El optimismo de Washington no encuentra eco en el Kremlin

Los brotes de optimismo de la Administraci¨®n norteamericana en v¨ªsperas del encuentro entre el presidente, Ronald Reagan, y el ministro de Exteriores sovi¨¦tico, Andrei Gromiko, no parecen encontrar eco en el Kremlin, cuyas manifestaciones oficiales no dejan entrever cambios de fondo en la pol¨ªtica exterior de la URSS.El comunicado emitido por la agencia oficial Tass despu¨¦s de la entrevista entre Gromiko, y el vicepresidente estadounidense, George Shultz, se?ala de forma lac¨®nica que ¨¦ste "expuso las conocidas posiciones norteamericanas, que no revelan ning¨²n cambio positivo en el enfoque estadounidense de los temas internacionales".

El texto de Tass, que omite cualquier referencia al clima de la conversaci¨®n (como fue el caso en el resumen de la entrevista entre Gromiko y su colega de la RFA), se?ala que el deterioro de la relaci¨®n entre EE UU y la URSS es imputable a la Administraci¨®n norteamericana. ?sta, dijo Gromiko, "comete un gran error al creer que una l¨ªnea de este tipo beneficiar¨¢ en algo a EE UU".

El lenguaje actual de los dirigentes sovi¨¦ticos evita, sin embargo, los ataques personales a sus colegas norteamericanos y trata de presentar a la URSS en una actitud dialogante.

As¨ª, en una ceremonia oficial celebrada ayer en el Kremlin, en la que el ministro de Defensa sovi¨¦tico, Dimitri Ustinov, impuso la medalla de oro Hoz y Martillo a Konstant¨ªn Chernenko, ¨¦ste dijo que "los Estados capitalistas deben saber que, siempre que haya reciprocidad, encontrar¨¢n en la URSS un interlocutor honesto y de buena voluntad, dispuesto a cooperar en t¨¦rminos de igualdad y beneficio mutuo".

En ese mismo acto, Chernenko, a quien Ustinov se refiri¨® con el t¨ªtulo de presidente del Consejo de Defensa, exhort¨® a la poblaci¨®n a "trabajar mejor que nunca, mantenerse vigilantes y conservar las defensas del pa¨ªs" ante la peligrosa situaci¨®n creada en el mundo como consecuencia de la "creciente agresividad del imperialismo".

Fuentes diplom¨¢ticas occidentales en Mosc¨² se?alan que las f¨®rmulas duras contra la direcci¨®n pol¨ªtica norteamericana, a la que se sigue acusando de aspirar a la hegemon¨ªa mundial, son contrarrestadas con expresiones m¨¢s flexibles que dejan abierta una esperanza.