Lo que nunca le interes¨® saber sobre bolsa y todos quisieron explicarle
Conocer el mecanismo burs¨¢til es el primer paso para operar en este complejo mercado, aunque el aprendizaje no termina nunca
Confusi¨®n de confusiones: di¨¢logos curiosos entre un fil¨®sofo agudo, un mercader discreto y un accionista erudito es el primer tratado de la historia dedicado a analizar la naturaleza de la bolsa y, como no pod¨ªa ser menos, fue obra Jos¨¦ de la Vega, un jud¨ªo espa?ol afincado en Amsterdam, quien acometi¨® su publicaci¨®n en el lejano 1688. De entonces ac¨¢, la bibliograf¨ªa sobre el tema es prolija, aunque, a pesar de todas las teor¨ªas -al igual que en la ruleta-, el buen olfato y la suerte son los que deciden el ¨¦xito o fracaso de una inversi¨®n burs¨¢til.
Jugar a la bolsa es un arte, pero lo cierto es que tambi¨¦n es necesaria cierta t¨¦cnica y, fundamentalmente, eso que los anglosajones denominan feeling. Olfato, dir¨ªan los castizos. La t¨¦cnica se puede aprender, pero no basta. El olfato, por el contrario, es un don de la naturaleza. Limit¨¢ndose a lo alcanzable, una vez conocidos los rudimentos del mercado burs¨¢til (v¨¦ase El tir¨®n de la bolsa, publicado en EL PA?S del pasado 23 de septiembre), el potencial operador burs¨¢til debe plantearse si desea invertir a corto plazo o a medio y largo plazo.El operador a corto -o, m¨¢s popularmente, especulador- mantiene en su poder las acciones adquiridas justo el tiempo necesario para obtener la plusval¨ªa prevista (esto es, un diferencial favorable en el precio de venta sobre el de compra). En estas condiciones, la ¨²nica preocupaci¨®n del especulador -y no es poca- consiste en prever la evoluci¨®n de las cotizaciones a un plazo que puede oscilar desde una semana a tres meses.
Esta forma de operar, sin embargo, exige casi una presencia constante en la bolsa, para pulsar los rumores y adelantarse a las tendencias. Si se juega a la bolsa con este ¨¢nimo y no se sigue la contrataci¨®n d¨ªa a d¨ªa, constantemente, se corre el riesgo de comprar cuando ya ha pasado el momento oportuno o de vender cuando ya no conviene.
Por el contrario, el ahorrador a medio o largo plazo se encuentra menos interesado en las oscilaciones diarias de los valores. Lo que realmente le interesa es que las tendencias sean favorables en un futuro m¨¢s o menos lejano. No est¨¢ sobresaltado por las p¨¦rdidas o ganancias diarias, pero necesita investigar m¨¢s y tener en cuenta m¨¢s elementos de juicio a la hora de tomar decisiones. En este terreno, la asesor¨ªa de expertos es importante. Los ahorradores que habiten en localidades que no cuenten con mercado burs¨¢til tienen la posibilidad de utilizar los servicios de sociedades de gesti¨®n.
La primera decisi¨®n del ahorrador se refiere al valor que debe comprar. Para ello es necesario tener en cuenta la marcha de la sociedad, el sector a que pertenece y las expectativas generales de la econom¨ªa.
La cotizaci¨®n de un valor marca su precio efectivo en el mercado, independientemente de cu¨¢l sea su valor nominal, pero eso no indica en absoluto si conviene comprar o quedarse al margen. Un estudio de la evoluci¨®n de esos cambios puede servir de gu¨ªa. A pesar de que el ¨ªndice general de la bolsa vuelve cada primero de a?o a la cota del 100%, no ocurre as¨ª con los valores. El an¨¢lisis de los cambios de los cuatro ¨²ltimos a?os, fijando las cotas m¨¢ximas y m¨ªnimas, refleja si la tendencia del valor, es alcista, bajista o si se mantiene.
Pero tampoco eso basta. ?Se est¨¢ pagando un precio demasiado alto por una cosa que no vale apenas nada? Aqu¨ª es donde las cosas se complican. Porque es necesario saber la marcha econ¨®mico-financiera de la sociedad, as¨ª como analizar su pol¨ªtica retributiva de cara a los accionistas.
A trav¨¦s de la Prensa -o directamente en la memoria de la sociedad o en los informes que publica trimestralmente la bolsa- se pueden seguir tanto los resultados anuales como trimestrales de la empresa, poniendo especial atenci¨®n a sus recursos propios y ajenos, el resultado de explotaci¨®n y el beneficio total neto. El objetivo, en definitiva, es saber si se est¨¢ ante una empresa que gana o pierde dinero y si la actividad que desarrolla tiene futuro o, por el contrario, puede retroceder.
