Las cooperativas de cr¨¦dito presionan a la Administraci¨®n para ampliar su actividad
Las cooperativas de cr¨¦dito profesionales y populares, que manejan unos 130.000 millones de pesetas de recursos ajenos, intentar¨¢n unificar criterios para presionar a la Administraci¨®n de cara al anunciado proyecto de ley de cr¨¦dito cooperativo. Entre sus pretensiones figura el ampliar las condiciones exigidas para ser socio de dichas entidades, as¨ª como las posibilidades de dar y recibir cr¨¦ditos, en l¨ªnea con las normas imperantes en Europa. A m¨¢s largo plazo, acarician la formaci¨®n de un instituto financiero propio que invierta su liquidez y una sociedad de garant¨ªas rec¨ªprocas para cubrir eventuales fallidos.Con los ojos puestos en estos prop¨®sitos, representantes de dichas coooperativas iniciaron ayer en Madrid unas jornadas de estudio. Su convocatoria ha coincidido con el conocimiento del ¨²ltimo borrador del proyecto de ley de cooperativas de cr¨¦dito, en una de cuyas disposiciones transitorias se prorroga la legislaci¨®n vigente desde 1974, a la espera de una ley espec¨ªfica de cr¨¦dito cooperativo.
Escasa dimensi¨®n
Entre los representantes del cr¨¦dito cooperativo impera la opini¨®n de que la normativa actual encorseta su desarrollo, lo que explica su escasa dimensi¨®n comparativa con entidades similares de algunos pa¨ªses europeos.Frente a esta situaci¨®n, las cooperativas quieren presionar para que se pase del cr¨¦dito como adjetivo al sustantivo: que se flexibilicen las normas a la hora de crear estas entidades y de reunir socios o dar cr¨¦ditos. Piensan que los proyectos de la Administraci¨®n podr¨¢n permitir que las cajas rurales concedan pr¨¦stamos a cualquier vecino de su n¨²cleo, sin necesidad de que se creen cooperativas fantasmas, que un un sindicato u organizaci¨®n profesional pueda constituir cooperativa de cr¨¦dito. Pero pretenden garantizar la consecuci¨®n de estos cambios.
Nacidas el pasado siglo al amparo de las estructuras eclesi¨¢sticas locales, sobre todo rurales -las cajas rurales tienen actualmente dep¨®sitos por m¨¢s de medio bill¨®n de pesetas-, las cooperativas de cr¨¦dito apenas han lograron penetrar en los ambientes laicos urbanos. Salvo la Caja Laboral Popular de Mondrag¨®n, que creci¨® gracias al ¨¦xito de otras actividades cooperativas en esta poblaci¨®n guipuzcoana y cuenta con unos 100.000 millones de pesetas de recursos, la veintena de cajas populares y profesionales tienen poca presencia. Otras excepciones, de menor arraigo, son Grumeco (formada por dos millares de comerciantes madrile?os), Acofar (4.500 farmac¨¦uticos de toda Espa?a) y la Caja de Cr¨¦dito del Colegio de Ingenieros Industriales de Catalu?a (con 5.000 socios).
Con la Caja de Mondrag¨®n, que se ha mantenido al margen de las organizaciones estatales del sector por las connotaciones pol¨ªticas de quienes lo han manejado hasta ahora, las cooperativas profesionales y populares reunen unos 70.000 millones de inversiones crediticias, otros 30.000 de t¨ªtulos p¨²blicos y una cantidad superior a esta ¨²ltima que han debido canalizar a trav¨¦s de la banca por carecer de un instituto de cr¨¦dito propio que invierta sus excedentes.
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