Los laboristas brit¨¢nicos piden una investigaci¨®n sobre el hundimiento del 'Belgrano'
, El congreso del Partido Laborista, que se clausur¨® ayer en la ciudad de Blackpool, ha solicitado una investigaci¨®n independiente sobre el hundimiento del crucero argentino General Belgrano, al inicio de la guerra de las Malvinas, y ha condenado la pol¨ªtica de fortificaci¨®n del archipi¨¦lago emprendida por el Gobierno conservador. El ¨²ltimo d¨ªa de debates uni¨® a las dos alas del partido, radical y moderada, en una agria cr¨ªtica de la pol¨ªtica de Margaret Thatcher tras la victoria en la guerra contra Argentina. El vicel¨ªder, Roy Hattersley, portavoz del sector moderado, acus¨® al Gobierno de "enga?ar" al Parlamento y de mantener una actitud "c¨ªnica". El Belgrano, afirm¨®, se alejaba de la flota brit¨¢nica cuando fue atacado. Hattersley pidi¨® tambi¨¦n el inicio de negociaciones con Argentina a fin de llegar a un acuerdo.
Las diferencias entre los dos sectores del partido quedaron de manifiesto, sin embargo, cuando se discuti¨® la situaci¨®n de Irlanda del Norte. Los radicales presentaron una moci¨®n prometiendo la retirada de tropas brit¨¢nicas del Ulster, pero la intervenci¨®n de varios l¨ªderes moderados impidi¨® que fuera aprobada. "La retirada de tropas sumir¨ªa a Irlanda del Norte en un ba?o de sangre", afirm¨® Ale Kitson, miembro de la Ejecutiva Nacional. El congreso estuvo de acuerdo, por el contrario, con la supresi¨®n de los tribunales especiales del Ulster.
El congreso laborista, que se ha desarrollado a lo largo de toda la semana, ha estado polarizado por la huelga de los mineros, que se encuentra en su s¨¦ptimo mes. El dirigente sindical Arthur Scargill, considerado como un marxista radical, obtuvo una ovaci¨®n estruendosa y un respaldo completo por parte de los delegados, aunque el l¨ªder del partido, Neil Kinnock, hubiera preferido una solidaridad m¨¢s matizada. Kinnock cumpli¨® su compromiso de condenar la violencia de los piquetes, pero qued¨® claro que para la inmensa mayor¨ªa de los militantes laboristas dicha violencia est¨¢ plenamente justificada por la "provocaci¨®n" de la polic¨ªa y por la negativa del Gobierno a negociar. La moci¨®n condenando la actuaci¨®n de la polic¨ªa fue aprobada por una mayor¨ªa aplastante, pese a los intentos moderados por paralizarla.
El ala radical consigui¨® tambi¨¦n otro triunfo considerable en el cap¨ªtulo de la pol¨ªtica de defensa. El congreso no s¨®lo ratific¨® su promesa de proceder a un desarme nuclear unilateral -es decir, suprimir las armas at¨®micas brit¨¢nicas-, sino que prometi¨® tambi¨¦n suprimir todas las bases norteamericanas con armas nucleares en suelo brit¨¢nico.
Neil Kinnock consigui¨®, pese a todo, restablecer la imagen de unidad gracias a un discurso vigoroso, dirigido m¨¢s a los telespectadores que segu¨ªan el debate en directo por televisi¨®n que a sus propios delegados. El l¨ªder laborista lanz¨® un ataque virulento contra la pol¨ªtica econ¨®mica de Margaret Thatcher, "que es incapaz", dijo, "de frenar siquiera el desempleo". Como para darle la raz¨®n, las ¨²ltimas sesiones del congreso coincidieron con la publicaci¨®n de las estad¨ªsticas de paro del mes de septiembre: 168.000 desempleados m¨¢s, lo que coloca el total en 3,3 millones, una cifra r¨¦cord en la historia del Reino Unido.
El congreso se clausur¨® en un clima de relativo optimismo, con sondeos seg¨²n los cuales los laboristas se encuentran a s¨®lo dos puntos de los conservadores, lo que no es suficiente como para arrebatarles el poder, pero lo que supone al menos una buena recuperaci¨®n sobre los desastrosos resultados de 1983.
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