M¨²sicas tradicionales de Jap¨®n no tan ex¨®ticas
De nuevo el Festival de Oto?o de Madrid ha procurado la oportunidad de acercamiento a culturas y repertorios alejados de nuestro h¨¢bito musical, hecho positivo como iniciativa y m¨¢s cuando se da con la calidad de los int¨¦rpretes arriba rese?ados, todos ellos prestigiosos representantes del quehacer musical tradicional de su pa¨ªs.El recital no s¨®lo constituy¨® goce auditivo y pl¨¢stico, con especial atractivo en las intervenciones de la bailarina, sino que tambi¨¦n supuso lecci¨®n pr¨¢ctica de c¨®mo, si el repertorio musical hist¨®rico refleja hondas diferencias de contenidos y maneras entre las diferentes culturas y aun entre las distintas nacionalidades, no sucede lo mismo con las manifestaciones musicales populares o ancestrales, ni tampoco, venturosamente, en la pr¨¢ctica musical de nuestro siglo. Es m¨¢s, los rasgos orientalistas que desde Debussy colorean la m¨²sica europea -en la de hoy son bastante m¨¢s que color- est¨¢n incardinados en la conciencia musical de buena parte de nuestros compositores. Sentimos esa sensaci¨®n especialmente cuando Suiho Tosha, con dos tipos distintos de flauta de bamb¨², ofreci¨® un soliloquio que m¨¢s que ex¨®tico parec¨ªa ser alguna de las muchas obras para flauta escritas por compositores pr¨®ximos.
Recital de m¨²sica japonesa
Tokuya Azuma (bailarina), Seibun Tosha (tsuzumi), Kazuhisa Ohatake (koto), Genzan Miyoshi (shakuhachi), Yayoi Ise (shamisen), Suiho Tosha (yokobue).Teatro Espa?ol, 23 y 24 de octubre de 1984.
Se sucedieron hasta seis actuaciones, a solo o en grupos, dos de ellas con la exquisita actuaci¨®n de Tokuya Azuma. Pudimos escuchar concentradas interpretaciones de koto (especie de arpa de 13 cuerdas), flautas de bamb¨² rectas (shakuhachi) o traveseras (yokobue), tambores percutidos a mano (tzuzumi) o mediante palos (taiko) y samishen (especie de balalaica de tres cuerdas, ta?ida con un enorme plectro).
Ignoro si alg¨²n guitarrista espa?ol habr¨¢ obsequiado al p¨²blico de Tokio con un intento de Joruri, en cuyo caso lo que 2t continuaci¨®n cuento ser¨ªa una explicable y simp¨¢tica vendetta, pero el caso es que sobr¨® total.. mente del recital la versi¨®n nipona de los Recuerdos de la Alhambra de T¨¢rrega, tocada por el grupo como concesi¨®n digna de agradecimiento, pero totalmente innecesaria. De hecho, el p¨²blico hab¨ªa entrado desde el principio en la magia sonora de los m¨²sicos japoneses. No necesitaba gui?os.
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