George Bush reforz¨® frente a Geraldine Ferraro la imagen de la Administracion republicana
Un virtual empate, con ligera ventaja para el actual vicepresidente de Estados Unidos, fue el desenlace, en la noche del jueves en Filadelfia, del primer y ¨²nico debate entre el vicepresidente de Estados Unidos, el republicano George Bush, y la aspirante al cargo por el Partido Dem¨®crata, Geraldine Ferraro. Bush, de 60 a?os de edad, realiz¨® "una magn¨ªfica labor", seg¨²n James Baker, jefe de gabinete de Casa Blanca. El presidente Ronald Reagan fue aun m¨¢s all¨¢ en su juicio, interesado por supuesto, afirmando que "no puede caber la menor duda" de que la derrotada fue Ferraro. Bush, con tono directo y a veces agresivo, defendi¨® sin contemplaciones las pol¨ªticas de la Administraci¨®n republicana, tanto en asuntos econ¨®micos y sociales como de pol¨ªtica exterior.
Geraldine Ferraro, de 49 a?os de edad, que dio una imagen de frialdad y consult¨® con frecuencia sus apuntes, convenci¨® en muchos aspectos de la pol¨¦mica en torno a la pol¨ªtica interna (situaci¨®n econ¨®mica, posibilidad de nuevos impuestos o cambios legislativos en el espinoso tema del aborto) pero coje¨® en el cap¨ªtulo de pol¨ªtica exterior. La actuaci¨®n de Bush equilibra, en cierta forma, el discreto papel que represent¨® el presidente Ronald Reagan ante su adversario dem¨®crata, Walter Mondale, durante el debate televisado del pasado domingo 7, en Louisville. Hoy por hoy, el actual equipo republicano, Reagan-Bush, sigue contando con un amplio margen de victoria -con 15 puntos de ventaja, concretamente- por delante de los aspirantes a la Casa Blanca por el Partido Dem¨®crata, ¨ªntegrado por los liberales Mondale y Ferraro, ante la elecci¨®n presidencial estadounidense del pr¨®ximo 6 de noviembre.
Interrogados por un panel de cuatro periodistas, y moderados por Sander Vanacur, de la cadena de televisi¨®n ABC, Bush y Ferraro se enzarzaron, primero, en temas de pol¨ªtica econ¨®mica. Bush rechaz¨® la idea de que una eventual segunda Administraci¨®n Reagan iba a traducirse en un aumento de los impuestos; Ferraro atac¨® por el lado del d¨¦ficit p¨²blico.
El aborto fue otro de los asuntos tratados en el debate, de 85 minutos de duraci¨®n, celebrado en el Pennsylvania Hall de Filadelfia. Ferraro -la primera mujer en la historia de EE UU que intenta llegar a la vicepresidencia- diferenci¨® entre sus opciones personales, contrarias al aborto, como cat¨®lica, pero destac¨® que como figura pol¨ªtica "no tengo el derecho de imponer mi moral a los dem¨¢s".
Bush insisti¨® en que el presidente Reagan cree firmemente en la separaci¨®n entre la Iglesia y el Estado. Pero ello no obsta para que su Administraci¨®n proponga una enmienda constitucional antiaborto porque "no considero el aborto como un asunto religioso, sino como un asunto moral", dijo Bush.
Cuando, hacia la mitad del debate, la pol¨¦mica pas¨® a la pol¨ªtica exterior, Bush dio la impresi¨®n de dominar mejor el tema que su contrincante. En repetidas alusiones a su pasado de embajador ante la ONU, de director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y, ahora, vicepresidente, Bush no aport¨® nada nuevo a la doctrina exterior conservadora e intervencionista de la Administraci¨®n Reagan.
El terrorismo y la fuerza
Ferraro arremeti¨® contra la supuesta imprevisi¨®n que en los ¨²ltimos meses ha facilitado grav¨ªsimos atentados contra instalaciones norteamericanas en L¨ªbano. A ello respondi¨® Bush afirmando que "es muy, muy dificil detener el terrorismo". Bush ironiz¨®, tambi¨¦n, sobre el fracaso de la Administraci¨®n Carter, de la que Walter Mondale fue vicepresidente, a la hora de prever la crisis de los rehenes estadounidenses secuestrados en la Embajada de Estados Unidos en Ir¨¢n. Mientras que Ferraro se mostr¨® partidaria tan s¨®lo del uso de la fuerza militar en Centroam¨¦rica "como ¨²ltimo extremo", George Bush calific¨® de defensores de la libertad a los guerrilleros antisandinistas, "porque los marxistas nicarag¨¹enses no son dem¨®cratas", a?adiendo que la Administraci¨®n Reagan continuar¨¢ apoyando a la guerrilla.
"Nuestro presidente quiere reducir las armas nucleares", a?adi¨® Bush, en comentario al cap¨ªtulo de las relaciones entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. "Pero", agreg¨®, "a todas las ofertas de di¨¢logo, la URSS ha respondido nyet, nyet, nyet (no, no, no)". Ferraro insisti¨® en que una futura Administraci¨®n dem¨®crata abrir¨¢ r¨¢pidas conversaciones con Mosc¨² "porque el riesgo de una guerra nuclear es un tema central en esta campa?a.
Ferraro replic¨® a Bush advirti¨¦ndole que no prectendiera darle lecciones sobre pol¨ªtica exterior, porque llevo seis a?os en el Congreso". Sin embargo, al margen de las ideas proconservadoras, Bush apareci¨® como un claro ganador cuando se afrontaron los asuntos diplom¨¢ticos.
?Hasta qu¨¦ punto el debate de Filadelfia influir¨¢ en la marcha de la campa?a electoral? Bush part¨ªa como ganador en los sondeos ante Ferraro -46% frente a 32%- y deber¨ªa mantener, si no aumentar, una confortable ventaja.
Por otra parte, cabe destacar que Bush dio la imagen p¨²blica, por vez primera, de que cuando el presidente Reagan le necesita, Bush sabe y puede responder. La actuaci¨®n de Bush reforz¨®, en Filadelfia, el sentido de t¨¢ndem que puede tener una segunda Administraci¨®n Reagan en la Casa Blanca. Factor de capital importancia, toda vez que arrecia la pol¨¦mica electoral sobre la avanzada edad del veterano presidente (73 a?os).
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