Ir de setas
Las oportunas lluvias del oto?o auguran una buena cosecha para esta temporada
Salir al campo en busca de setas en primavera o, sobre todo en oto?o, es descubrir un, mundo peculiar. Los aut¨¦nticos aficionados consideran la recolecci¨®n de los varios centenares de especies comestibles como. un pretexto.Las setas est¨¢n, por muchas de sus caracter¨ªsticas, a medio camino entre el reino vegetal. y el reino animal, si bien se las considera enmarcadas dentro de los vegetales. Nacen en la tierra en estas ¨¦pocas de oto?o (tambi¨¦n en primavera), y a la tierra permanecen ligadas hasta su muerte. Pero, denominadas carne vegetal o ostras de la tierra, no tienen ning¨²n precedente dentro de los vegetales verdes.
Es dif¨ªcil dar una definici¨®n de las setas porque, pese a su adscripci¨®n te¨®rica al reino vegetal, no tienen ra¨ªces, hojas ni clorofila. Nacen, se desarrollan y mueren a expensas de otras plantas, de las que extraen la linfa necesaria para vivir. Crecen en terrenos h¨²medos y poco soleado, ricos en sustancias org¨¢nicas en putrefacci¨®n.
Su v¨ªnculo m¨¢s inmediato con el reino vegetal, aparte del h¨¢bitat, llevar¨ªa tan lejos en el ¨¢rbol geneal¨®gico que no ser¨ªa posible, establecer diferencias muy claras con el reino animal. Son seres heter¨®trofos, es decir, se alimentan, como los hombres, de sustancias ya elaboradas por otros seres (en su caso, por otros vegetales).
Con los ¨¢rboles del bosque, las setas establecen una relaci¨®n simbi¨®tica en la que las hifas o ra¨ªces de la seta hacen aumentar la superficie radicular del ¨¢rbol y, con ella, la posibilidad de absorber agua y sales minerales, mientras la seta, puede aprovechar los carbohidratos fabricados por el ¨¢rbol.
El primer indicio de una buena cosecha de setas son las lluvias que cierran el verano. Son una se?al excelente para el aficionado que celebra as¨ª las buenas perspectivas que se le presentan; a mayor abundancia de humedad, mayor riqueza nutritiva del suelo donde van a germinar. La temporada del oto?o se presenta este a?o plagada de bendiciones. Eso no quiere decir que haya que salir al monte de inmediato, sin dejar que la lluvia penetre en el suelo y sin tiempo a que la siembra d¨¦ sus frutos. Si el aficionado sabe tener paciencia, el aspirante debe asumir esa espera como garant¨ªa de que no se va a encontrar el campo bald¨ªo. Se nota en los ¨²ltimos que este campo vald¨ªo es fruto de la impericia de los buscadores de setas, cuando no est¨¢ provocado por quienes arrasan el suelo en un af¨¢n desmedido de sacar provecho comercial a lo que no es m¨¢s que una afici¨®n.
Recomendaciones
- No pisotear el bosque. Utilizar siempre que sea posible los caminos abiertos en el mismo, para no destrozar las especies vegetales.
- Recoger s¨®lo los ejemplares j¨®venes. Hay setas comestibles que, cuando se encuentran en estado de descomposici¨®n, pueden ser t¨®xicas.
- Abandonar todos los ejemplares que no hayan podido identificarse sobre el terreno. No destruir las setas venenosas porque forman parte del microclima del bosque y fertilizan el terreno.
- Al recoger las. setas, tener cuidado de no arrancar el micelio o estructura radicular, ya que ¨¦ste producir¨¢ nuevos ejemplares. Conviene cortarlas con un cuchillo a algunos cent¨ªmetros del suelo.
- Transportarlas en cestas, de forma que se aireen y de que puedan ir soltando las esporas por la tierra, contribuyendo a la siembra. Se desaconseja utilizar las bolsas de pl¨¢stico. Consumir lo antes posible despu¨¦s de la recolecci¨®n. Los boletos, en sus diversas especies, se pueden conservar en aceite, o desecarlos.
Setas a la marinera
Una jornada en el monte bien puede concluirse con una peque?a satisfacci¨®n culinaria en base al fruto recolectado. Una receta com¨²n a cualquier clase de setas es prepararlas a la marinera, cuyos ingredientes para cuatro personas son: 800 gramos de boletos limpios, cuatro cucharadas de aceite, tres dientes de ajo, sal y pimienta, 30 gramos de mantequilla, dos cucharadas de pasta de anchoas, unas hojas de albahaca, el zumo de un lim¨®n, pan de molde.Una vez limpias las setas, se separa el sombrero del pie y se cortan ambos en rodajas. Se ponen en una sart¨¦n sobre el fuego y se dejan dorar los ajos, que despu¨¦s se quitan de la sart¨¦n. Se ponen los boletos en el aceite, se a?ade la sal y la pimienta y se dejan fre¨ªr durante 10 minutos a fuego vivo para que pierdan el agua, removiendo de cuando en cuando. Mientras tanto se mezcla la mantequilla con la pasta de anchoas y la albahaca triturada. Se une esta pasta a las setas cuando llevan unos 10 minutos en la sart¨¦n y se dejan cocer a fuego m¨¢s lento durante otros 15 minutos. Al mismo tiempo, se tuesta en el horno el pan de molde partido en tri¨¢ngulos. Se colocan las setas ya cocidas sobre el plato de servir y se a?ade el zumo de lim¨®n, acompa?¨¢ndolas con el pan tostado caliente.
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