Segunda divisi¨®n
Soy incapaz de resistir la tentaci¨®n siempre facilona de la met¨¢fora futbolera. Precisamente ahora que el deporte dominante circula de capa ca¨ªda y ra¨ªda, sin im¨¢genes de televisi¨®n, con extra?as quinielas, generando el c¨¦sped m¨¢s conflictividad laboral que las factor¨ªas. del acero fatigado, y a punto de agotarse la paciencia de las masas forofas.Una verdad, sin embargo, permanece inalterable en medi¨® de tanta confusi¨®n dominguera. Una verdad de las de antes: de raza hegeliana, de rango c¨®smico, de escala may¨²scula, de arquitectura religiosa. Una verdad como un templo que nunca conviene olvidar. Hay en esta vida equipos de primera divisi¨®n y otros muchos que juegan en la segunda categor¨ªa muy decentemente, con honradez hist¨®rica, sin complejos de ning¨²n tipo, obsesionados por el ascenso, pero dentro de. los l¨ªmites de la realidad liguera. Lo peor que le puede pasar a un equipo de segunda es olvidar su categor¨ªa y simularse ingenuamente otra cosa porque de vez en cuando logra inflingir un susto copero al -Bar?a, al Real Madrid, al Athl¨¦tic de Bilbao. Tambi¨¦n en el f¨²tbol hay sitio para la indeterminacion, para el gol de azar.
?se es nuestro gran error nacional. Tenemos un excelente conjunto para destacar en segunda divisi¨®n, incluso para dar algunas sorpresas aisladas en las copas europeas; y, sin embargo, se empe?an en hablar nos como si ya estuvi¨¦ramos en la liga de honor, concretamente empatados con Norteam¨¦rica, Alemania, el Benelux, Francia o el Reino Unido. Existen algunas cifras sueltas que alimentan oblicuamente tan noble ilusi¨®n patri¨®tica, y existe una pesada tradici¨®n ret¨®rica proceden te del siglo XVI que todav¨ªa se agazapa en el inconsciente nacionalista del Gobierno y de las oposiciones. Pero no estamos en primera. divisi¨®n por mucho que le echemos a tan descabellada pretensi¨®n jerga posindustrial, tics posmodernos, genio individual o movida nocturna.
Propongo entre las medidas para salir de la crisis un decreto ley por el que se reconozca, con el debido orgullo, nuestra muy honrosa militancia en segunda divisi¨®n. Adem¨¢s de ser una verdad incuestionable desde casi todos los puntos de vista, transformar¨ªa milagrosamente las comparaciones absurdas, odiosas Y lamentables en rotundos puntos positivos, y alegrar¨ªa el juego del equipo.
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