Angustiosa derrota del Cajamadrid
Ganas se les supon¨ªa a los jugadores del Cajamadrid. Y voluntad a raudales. Pero qu¨¦ angustia pasaron 3.000 personas enlatadas en un pabell¨®n harto peque?o y escasamente acondicionado. Aparte de angustia, hubo calor, por lo que el p¨²blico sali¨® del recinto tremendamente sofocado.El Cajamadrid est¨¢ predestinado a perder con el Real Madrid por diferencia notoria y no importa que los norteamericanos de hoy fueran diferentes a los de ayer. Que el equipo se presentara en la cancha te¨®ricamente diezmado o tocado en varios de sus elementos no puede servir de excusa a lo que se vio en la cancha. Jug¨® muy mal el Cajamadrid, pero tan rematadamente mal que el Real Madrid se contagi¨® y, as¨ª, no se vio otra cosa que errores en el pase, rebotes de muy diferente pelaje, lanzamientos de ah¨ª va eso, zancadas marrulleras y saltos en el aire, m¨¢s que nada, para figurar.
El Real Madrid se limit¨® a esperar, durante unos minutos, que esos vaivenes no fueran. con ¨¦l y asegurarse m¨¢s de 15 tantos de ventaja que le permitieran afrontar con claridad su primera victoria.
Los comienzos fueron espectaculares. A falta de seis minutos para el descanso, el marcador se?alaba empate a 19. Tan corto resultado hac¨ªa pensar en un partido de otra ¨¦poca o en juego de colegio. M¨¢s bien era lo segundo, a excepci¨®n de Robinson y Mart¨ªn, que se permit¨ªan acciones ortodoxas. Hubo lanzamientos que no rozaron el aro y caos general. Un caos que, sin embargo, parec¨ªa perjudicar al Real Madrid a la vista de que Mart¨ªn se lanzaba hacia su cuarta personal.
Unas indicaciones de Lolo S¨¢inz atenuaron el asunto para que al descanso se llegara con 30-36 favorable al conjunto madridista. La angustia era menor, aunque s¨ª hab¨ªa emoci¨®n. La angustia de verdad lleg¨® en la segunda parte.
En el descanso, uno de los colegiados se sinti¨® lesionado. Hubo peque?a interrupci¨®n, pero su dolencia no se agrav¨®. Comenz¨® la reanudaci¨®n. con todos los protagonistas listos, menos los del Cajamadrid, quienes hay que sospechar que, en el fondo, deb¨ªan de estar preparados para otra cosa.
Dos partidos
En este per¨ªodo, hubo idos partidos. El que jug¨® el Real Madrid en cinco minutos: con la intenci¨®n de meter canastas, hizo 18 tantos. Otro, de signo distinto, fue el que jug¨® el Cajamadrid en otra canasta y contra s¨ª mismo, raz¨®n por la que hizo s¨®lo 6 tantos.
Se resolvi¨® el encuentro a la hora de conocer el nombre del vencedor, pero no la emoci¨®n ni, por tanto, la angustia por comprobar cu¨¢ntos asaltos a la canasta eran, necesarios para que el conjunto local consiguiera realizar, al fin y al cabo, un enceste.
Una jugada clave signific¨® la desproporci¨®n, de todos los moldes conocidos para la Primera Divisi¨®n. En un espacio te¨®rico de dos metros cuadrados alrededor del aro, tres jugadores locales, sin excesiva oposici¨®n, fallaron cinco lanzamientos consecutivos y no consiguieron los tantos ni tan siquiera forzar una solitaria personal.
M¨¢s tarde, sufrieron hasta para dar un pase en condiciones que no fuera por el sistema elemental de la transmisi¨®n mano a mano.
La angustia aument¨® el calor ambiental y el p¨²blico, a pesar de la diferencia clara de 18 tantos, se sinti¨® tremendamente sofocado a la salida.
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