Panam¨¢ ser¨¢ escenario a partir de hoy de intensos esfuerzos negociadores para comunicar el acta de paz de Contadora
Las negociaciones de Contadora entran en una nueva fase de aceleraci¨®n a partir de hoy, tras el serio rev¨¦s dado por Washington con sus objeciones en materia de seguridad y verificaci¨®n, repetidas luego mec¨¢nicamente por los Gobiernos de Honduras y El Salvador. La investidura del presidente paname?o Ricardo Ardito Barletta congregar¨¢ a varios jefes de Estado de Centroam¨¦rica y el Grupo de Contadora, adem¨¢s del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y todos los cancilleres que intervienen en este di¨¢logo por la paz.
Antes de viajar a la capital paname?a, Bernardo Sep¨²lveda, secretario mexicano de Relaciones Exteriores, ha declarado que el verdadero problema est¨¢ en la falta de voluntad pol¨ªtica de los Gobiernos centroamericanos para cumplir los compromisos contenidos en el acta. Despu¨¦s de se?alar que los mecanismos de verificaci¨®n son suficientes, a?adi¨® que no se puede progresar en la pacificaci¨®n mientras no haya un deseo genuino de los Estados involucrados, en el conflicto. La Administraci¨®n Reagan ha apuntado que los mecanismos de control son demasiado d¨¦biles, sobre todo en materia de compromisos pol¨ªticos, ya que no permiten determinar con precisi¨®n si un pa¨ªs cumple unas normas democr¨¢ticas m¨ªnimas y no establecen ning¨²n tipo de sanci¨®n. Todo quedar¨ªa sujeto, a su juicio, a la buena voluntad de los firmantes. Varios Gobiernos europeos, incluso aquellos que est¨¢n dispuestos a adherirse al acta, suscriben este punto de vista, seg¨²n pudo apreciarse en la reciente conferencia de San Jos¨¦.
Al margen de la de la densa l¨®gica que el Grupo de Contadora hace de su texto, es evidente la escasa fuerza que se adjudica al comit¨¦ especial encargado de fiscalizar los acuerdos pol¨ªticos.
Sus funciones se detallan apenas en tres p¨¢rrafos, y se limitan a evaluar los informes recibidos tanto de los Gobiernos como de las organizaciones pol¨ªticas, y a elaborar recomendaciones peri¨®dicas. Sus decisiones carecen de poder vinculante.
La misma objeci¨®n se ha formulado respecto a la comisi¨®n encargada de verificar los compromisos de desarme, pero sus funciones aparecen mucho m¨¢s detalladas, se le fijan unos criterios claros y se le garantiza al menos el derecho a investigar las denuncias sobre el terreno, algo que los fiscales pol¨ªticos no pueden hacer.
El Grupo de Contadora argumenta que la ¨²ltima garant¨ªa del acta es la voluntad pol¨ªtica de cada Gobierno de cumplir los compromisos adquiridos, pero un tratado internacional vinculante no puede dejar tantas cuestiones sometidas a la subjetividad de cada pa¨ªs. Aparte del repudio internacional que motivar¨ªa la violaci¨®n flagrante del acta por un Estado, no hay ning¨²n otro sistema de sanci¨®n.
En materia de desarme, Washington objeta que la verdadera negociaci¨®n empieza despu¨¦s de la firma, ya que el acta no establece un techo para el armamento de cada pa¨ªs. La reserva tiene bases reales, pero resulta imposible determinar ese nivel m¨¢ximo mientras los Gobiernos centroamericanos no hagan un inventario de sus fuerzas actuales en instalaciones, hombres y armas. El acta de Contadora les obliga precisamente a entregar esta relaci¨®n en un plazo de 30 d¨ªas. A partir de ah¨ª establece un calendario ajustado, con un l¨ªmite de un mes para que los cinco Gobiernos centroamericanos determinen de com¨²n acuerdo un techo sobre los armamentos siguientes: aviones de combate, helic¨®pteros, tanques y veh¨ªculos blindados, piezas de artiller¨ªa, barcos de guerra, proyectiles dirigidos y bases de lanzamiento. Mientras no lleguen a un acuerdo en esta materia se establece una moratoria para cualquier adquisici¨®n de equipos b¨¦licos.
En una tercera etapa, tambi¨¦n de 30 d¨ªas, los cinco pa¨ªses acordar¨¢n l¨ªmites en materia de instalaciones militares y efectivos humanos. El Grupo de Contadora no ha podido avanzar m¨¢s en este cap¨ªtulo porque ning¨²n pa¨ªs cumpli¨® el compromiso asumido a comienzos de a?o de elaborar su inventario de guerra. Mientras no se cumpla ese tr¨¢mite, el acta no puede ir m¨¢s lejos, y nadie quiere descubrir sus cartas antes de firmar los tratados, con lo cual el tema entra en un c¨ªrculo vicioso.
En otras cuestiones relacionadas con la seguridad, el texto es bastante preciso: suspensi¨®n autom¨¢tica de todas las maniobras en curso con participaci¨®n de ej¨¦rcitos extrarregionales, desmantelamiento de bases extranjeras en un plazo m¨¢ximo de seis meses, control riguroso del tr¨¢fico de armas a las guerrillas y retirada inmediata de los asesores extranjeros que realizan tareas operativas o de adiestramiento.
El cap¨ªtulo de seguridad es, sin duda, el mejor estructurado de todos y el m¨¢s pormenorizado, pero Contadora no puede ir m¨¢s lejos que los Gobiernos centroamericanos. Las reservas formuladas por Washington a este respecto parecen m¨¢s encaminadas a retrasar la firma que a garantizar una paz duradera.
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