Definiciones
"Hay que definirse", claman los exhortadores profesionales y exorcistas de toda laya. Quieren, como suele decirse, ponernos entre la espada y la pared, pero su espada no suele ser m¨¢s que un sif¨®n y su pared el muro de las lamentaciones. Hag¨¢mosles caso, sin embargo, otra vez: d¨¦monos el gustazo de darles gusto. ?C¨®mo puede uno definirse? La vida m¨¢s eficaz es tambi¨¦n la menos egoc¨¦ntrica: defin¨¢monos definiendo. Cuando definimos cualquier cosa, nos definimos, lo dem¨¢s es m¨¢scara o autobiograf¨ªa (m¨¢scara tambi¨¦n). Voy pues a definirme, es decir, voy a definir. Y antes de comenzar este repertorio, recordemos juntos que el placer de la definici¨®n -seg¨²n el maestro Fran?ois Ch?telet se fragua en la simbiosis de l¨®gica y pol¨¦mica.
Am¨¦rica. Continente fabuloso poblado por indios y guacamayos. La divina Providencia, que nada hace sin motivo y que tiene por Espa?a la misma predilecci¨®n que su actual representante en la tierra siente por Zaragoza, determin¨® que descubri¨¦semos ese nuevo mundo a fin de que en 1992 Sevilla tuviese una superferia. Laus Deo.
Autonom¨ªa. V¨¦ase independencia.
Democracia. R¨¦gimen pol¨ªtico cuya ¨²nica -y por tanto mayor- virtud es la de ser el mejor de los a¨²n no existentes.
Derecha. Para m¨ª, la derecha no es el caso. La verdad es que, ser de derechas tiene bastante menos chispa de lo que creen los que antes fueron de izquierdas. Ser de derechas, a fin de cuentas, se reduce a creer no s¨®lo que siempre habr¨¢ ricos y pobres (eso lo sabe cualquiera), sino que est¨¢ bien que siempre haya ricos y pobres. Y como est¨¢ bien que haya ricos y pobres, est¨¢ bien que haya gobernantes y gobernados, y banderas y patrias, y guerras y curas, y matrimonio. Est¨¢ bien quiere decir: es necesario, o sea, irremediable. En cuanto al Estado, la derecha no es fan¨¢ticamente partidaria de ¨¦l, salvo en las manifestaciones de su enfermedad senil, el fascismo: por lo com¨²n, la derecha se contenta con que haya el m¨ªnimo de Estado imprescindible, s¨®lo lo justo para proteger la propiedad de los due?os y hacer respetar la moral de los esclavos. Por tanto, dicen -nos dicen- que en econom¨ªa y en educaci¨®n viva la iniciativa privada. Conquistar al vecino y marchar tras los tanques al son de alegres marchas triunfales no estar¨ªa mal, pero no hemos venido a este mundo a gozar, como creen los materialistas, y hay que saber renunciar prudentemente a ciertos placeres. La derecha es una escuela de renunciamiento.
Gracioso. No es poco ser gracioso en un pa¨ªs como ¨¦ste, donde hay tanto desgraciado.
Independencia. Objetivo tan halag¨¹e?o para las pasiones de grupo como irrelevante para las pasiones individuales, es decir, t¨ªpico ideal pol¨ªtico. Nada hay de blasfemo en ¨¦l, salvo para quienes creen que los Estados son esencias eternas, por lo que su calificaci¨®n p¨²blica vendr¨¢ dada por los medios que utilice para tratar de imponerse. Si un grupo o partido pretende la independencia por v¨ªa pol¨ªtica, es decir, renunciando expresamente a la guerra civil camuflada, no veo nada ileg¨ªtimo -concepto m¨¢s relevante para la paz social que el de ilegal- en su planteamiento. El sarampi¨®n independentista, por lo dem¨¢s, se combate civilizadamente desde una autonom¨ªa aut¨¦ntica y flexible, no por medio de la coacci¨®n violenta.
Intelectual. Hay quien confunde intelectual con inteligente: basta mirar alrededor para comprobar la falsedad de este optimismo. Otros suponen que el intelectual es s¨®lo quien escribe, pinta y firma manifiestos. Los m¨¢s radicales nos recuerdan que intelectual puede ser cualquiera, un obrero, un campesino, etc¨¦tera. Pero no explican c¨®mo. La soluci¨®n es ¨¦sta: intelectual es quien trata a los dem¨¢s como si fueran intelectuales, es decir, quien razona, escucha y no pega.
