El general italiano Musumeci, sospechoso de implicaci¨®n en la matanza terrorista de Bolonia
Por fin se ha conocido el texto de la orden de detenci¨®n que ha llevado a la c¨¢rcel al general de carabineros Pietro Musumeci, ex vicejefe del SISMI, los servicios secretos militares. Ha sido hecho p¨²blico tras una reuni¨®n con el presidente del Gobierno, Bettino Craxi, quien ha dado su autorizaci¨®n para que se conozca una verdad explosiva. Y es que entre las acusaciones figura la sospecha grav¨ªsima por parte de los jueces de implicaciones del general Musumeci y de su colaborador, el coronel Belmonte, tambi¨¦n encarcelado, en el terrible atentado de la estaci¨®n de Bolonia del 2 de agosto de 1980 en el que murieron 85 personas y otras 200 resultaron heridas.
La reacci¨®n de la Prensa y las instituciones democr¨¢ticas ha sido un ?porfin! por la confirmaci¨®n de los rumores y sospechas de muchos a?os en este pa¨ªs de que los servicios secretos, que deb¨ªan velar por la seguridad del Estado, lo han traicionado vilmente, usando sus poderes especiales para ensuciarse en esc¨¢ndalos siniestros, desde los financieros a los golpistas y terroristas.Es evidente que no hutiese sido posible crear durante tantos a?os consecutivos unos servicios secretos paralelos sucios sin un apoyo de elementos de primera fila del Gobierno o los partidos politicos. Personajes como Flaminio Piccoli, actual presidente de la Democracia Cristiana, Giulio Andreotti, ministro de Asuntos Exteriores o Arnaldo Forlani, vicepresidente del Gobierno, eran quienes ten¨ªan la sart¨¦n por el mango cuando todas estas desviaciones de los servicios secretos tomaron cuerpo y cuando personajes como Musumeci o Santovito, o Pazienza subieron como la espuma y se sent¨ªan intocables. Y con ellos Grelli, Ortolani, Calvi, Sindona, etc.
Por lo que se refiere a Musumeci, los magistrados tienen pruebas de que fue ¨¦l quien organiz¨® la pantomima de las armas y explosivos encontrados en el tren Taranto-Mil¨¢n el 12 de enero de 1981, solo algunos rreses despu¨¦s del atentado a la cstaci¨®n de Bolonia.
Fue Musumeci quien hizo p¨²blico el descubrimiento, incluso haci¨¦ndose pasar por el salvador que evit¨® un supuesto nuevo atentado en la estaci¨®n de Mil¨¢n. El explosivo encontrado en el tren result¨® ser id¨¦ntico al usado en Bolonia. Tambi¨¦n se hallaron dos billetes de avi¨®n de dos j¨®venes alemanes. Poco despu¨¦s, Musumeci envi¨® una nota a los jueces de Bolonia en la que se informaba que cuatro j¨®venes del grupo alem¨¢n occidental Hoffmann afirmaban que el atentado de Bolonia se hab¨ªa tramado en el campo falangista de Akara. M¨¢s tarde se supo que todo era falso.
Seg¨²n los jueces, toda aquella farsa hab¨ªa sido organizada por Musumeci y su colaborador y compa?ero de c¨¢rcel, el coronel Belmonte, para desviar las investigaciones. M¨¢s reciente a¨²n es el caso del secuestro y libaraci¨®n del l¨ªder democristiano napolitano Ciro Cirillo, cuyo art¨ªfice fue el general Musumeci como intermediario entre dirigentes democriastanos, las Brigadas Rojas y la Camorra.
Se afirma que no solo fueron pagados 500 millones de pesetas a las Brigadas Rojas sino que la Camorra obtuvo tambi¨¦n el permiso para eliminar a dos personas non gratas de N¨¢polas entre ellas al jefe de la polic¨ªa y la libertad para adue?arse econ¨®micamente de la reconstrucci¨®n de los pueblos destruidos por el terremoto de 1980.
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