La reforma econ¨®mica que nunca llega
Una mal¨ªsima cosecha de cereales se suma a los numerosos problemas que aquejan a la industria sovi¨¦tica
La necesidad de reformas radicales en la econom¨ªa sovi¨¦tica para pasar del desarrollo extensivo de los a?os sesenta a un desarrollo intensivo, es hoy una verdad oficial refrendada por Konstant¨ªn Chernenko en sus discursos de febrero y abril ante el Pleno del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.Un intelectual sovi¨¦tico comentaba recientemente su sorpresa por el lenguaje tan directo y cr¨ªtico empleado en la televisi¨®n por el acad¨¦mico Aganbegian, director del Instituto de Econom¨ªa de la Secci¨®n Siberiana (Novosibirsk) de la Academia de Ciencias de la URSS. Aganbegian, cuyo nombre es de cita obligada cuando se habla de defensores de reformas econ¨®micas amplias en la URSS, manifest¨® que, de no haber cambios en la econom¨ªa, ser¨¢ imposible evitar un descenso del nivel de vida.
Falta mano de obra
Desde las p¨¢ginas de Trud, el ¨®rgano de los sindicatos, Aganhegian se?alaba que "por primera vez en nuestra historia estamos, enfrentados a la necesidad de abastecer todo crecimiento productivo a base del crecimiento. de la eficacia en el trabajo. ?ste es el ¨²nico camino para compensar la disminuci¨®n d el crecimiento de la mano de obra en ocho millones de personas". El acad¨¦mico llamaba as¨ª la atenci¨®n sobre un? de los problemas m¨¢s graves de la econom¨ªa sovi¨¦tica. En el quinquenio 1976-1980 unos 11 millones de personas se incorporaron a la poblaci¨®n activa, pero en el actual (1981-1985),s¨®lo tres millones ingresaron en el mundo del trabajo y, de ellas, 2,5 en Asia central, donde los ¨ªndices de natalidad son muy superiores a los de la parte europea de la URS S.A la falta de mano de obra, agravada por la actitud de desidia hacia el trabajo, se a?aden problemas como la falta de mnaquinar¨ªa, fertilizantes, almacenes y red de distribuci¨®n adecuada para la agricultura y otros sectores como la falta de calidad de los productos, la burocracia y las dificultades para la producci¨®n en serie en la industria. Pese a las estimaciones iniciales, la cosecha de cereales de este a?o se prev¨¦ muy inferior a la del a?o pasado (180 millones de toneladas, seg¨²n c¨¢lculos occidentales, mientras en 1983. se recolectaron m¨¢s de 190 millones de toneladas). Esta situaci¨®n ebligar¨¢ a la URSS a comprar grano -en divisas- en los mercados internacionales, especialmente el norteamericano. Expertos agr¨ªcolas estadounidenses creen que Mosc¨² podr¨ªa llegar a comprar este a?o un total de 43 millones de toneladas de cereales, cifra que se acercar¨ªa mucho al r¨¦cord de compras, establecido en 46 millones de toneladas en los a?os 1981-1982.
"Nosotros tenemos de todo y somos inmensamente ricos". ?sta puede ser f¨¢cilmente la contestaci¨®n de un ciudadano sovi¨¦tico, si un extranjero le comienza a hablar de dificultades econ¨®micas. La respuesta es en gran parte verdad, porque el subsuelo de Siberia en cierra verdaderos tesoros. El pro blema es que el oro y el petr¨®leo, dos de los principales bienes de exportaci¨®n sovi¨¦ticos, han bajado su precio en los mercados internacionales y cada vez resulta m¨¢s costoso explorar nuevas zonas de Siberia y m¨¢s rentable economizar recursos en la industrill.
Si bien la necesidad de reformas econ¨®micas -t¨ªmidas y sin llegar a los planteamientos de Hungr¨ªa y ni siquiera Bulgaria por el momento se acepta a nivel te¨®rico, en la pr¨¢ctica encuentra m¨¢s resistencia. ?sta procede de aquellos sectores cuyo puesto de trabajo se ve amenazado en un sistema m¨¢s eficaz y menos b¨²rocr¨¢tico. Autogesti¨®n y descentralizaci¨®n son, por otra parte, palabras que preocupan en ciertos sectores ideol¨®gicos, temerosos de dejar aflorar conflictos y contradicciones que pudieran escaparse de las manos.
Prefieren los ¨¢bacos
A comienzos de este a?o, cinco ramas de la industria (dos en el ¨¢mbito estatal y otras tres en Ucrania, Bielorrusia y Lituania, respectivamente) comenzaron un experimento en el que se trata de aumentar los derechos de la empresa y potenciar los v¨ªnculos directos entre las unidades de, producci¨®n. Los resultado a de los primeros seis meses de funcionamiento del experimento han dado respuestas satisfactorias y a partir del a?o pr¨®ximo ¨¦ste se extender¨¢ tambi¨¦n a un cierto n¨²mero ?e servicios. En opini¨®n de un economista cr¨ªtico sovi¨¦tico, las condiciones en las cuales se realiza no. son representativas, ya que las empresas implicadas tienen prioridad en el aprovisionamiento y operan en unas condiciones artificiales. "Si las condiciones, fueran las habituales en la -URSS, se ver¨ªa que esto es como tratar de hacer avanzar un tren sin haber puesto antes la v¨ªa f¨¦rrea". En la capital de un pa¨ªs que mantiene en ¨®rbita a tres cosmonautas durante 34 semanas, esta corresponsal ha sido testigo de c¨®mo para arreglar la hechura de un vestido hubo de recorrer nueve talleres de confecci¨®n hasta encontrar uno que aceptase el encargo y luego esperar casi tres meses para la primera prueba.
En el campo de la competitividad econ¨®mica internacional, la prueba pasa por la tercera revoluci¨®n industrial y el desarrollo de los ordenadores. "Los ordenadores no se han incorporado a¨²n a la vida cotidiana sovi¨¦tica, aunque la reforma escolar que ha comenzado este curso incluye un intento de familiarizar a las nuevas generaciones con ellos", se?alaba un intelectual sovi¨¦tico. Las restricciones en la venta de bienes de alta tecnolog¨ªa norteamericana a la URSS han afectado sin duda a este pa¨ªs, pero terceros pa¨ªses y empresas fantasmas sortean estos obst¨¢culos. El Mercado Com¨²n socialista (Comecon) ha intensificado sus planes para la producci¨®n conjunta de ordenadores y desarrollo cibern¨¦tico. Robustos cerebros electr¨®nicos de fabricaci¨®n h¨²ngara, alemana (RDA), b¨²lgara y sovi¨¦tica se ense?an con orgullo a los periodistas extranjeros, cuando ¨¦stos visitan mod¨¦licos complejos industriales o granjas agr¨ªcolas.La educaci¨®n t¨¦cnica sovi¨¦tica tiene un alto nivel. Sin embargo, en muchas tiendas las cajeras prefieren hacer la suma con el tradicional ¨¢baco que utilizar la calculadora a su disposici¨®n. Y lo que es peor. A veces, comprueban con el ¨¢baco la exactitud de las operaciones realizadas por la m¨¢quina. Seg¨²n un soci¨®logo, el ¨²nico ¨¢mbito donde los ordenadores han penetrado plenamente es el Ej¨¦rcito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.