Izquierda. No es ¨¦ste un concepto tan impreciso y obsoleto como deploran muchos. Lo que hay que ser para ser de izquierdas est¨¢ bastante claro; lo dif¨ªcil es ponerse de acuerdo en lo que hay que hacer. Previamente debo advertir que hablo de la izquierda no siniestra. Pues bien, ser de izquierdas es asumir la sociedad ante todo como solidaridad; no acatar sin m¨¢s la naturalidad -sea econ¨®mica, psicol¨®gica o teol¨®gica- de ninguna privaci¨®n; no admitir la naturalidad -econ¨®mica, biol¨®gica, geneal¨®gica o teol¨®gica- de ninguna jerarqu¨ªa, salvo la establecida por elecci¨®n paritaria y revocable; proclamar que no hay otra raz¨®n de Estado que los derechos de los ciudadanos que coparticipan en ¨¦l; y, last but not least, ser de izquierdas es juramentarse para erradicar la sinraz¨®n violenta por medio de la raz¨®n sin violencia, hasta el l¨ªmite de lo posible y un poco m¨¢s. Y ahora, ?qu¨¦ hacer? Abundan las doctrinas, pero son m¨¢s concluyentes en cuanto a lo que debe ser evitado que en lo que ha de ser emprendido. Quiz¨¢ sea mejor as¨ª, porque en pol¨ªtica no hay soluciones definitivas (la ¨²nica aut¨¦ntica soluci¨®n final que conocemos es la planeada por los nazis para resolver el problema jud¨ªo): ?acaso alguien supone que los romanos o los ¨¢rabes del califa Omar podr¨ªan haber resuelto -de haberlo querido- los problemas de la humanidad actual? Ser de izquierdas es saber que ni la conciencia ni la imaginaci¨®n podr¨¢n descansar nunca y que deber¨¢n colaborar siempre. Claro que tambi¨¦n hay una izquierda siniestra: la de quienes son de izquierdas para mandar y la de quienes son de izquierdas para no pensar. Y aqu¨ª dir¨ªamos "con su pan se lo coman" si no supi¨¦semos que ese pan, precisamente, es el de todos.
Izquierdistas. Se caracterizan por creer que el dilema actual no es optar entre Felipe Gonz¨¢lez y Fraga, sino entre Felipe Gonz¨¢lez y la Revoluci¨®n. Los hay pac¨ªficos y feroces. Contra los pac¨ªficos -que a menudo son tambi¨¦n pacifistas- nada hay que decir, pues constituyen parte de la sal de la tierra. Los feroces, en cambio, son mucho menos salados. Algunos de los m¨¢s conspicuos se han aposentado en Euskadi y por lo visto han decidido utilizar a los j¨®venes vascos como cipayos de su particular cruzada contra el Sistema. A esa inmolaci¨®n de ingenuos por nobles razones le llaman "amor a la causa vasca", vaya usted a saber por qu¨¦.
Liberalismo. "Much¨ªsimos son liberales para todas las libertades ya adquiridas y formidables conservadores para las que a¨²n hay que adquirir" (Carlos Vaz Ferreira, Fermentario).
Libertad. No confundirla nunca con la omnipotencia. Ser libre no es conseguir lo que quiero, sino poder quererlo.
Militarismo. V¨¦ase OTAN.
OTAN. V¨¦ase Militarismo.
Patria. Me gustar¨ªa conocer al valiente capaz de explicarle lo que son las patrias a los 40.000 ni?os que mueren diariamente por falta de solidaridad internacional.
Pueblo. Primera acepci¨®n: lugar donde hay m¨¢s gallinas de lo corriente. Segunda acepci¨®n: entidad sobrenatural que jam¨¢s se equivoca y que respalda los hechos y dichos de todos los pol¨ªticos, seg¨²n ¨¦stos tienen a bien informarnos.
Te¨®logos. Especie da?ina que jam¨¢s ha liberado a nadie y de la que por lo visto no vamos a liberarnos jam¨¢s.
Terrorismo. "Los terroristas son quienes, escandalizados por este matadero que es el mundo, se esfuerzan, so pretexto de abolirlo, en extenderlo con medios de matadero" (Guido Ceronetti, El silencio del cuerpo).
Tortura. Con la tortura pasa lo que con las brujas: no existe, pero haberla, hayla. Algunos propugnadores de los pa?os calientes dicen que si la hay, en ning¨²n caso puede decirse que sea sistem¨¢tica. Yo no s¨¦ si la tortura es sistem¨¢tica o afor¨ªstica, si proviene de Hegel o de La Rochefoucauld. Pero una cosa est¨¢ clara: si se condecora a polic¨ªas torturadores por m¨¦ritos antiterroristas, s¨ª se llama antiterrorista a una ley que brinda facilidades a la tortura, es porque alguien debe haber llegado a creer que antiterrorismo y tortura son sin¨®nimos. Y no es as¨ª: la tortura es terrorismo puro, simple e indudable; llegado el caso, ser¨¢ terrorismo con uniforme, con medallas, con leyes sancionadas parlamentariamente, pero terrorismo y nada m¨¢s. A ver si nos aclaramos de una vez.
Vallekas. Pueblo oprimido situado al sur de Gernika y al norte de K¨¢diz.
Vida. "Benditos los que no conf¨ªan la vida a nadie" (Fernando Pessoa, Libro del desasosiego).
Violencia. Es significativo que cuando estamos con alguien en la situaci¨®n m¨¢s pr¨®xima a la violencia que puede darse en la vida cotidiana, decimos: "A ¨¦se no le hablo". Paso previo al ataque: negar la palabra, el saludo, cortar las comunicaciones.
Yo. Alguien que cuenta con los denuestos un¨¢nimes de Abc y Egin no puede estar del todo desencaminado...
Zorroaga. Os quiero, majos.
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