes¨ªa.Pese a que la geograf¨ªa ha sido en cierta medida un factor de aislamiento respecto a Europa y el mundo, las influencias exteriores no dejaron nunca de hacerse sentir, ya sea en la literatura, la pl¨¢stica o la m¨²sica. A su vez, en los ¨²ltimos a?os, y como reflejo de las transforinaciones operadas en la sociedad sueca desde comienzos de siglo, la cultura sueca ha comenzado a ser m¨¢s conocida en el exterior. El tr¨¢nsito de una sociedad agraria a otra industrializada de alta tecnolog¨ªa exigi¨®, abrirse al mundo exterior y se reflej¨® en la creaci¨®n art¨ªstica, especialmente en la literatura.
Cosmopolitismo con ra¨ªces
Sin perder su identidad ni sus ra¨ªces, la cultura sueca, en sus m¨²ltiples manifestaciones, se ha vuelto cosmopolita. Por la Casa de Conciertos de Estocolmo y salas de las principales. ciudades del pa¨ªs desfilan constantemente figuras de la m¨²sica y el canto de renombre internacional. Las iglesias son ¨¢mbitos habituales de conciertos semanales. Mientras los devotos de Bach o Vivaldi son asiduos a estos lugares, 20.000 o 30.000 j¨®venes llenan un estadio para homenajear en una fiesta de canto, cerveza y erotismo a las estrellas del rock que visitan Suecia. En los meses de verano, los parques de Estocolmo se convierten en otras tantas salas de conciertos en los que la m¨²sica popular, con largas y hondas tradiciones, alterna con los cl¨¢sicos. La actividad teatral es internsa todo el a?o y abarca desde piezas del repertorio universal a las obras de los nuevos autores, suecos, aunque, como bien ha se?alado Arthur Lundkvist, el teatro sueco nunca se recuper¨® totalmente en lo que se refiere a la creaci¨®n de obras a la altura de Strindberg,Una veintena de museos ofrece permanentemente al p¨²blico exposiciones del arte universal: Munch, Picasso, Chagall, mientras otras salas ofrecen muestras que permiten reconstruir la vida y costumbres del pa¨ªs desde sus tiempos m¨¢s remotos.
Un cap¨ªtulo aparte lo constituye la literatura. En Suecia, la producci¨®n y difusi¨®n de libros es abundante, y las preferencias del p¨²blico se reparten entre los, autores nacionales y extranjeros. Entre estos ¨²ltimos, Umberto Eco y su novela En nombre de la rosa se han convertido en un ¨¦xito junto a narradores y poetas en lengua castellana traducidos o no al sueco. Son los casos de Garc¨ªa M¨¢rquez , que sigue ocupando un lugar de preferencia; de Garc¨ªa Lorca y Juan Mars¨¦, ¨¦stos traducidos al sueco, y Valle-Incl¨¢n, Unamuno, Sender, Vicente Aleixandre.
Escritores suecos
Entre los suecos, los llamados escritores proletarios, Harry Martinson, Eyvind Johnson, Ivar-Lo Johansson, Wilhem Moberg, de origen obrero o campesino, casi todos autodidactas, siguen ocupando un lugar privilegiado. Hijos de la Suecia pobre, sus obras tienen un sabor nost¨¢lgico y de ¨ªntima conexi¨®n con la naturaleza, un elemento siempre presente en el alma sueca. Esta consustanciaci¨®n con la naturaleza explica la importancia de la poes¨ªa en la literatura sueca y el hecho de que muchos autores se expresen en ambos g¨¦neros. En el pr¨®logo del libro Poes¨ªa sueca contempor¨¢nea, recopilado y traducido al castellano por Francisco Uriz y editado por la revista Litoral, que dirige Jos¨¦ Mar¨ªa Amado, Arthur Lundqvist, explica con claridad los fundamentos y desarrollo de la poes¨ªa sueca contempor¨¢nea.Entre los nuevos, algunos no tan nuevos, pero en plena actividad creadora, Inger Alfven, Sven Leblanc, P. C. Jersild, Lars Gustaffsson, Sara Lidrnan, Jan Myrdal, son, entre otros, algunos de los nombres que est¨¢n hoy en la atenci¨®n del p¨²blico lector. Hay que decir, por ¨²ltimo, que tal vez una raz¨®n que explique esta vitalidad de la vida cultural sueca ha sido que ella naci¨®. de las entra?as del pueblo, impulsada por el movimiento obrero en sus dif¨ªciles comienzos de organizaci¨®n. Las casas del pueblo (folket huset) fueron los primeros centros donde la gente com¨²n empez¨® a interesarse y desarrollar una actividad cultural sistem¨¢tica.
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