S¨¢bato niega la existencia de la literatura social y reivindica la introspecci¨®n humana
?Qu¨¦ es la literatura? ?Para qu¨¦ sirve? ?Cual es el compromiso del escritor con la sociedad? ?A qu¨¦ obedecen las modas literarias? El autor argentino Ernesto S¨¢bato intent¨® dar anoche respuesta a estas conflictivas cuestiones durante un encuentro literario celebrado en el Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana (ICI) en el que tambi¨¦n participaron los escritores H¨¦ctor Rojas Herazo y F¨¦lix Grande. S¨¢bato se pronunci¨® en contra de la literatura social y a favor de la introspecci¨®n humana.
Ernesto S¨¢bato fue recibido con grandes y prolongados aplausos en un sal¨®n de actos inusualmente abarrotado, de un p¨²blico que, en parte, huibiera preferido la presencia en la mesa de alg¨²n escritor que mostrara argumentos diferentes a Ios esgrimidos con gran rotundidad por el autor de Sobre h¨¦roes y tumbas. El colombiano Rojas Herazo present¨® a S¨¢bato como un autor capaz de comerse vivo y de echar toda la carne en el asador: sus sentidos, su vitalidad, su gloria mental. S¨¢bato, que empez¨® advirtiendo de las dificultades que entra?a el hablar en abstracto del orbe novel¨ªstico, dijo que en la literatura se mezcla inevitablemente la consciencia con la inconsciencia de los sue?os del autor, que de la batalla entre los fantasmas y el autor nace la creaci¨®n. "La novela tiene los elementos de los sue?os, pero adem¨¢s participa del mundo del d¨ªa. Toda la literatura se hace sobre el hombre concreto, no sobre abstracciones ni sobre cosas".
Y refiri¨¦ndose a este mismo terna cit¨® un ejemplo para demostrar que la literatura es superior en alcance humano a otras ¨¢reas del conocimiento. Se refiri¨® al personaje de RaskoInikov de Crimen y castigo de Dostoievski, en el que se hace un an¨¢lisis sobre la batalla que el bien y el mal libran en el alma humana con una profundidad que no ha sido superada por ning¨²n tratado filos¨®fico.
El compromiso del escritor con la sociedad en que vive suscit¨® una rotunda descalificaci¨®n de S¨¢bato hacia la llamada literatura social. "Ninguna manifestaci¨®n art¨ªstica ha conseguido jam¨¢s evitar que un ni?o se muera de hambre. S¨®lo existe la literatura buena o mala. La literatura social no existe. Hay panfletos, proclamas, pero eso es otra cosa".
La condici¨®n humana
Afirm¨® que la literatura grande debe indagar en la condici¨®n humana a trav¨¦s de los valores meta-hist¨®ricos eternos: el miedo, el terror, la muerte, la juventud, la esperanza, la gratitud. "Si se hace as¨ª, el arte nunca evitar¨¢ la muerte de un ni?o, pero puede salvar a la humanidad entera". Insisti¨® en que la redenci¨®n social debe hacerse -incluso por los creadores- con un panfleto, un discurso de barricadas e incluso un libro. Otros instrumentos que nada tienen que ver con la gran literatura.
Las modas literarias fueron despectivamente tratadas por S¨¢bato. Ya antes, al introducir el tema, F¨¦lix Grande hab¨ªa citado una frase del poeta Paul Val¨¦ry que dio pie a las opiniones de S¨¢bato: "?Dios m¨ªo! Todo cambia en este mundo menos la vanguardia".
S¨¢bato asegur¨® que vivimos en un momento equiparable al rococ¨® franc¨¦s: "Proliferan, escandalosamente las modas y la tendencia a hacer elevar las artes menores a la categor¨ªa de grandes artes" (los vestidos de las mujeres, los decorados de los sillones fueron, sus ejemplos). "Son modas que fabrican conjuntamente los cr¨ªticos y los marchantes. Y, parad¨®jicamente, es el cr¨ªtico el que le dice al creador lo que debe hacer cuando ¨¦l nunca ha hecho nada. Aunque s¨¦ que hay excepciones".
En este sentido aconsej¨® a los j¨®venes autores que desoigan los consejos de la cr¨ªtica y que eludan las tentaciones de seguir toda clase de modas para dedicarse a, la b¨²squeda del hombre, ¨²nico camino que les llevar¨¢ hasta la gran literatura.
Las diferentes etiquetas de la vanguardia actual fueron calificadas ir¨®nicamente por S¨¢bato de neorrococ¨®, y con evidente amargura se refiri¨® a hechos para ¨¦l deplorables que se hab¨ªan producido como consecuencia de un desaforado y mal entendido intento de modernidad.
Se lament¨® de que en una bienal de Venecia se hubiera exhibido a un ni?o mong¨®lico como algo art¨ªstico y finaliz¨® asegurando que, al igual que en el rococ¨® franc¨¦s, la iron¨ªa y la broma est¨¢n sustituyendo a la seria indagaci¨®n del hombre. "Frente a las modas", termin¨®, "s¨®lo queda la instrospecci¨®n en el coraz¨®n humano. Lo dem¨¢s no interesa".
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