La marat¨®n de Nueva York estudiara la posibilidad de no admitir a participantes con exceso de peso
Los organizadores de la marat¨®n de Nueva York, tras el fallecimiento del franc¨¦s Jacques Bussereau el pasado domingo en las calles neoyorquinas, van a proponer instituir una nueva regla- actualmente, se prohibe la participaci¨®n de los menores de 16 a?os- para limitar tambi¨¦n la inscripci¨®n en este tipo de pruebas populares a quienes tengan exceso de peso. Bussereau pesaba de seis a ocho kilos m¨¢s de lo que en ¨¦l habr¨ªa sido normal y esta circunstancia se apunta como un desencadenante del ataque card¨ªaco que le ocasion¨® la muerte cuando llevaba recorridos 25 kil¨®metros. Bussereau, de 48 a?os de edad, ya hab¨ªa hecho cuatro maratones y su mejor marca era de cuatro horas. Su esposa, saliendo al paso de los rumores en ese sentido, desminti¨® que antes hubiese tenido cualquier afecci¨®n card¨ªaca. Esta ha sido la primera v¨ªctima de la marat¨®n de Nueva York, en la que, a lo largo de sus 15 ediciones, han corrido unas 100.000 personas.
La muerte de Jacques Bussereau ech¨® a perder la gran fiesta deportiva que es la marat¨®n de Nueva York. Fue la primera vez, desde su creaci¨®n hace 15 a?os, que la carrera se enlut¨®. Para los organizadores, que se afanan por conservar la supremac¨ªa de su prueba, este drama se a?ade a una serie de problemas: malos tiempos, falta de atletas de elite y una competencia encarnizada con otras maratones, como la de Chicago, corrida la semana anterior.Un portavoz de la marat¨®n neoyorquina expres¨® que el corredor franc¨¦s ya hab¨ªa tenido problemas card¨ªacos cuatro a?os antes. Esta afirmaci¨®n fue desmentida por la esposa del corredor. Seg¨²n varios m¨¦dicos, el calor, anormalmente elevado para esta ¨¦poca - 19 grados cent¨ªgrados- y la fuerte humedad pudieron ser responsables, en gran parte, de este accidente. Casi todos los corredores acusaron en sus marcas estos factores. Los espa?oles no fueron excepci¨®n y, as¨ª, De la Parte abandon¨®, Ricardo Ortega hizo casi dos horas y media y Escobar, Carmona y Mangu¨¢n terminaron en tres horas.
El alcalde de Nueva York, Edward Koch, manifest¨® su "tristeza" y el director de la carrera, Fred Lebow, su "profunda pena" por la muerte del maratoniano. "Estoy seguro de que tomamos suficientes precauciones", dijo Lebow, indicando que, en previsi¨®n por el calor, se hab¨ªa doblado la cantidad de agua distribuida a lo largo del recorrido. Lebow se?al¨® tambi¨¦n que todos los participantes hab¨ªan firmado un documento excusando de responsabilidad a los organizadores en caso de accidente y que los mayores de 40 a?os hab¨ªan adjuntado un certificado m¨¦dico para poder inscribirse.
Las condiciones clim¨¢ticas hicieron abandonar a 1.500 participantes de los 18.365 inscritos, 209 recibieron asistencias durante la carrera y 77, en vez de tan s¨®lo nueve como en la edici¨®n precedente, necesitaron ser hospitalizados.
El calor no perdon¨® ni a los vencedores, que sufrieron molestias estomacales. El italiano Pizzolato gan¨® con 2.14.52, marca que desde 1975 no resultaba suficiente para ganar. Y la noruega Grete Waitz se impuso, a su vez, con su peor registro, 2.29.30, desde 1978.
A pesar de la muerte del corredor y de las dificultades de los organizadores para mantener el nivel deportivo de su prueba, ser¨ªa prematuro hablar de un declinar de la marat¨®n de Nueva York. Una multitud estimada en dos millones de espectadores anim¨® a los corredores.
Correr no mata
La muerte del maratoniano franc¨¦s en Nueva York suscita la cuesti¨®n de si la carrera de fondo mata. Diversos estudios permiten responder negativamente. El m¨¢s importante fue efectuado precisamente en Estados Unidos. La conclusi¨®n de este estudio, publicado por la revista m¨¦dica Tempo Medical -n¨²mero 127, marzo de 1983-, es categ¨®rica: se puede morir durante una carrera o despu¨¦s de ella, pero no por su causa. El estudio de 69 casos de muertes s¨²bitas sobre venidas en el curso de una prueba o poco tiempo despu¨¦s de la llegada permite descubrir en cada uno una patolog¨ªa previa desconocida.
Se sabe desde hace tiempo que una patolog¨ªa card¨ªaca puede no manifestarse sintom¨¢ticamente, permitiendo a un individuo practicar el deporte e incluso obtener buenos resultados hasta el d¨ªa que una descompensaci¨®n brutal le entra?a la muerte. Aparentemente, la carrera a pie no parece la causa. En ocasiones, es m¨¢s, realiza una acci¨®n protectora en personas condenadas sin que ellas lo sepan.
Se trata, pues, de detectar las patolog¨ªas card¨ªacas a fin de intentar prevenir los accidentes mortales. A este respecto, el doctor Fucs expone: "El examen m¨¦dico m¨¢s completo, reciente y perfecto no puede ofrecer al atleta una garant¨ªa absoluta. Cada individuo debe aprender a conocerse, a observarse, para detenerse antes de que sea demasiado tarde".
Para aprender a conocerse es preciso saber prioritariamente que ciertos elementos fortuitos -indisposiciones, agotamiento, falta de sue?o, contrariedades, problemas familiares...- aumentan considerablemente los riesgos de muerte s¨²bita. En el caso del franc¨¦s Jacques Bussereau conviene se?alar que su vuelo charter sufri¨® un retraso de 48 horas, lo que le supuso una fatiga suplementaria, una contrariedad y la imposibilidad de entrenarse.
La crisis card¨ªaca le sobrevino en el kil¨®metro 25 de la marat¨®n. Pero a menudo sucede despu¨¦s de la prueba, lo que hace que el accidente no sea tan espectacular. Ello le ha permitido al doctor Pierre Talbot, m¨¦dico de la Federaci¨®n Francesa de Tenis, revelar que "m¨¢s numerosos que los corredores a pie son los tenistas veteranos que mueren tranquilamente en su casa despu¨¦s de haber disputado un partido. Sin embargo, nadie habla de ¨¦stos".
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