Primeros indicios de un lentos resumen
Algo se est¨¢ moviendo en esta Ialia que mantiene la marca europea del inmovilismo pol¨ªtico. En este pa¨ªs, tristemente c¨¦lebre por la acumulaci¨®n de esc¨¢ndalos financieros, por su procesos interminables, por sus misterios nunca desvelados, por su triple tipo de Mafia, empiezan a manifestarse los primeros s¨ªntomas serios de un lento resurgir: en la lucha contra la criminalidad pol¨ªtica y com¨²n y contra la inflaci¨®n en la democratiaci¨®n de su partido comunista, el m¨¢s grande de Occidente, en un incremento de la producci¨®n industrial.En este pa¨ªs sin Estado, es precisamente esta instituci¨®n la que, tras ser blanco dur¨ªsimo del terrorismo negro y rojo y de la Mafia nacional e internacional, est¨¢ obteniendo las primeras conquistas. Empez¨® desarticulando uno de los terrorismos m¨¢s virulentos de Europa y ahora est¨¢ dando golpes.dur¨ªsirnos a esas dos cabezas envenenadas de una ¨²nica serpiente: la Mafia y la Camorra.
Y por primera vez, despu¨¦s de a?os de pas vidad y de connivencias pol¨ªticas, van por fin a la c¨¢rcel hombres de primera, l¨ªnea del pa¨ªs considerados hasta ayer intocables. Y ante el banquillo de las diversas comisiones parlamentarias se sientan desde ex jefes de Estado a ministros, diputados y secretarios de partidos, si no acusados, s¨ª por lo menos sospechosos de intrigas y esc¨¢ndalos.
Muchos se preguntan a qu¨¦ se debe este cambio en un pa¨ªs donde tantos se. hab¨ªan resignado ya a que no pasara nada capaz de sacudir los anhelos de limpieza. Los motivos, en estos ¨²ltimos a?os, son muchos. Y quiz¨¢ se deba a todos ellos conjuntamente el que Italia empiece a despertar de su letargo.
En primer lugar, hay que recordar los seis a?os de presidencia de Sandro Pertin¨ª. ?l ha dado prestigio al Estado, ha apoyado a cuantos han luchado para moralizar el pa¨ªs, ha estado en primera fila cada vez que la Mafia o el terrorismo han ensangrentado el pa¨ªs y ha denunciado cr¨ªmenes y esc¨¢ndalos. Con ¨¦l, la Magistratura m¨¢s sana se ha sentido orgullosa y protegida y la clase pol¨ªtica m¨¢s corrompida ha tenido que ir con pies de plomo y la m¨¢s sana ha tenido manos libres.
En segundo lugar, la gran responsabilidad del partido comunista, que, aun a costa de graves problemas en sus bases, ha sido intransigente contra el terrorismo rojo y ha luchado en Sicilia, sin cuartel, contra la Mafia, pagando tambi¨¦n el precio de su sangre con ¨¦l asesinato de Pio la Torre.
Ha sido muy ¨²til la colaboraci¨®n de las fuerzas del orden, sobre todo carabineros y polic¨ªas, durante tanto tiempo en lucha sorda entre ellos. 151 m¨¦rito aqu¨ª corresponde a Giovanni Spadolini, bajo cuya presidencia de Gobierno empezaron a darse las primeras batallas serias a la delincuencia organizada. El m¨¦rito corresponde tambi¨¦n a una generaci¨®n de jueces y magistrados de la izquierda socialista y comunista, entre los 30 y los 40 a?os, hijos del 68, muy preparados, muy valientes, conexionados con el extranjero, que han sabido modernizar sus instrumentos de investigaci¨®n.
Los mismos terroristas arrepentidos han alabado y se han sorprendido muchas veces de la preparaci¨®n t¨¦cnica y pol¨ªtica, de la humanidad y de la intuici¨®n psicol¨®gica de muchos magistrados y carabineros. Y no se puede olvidar la acci¨®n de una parte de la Iglesia italiana, que ha luchado duramente contra la Mafia en Sicilia, bajo el valiente cardenal Pappalardo, arzobispo de Palermo, que no se par¨® hasta que consigui¨® llevarse al Papa dos d¨ªas, para que all¨ª, en Palermo, pronunciase con tonos de condena la palabra tab¨², Mafia, una palabra que ning¨²n otro pont¨ªfice hab¨ªa nunca usado.
Ha cambiado tambi¨¦n, o est¨¢ cambiando, la cultura de la resignaci¨®n y del fatalismo y, sobre todo, los j¨®venes, en todos los campos, desde el pol¨ªtico al industrial, al judicial y al policial, han empezado p¨²blicamente a no aceptar como irremediable un estado de cosas que ofend¨ªa y humillaba profundamente a este pa¨ªs lleno a¨²n de recursos, de fantas¨ªa y de ganas de vivir en paz, siendo en realidad uno de los pa¨ªses del mundo que menos aman la guerra y la violencia.
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