Desmond Tutu
El nuevo Nobel de la Paz, adversario no violento del r¨¦gimen racista de Pretoria, ha empe?ado su vida en "destruir este sistema diab¨®lico"
"Yo soy un hombre de paz, no un pacifista". Es la frase que el obispo Desmond Tutu suele utilizar para eliminar cualquier interpretaci¨®n ambigua o blanda de su lucha. Porque Desmond Tutu, obispo de Lesoto desde 1977 y secretario del Consejo de las Iglesias de ?frica del Sur, se encuentra justamente en la frontera entre la paz y la guerra: sus m¨¦todos son pac¨ªficos, pero su combate no admite m¨¢s final que la eliminaci¨®n del racismo en su pa¨ªs. El obispo negro Tutu condena a la vez "la violencia institucionalizada por la minor¨ªa blanca que gobierna el pa¨ªs tanto como la desesperada que impulsa a sus v¨ªctimas a revolverse contra la primera". A sus 53 a?os, el obispo anglicano -casado y con cuatro hijos- se alinea al lado de los oprimidos. Su tenacidad por combatir al r¨¦gimen de apartheid surafricano, que ¨¦l identifica con el nazismo, le ha convertido en un adversario moral del Gobierno de Pretoria.
Desmond Tutu conoce muy bien la opresi¨®n que denuncia porque ¨¦l mismo -nacido el 7 de octubre de 1931, en el seno de una familia perteneciente a la mayor¨ªa negra- ha sido un oprimido. Aunque, hijo de un maestro, Desmond Tutu inici¨® sus primeros pasos en el miserable barrio de Klersdorp, en la provincia de Transvaal, un asentamiento humano destinado exclusivamente a negros que, como ha descrito la escritora Doris Lessing en su tetralog¨ªa Los hijos de la dolencia, reun¨ªa todas las calamidades posibles para convertirse en ?in lugar espantoso, un inframundo brutal. Para mejorar su situaci¨®n econ¨®mica, Desmond Tutu trabajaba desde muy joven vendiendo frutas en la calle y, m¨¢s tarde, de recogepelotas en un club de golf s¨®lo para blancos. As¨ª pudo costearse los estudios primarios y secundarios en su pa¨ªs, una formaci¨®n que complet¨® m¨¢s tarde en el King's College y en la Universidad de Londres.A los 29 a?os fue ordenado pastor de la Iglesia anglicana. Un salto cualitativo que le ha permitido entrelazar su dedicaci¨®n pastoral con la defensa de los derechos humanos hasta encabezar un liderazgo pol¨ªtico que ha crecido en paralelo con la influencia que ha ido adquiriendo Tutu en el campo religioso. En 1972 fije nombrado director de la Fundaci¨®n de Teolog¨ªa para ?frica del Consejo Mundial de las Iglesias. En 1975 fue designado decano de la catedral anglicana de Johanesburgo, cargo que ocupaba por primera vez un negro.
Entre tanto, Desmond Tutu decidi¨® regresar a sus or¨ªgenes. Rechaz¨® la derogaci¨®n especial que le permit¨ªa residir en la zona blanca y se traslad¨® con su esposa y sus cuatro hijos al lado de los suyos, en Soweto, el barrio en el que mayor derramamiento de sangre se ha producido por metro cuadrado en todo el pa¨ªs, a causa de la violencia policial. S¨®lo en 1977, el mismo a?o en el que a Tutu le nombraban obispo de Lesoto, se contabilizaban m¨¢s de 600 muertes de manifestantes negros en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. En este per¨ªodo, Tutu apoy¨® directamente al movimiento Conciencia Negra, dirigido por Steve Biko, que veros¨ªmilmente fue asesinado por la polic¨ªa mientras se hallaba en prisi¨®n en 1978. Cuando fue nombrado secretario general del Consejo de las Iglesias de ?frica de? Sur (organismo que engloba a todas las iglesias protestantes del pa¨ªs, con 13 millones de fieles), la principal Iglesia blanca, la Iglesia reformada de Holanda, abandon¨® la organizaci¨®n.
Tutu es un hombre de menos que mediana estatura, de andar algo encorvado, pero rebosante de energ¨ªa y dotado de un sentido del humor notable. "Har¨¦ todo lo que est¨¦ en mi mano para destruir este sistema diab¨®lico, sea cual sea el precio. Nada me detendr¨¢", ha afirmado el nuevo Nobel de la Paz en diversas ocasiones. El nuevo galardonado por la Academia escandinava hab¨ªa sido ya candidato al Nobel, y este a?o su nombre aparec¨ªa a propuesta de Alva Myrdal, una pensadora pacifista que hab¨ªa obtenido esta distinci¨®n en 1982.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.