'Cumbre' en Pedralbes
LA CELEBRACI?N, en el ¨²ltimo fin de semana, en Barcelona,del cuarto seminario interministerial hispano-franc¨¦s ha supuesto un importante salto cualitativo en las relaciones entre los dos pa¨ªses, que han entrado en un per¨ªodo de normalidad. La de Pedralbes ser¨¢ previsiblemente la pen¨²ltima de estas reuniones semestrales, que ser¨¢n sustituidas por otras al m¨¢s alto nivel, como las que Par¨ªs mantiene con el resto de sus vecinos pertenecientes a la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE). Los dos problemas b¨¢sicos que separaban a ambos pa¨ªses -la colaboraci¨®n antiterrorista y la entrada en la CEE- est¨¢n en v¨ªa de soluci¨®n. Estas tertulias, como algunos de los participantes prefieren llamarlas, que se iniciaron a primeros de 1983, parecen haberse convertido en un instrumento eficaz para limar aristas y acercar posiciones entre dos naciones "condenadas a entenderse", no tanto ya por su vecindad geogr¨¢fica como por su voluntad com¨²n de integrarse en un proyecto europeo, a pesar del vaiv¨¦n entre amor y odio que las ha regido, como resaltaba el viernes con humor el ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson.El optimismo y la coincidencia de puntos de vista manifestados por los nueve ministros y el secretario de Estado que participaron en el encuentro del palacio de Pedralbes revelan un cierto modus vivendi entre los Gobiernos socialistas de Madrid y Par¨ªs que era pr¨¢cticamente impensable hace unos a?os. La identidad de color pol¨ªtico entre los dos Ejecutivos no ha sido, sin embargo, un factor especialmente decisivo en esta mejor¨ªa de las relaciones bilaterales, porque los imperativos de la realidad doblegan la doctrina, como hace unos d¨ªas record¨®, por otras razones, el ministro de Asuntos Europeos y portavoz del Gobierno franc¨¦s, Roland Dumas, uno de los protagonistas de la cumbre ministerial y del nuevo di¨¢logo hispano-franc¨¦s.
Un repaso a los cuatro encuentros semestrales celebrados hasta ahora por los ministros espa?oles y franceses, acompa?ados de numerosos t¨¦cnicos y colaboradores, muestra un entendimiento creciente entre los dos Gobiernos. En la reuni¨®n de La Celle-Saint Cloud (10 de enero de 1983), las diferencias en los dos temas principales citados, colaboraci¨®n antiterrorista e integraci¨®n espa?ola en la CEE, parec¨ªan insalvables. Las reuniones posteriores -no s¨®lo en las cumbres ministeriales, sino tambi¨¦n a m¨¢s alto nivel- fueron salvando diferencias por encima de incidentes aislados, como el caso del pesquero ca?oneado en aguas francesas o de los camiones y autom¨®viles quemados a ambos lados de la frontera.
Todo parece a punto, pues, para dar otro paso decisivo: elevar estos encuentros semestrales a nivel de jefes de Gobierno, a lo que se llegar¨¢ cuando Espa?a haya sorteado las ¨²ltimas dificultades para su ingreso en el Mercado Com¨²n. Conviene recordar aqu¨ª el acuerdo que en 1962, despu¨¦s de siglos de odios y guerras, firmaron el entonces presidente de la Rep¨²blica Francesa, Charles de Gaulle, y el canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania Konrad Adenauer, que inaugur¨® una nueva etapa en las relaciones franco-germanas. Muchos sonrieron entonces, comenzando por algunos de los dirigentes socialistas franceses actuales, que practicaban una oposici¨®n a ultranza. Pero el tiempo ha demostrado, una vez m¨¢s, que las realidades y los intereses comunes dejan en la cuneta a las doctrinas irreductibles, al menos en las sociedades industriales avanzadas.
Otro acierto destacable de esta cuarta cumbre hispano-francesa ha sido el que una reuni¨®n de Estado de cu?o internacional tenga por sede una capital auton¨®mica espa?ola. Se trata de una puesta en pr¨¢ctica de la descentralizaci¨®n, que por una vez podr¨ªa servir de ejemplo para nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos. Por cierto que los elogios p¨²blicos de algunos ministros franceses a la, Catalu?a aut¨®noma contrastan con el centralismo de que hizo gala el presidente Fran?ois Mitterrand en su reciente visita al suroeste de Francia.
Los resultados de la cumbre de Pedralbes no son espectaculares, ni ten¨ªan por qu¨¦ serlos, dada la progresiva desdramatizaci¨®n de las relaciones entre Espa?a y Francia. Pero se encuadran en un marco de "relaciones de intereses" que han tenido buenos ejemplos en la colaboraci¨®n antiterrorista y en el apoyo de Par¨ªs a la adhesi¨®n de Espa?a a la CEE, que fue especialmente intenso durante el primer semestre de este a?o, cuando los franceses ostentaron la presidencia de turno de la Comunidad.
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