Desde un punto de vista estrictamente burs¨¢til, hay que estudiar la pol¨ªtica de dividendos -la parte del beneficio que se reparte entre los accionistas- que han seguido los responsables de la empresa y cu¨¢l puede ser su actuaci¨®n futura en funci¨®n de la marcha econ¨®mica de la sociedad.
'Cortar el cup¨®n'
Y no s¨®lo si se va a repartir dividendos, sino cu¨¢ndo, porque la cotizaci¨®n de las acciones refleja autom¨¢ticamente esas derramas. Por ejemplo, si hoy una sociedad ha comenzado el reparto de un dividendo de 31,50 pesetas netas, la cotizaci¨®n de este valor tender¨¢ a descender desde el momento en que su propietario haya podido cortar el cup¨®n. Supongamos que la acci¨®n (de 500 pesetas de valor nominal) cotiz¨® ayer a 205% y que hoy ha descendido a 200%, es decir, ha sufrido una p¨¦rdida de cinco enteros o, lo que es igual, de 25 pesetas. Como el dividendo pagado es de 31,50 pesetas, el valor todav¨ªa registra una ganancia de 6,50 pesetas o de 1,3 enteros. El nuevo propietario ha calculado que ya no podr¨¢ cobrar ese dividendo, pero est¨¢ dispuesto a pagar 6,50 pesetas m¨¢s que ayer. Por eso, los comentaristas se?alan que tal valor descont¨® el dividendo y que adem¨¢s recuper¨® 1,3 enteros.Un caso semejante se produce en los momentos en que una sociedad inicia una ampliaci¨®n de capital. Los antiguos accionistas tienen derecho preferente para suscribir las nuevas acciones, pero quiz¨¢ no est¨¦n interesados en hacerlo. En ese caso, venden su derechos a otros ahorradores. ?Qu¨¦ reflejo tendr¨¢ en la cotizaci¨®n?
Si una empresa comienza su ampliaci¨®n tal d¨ªa como hoy, las acciones antiguas cotizan al mismo tiempo que los derechos de suscripci¨®n (de los que se han desprendido los antiguos accionistas que no desean acudir a la operaci¨®n). Las acciones viejas (de 500 pesetas de valor nominal) cotizaban ayer a 64 enteros y hoy han cerrado cambio a 63,750. El derecho de suscripci¨®n, por su parte, cotiz¨® a 2 pesetas. Para saber c¨®mo ha reaccionado el mercado ante la operaci¨®n hay que plantearse:
La acci¨®n cotiz¨® hoy a 63,750%, es decir, ha costado 318,75 pesetas. Ayer, sin embargo, cotiz¨® a 64%, lo que equivale a 320 pesetas. Es decir, el valor ha sufrido la p¨¦rdida de 1,25 pesetas por acci¨®n. Ahora bien, como el derecho ha cotizado a 2 pesetas, en realidad el valor ha registrado una mejora de 0,75 pesetas.
La salud de las empresas
Los analistas utilizan una serie de ratios para conocer el valor real de una accion, aunque quiza sea excesivo entrar en detalles muy t¨¦cnicos. Si al capital nominal de una empresa se suman los beneficios no distribuidos (reservas), se obtiene el capital efectivo, que, repartido entre el n¨²mero de acciones en circulaci¨®n, dar¨¢ el valor efectivo de la acci¨®n.Pero hay que tener en cuenta que en los balances de las sociedades es frecuente que se mantengan algunas partidas que no son realizables, como los gastos de constituci¨®n, etc¨¦tera, as¨ª que es necesario afinar m¨¢s a la hora de averiguar el valor real de una acci¨®n. Por eso algunos autores plantean el c¨¢lculo de ese valor efectivo de la acci¨®n sumando el capital, m¨¢s las reservas, m¨¢s/menos los resultados, menos el activo ficticio; todo ello dividido por el n¨²mero de acciones.
Otros dos m¨¦todos de an¨¢lisis sobre, la marcha de u?a sociedad son los denominados PER (price earning ratio, o relaci¨®n de cotizaci¨®n/beneficio), que consiste en dividir la cotizaci¨®n en pesetas de una acci¨®n por los beneficios obtenidos por la misma. Se utiliza para calcular la capacidad generadora de los beneficios futuros. El otro, el pay-out, que consiste en dividir los dividendos repartidos por una sociedad por el beneficio neto obtenido, sirve para averiguar el porcentaje, de los beneficios que se han distribuido como dividendos.
Pero estos m¨¦todos, as¨ª como otros m¨¢s complejos, no suelen ser utilizados por los ahorradores particulares. El olfato, en definitiva, puede servir de gu¨ªa m¨¢s que las complejas f¨®rmulas matem¨¢ticas.
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