La Armada y los pesqueros
EL AMETRALLAMIENTO del pesquero espa?ol Hermosa primavera por una patruljera de la Armada ha producido una impresi¨®n penosa. No se duda de la posici¨®n ilegal de los buques detenidos, ni debe dudarse tampoco de las falsas maniobras o de los intentos de huida del barco implicado; pero en ning¨²n caso puede justificarse el uso de las armas. Es un dato m¨¢s de la excesiva velocidad de respuesta por parte de quien tiene el derecho legal de reprimir o dar el alto, y difiere poco del abuso que en otros casos se ha hecho contra veh¨ªculos en controles de seguridad, o incluso contra presuntos delincuentes dados a la fuga o cuyos movimientos hayan podido hacer sospechar a la autoridad esa fuga. Se dice que los disparos fueron hechos con prudencia y en la seguridad de que no pod¨ªan producir da?os a los pescadores: nunca se sabe d¨®nde puede llegar una bala. La mayor prudencia est¨¢ en no disparar, sobre todo cuando se tiene la convicci¨®n de que, como en este caso, el buque al que se considera como violador de la legalidad puede ser capturado posteriormente y sometido -como se est¨¢ haciendo en estos momentos- a una investigaci¨®n judicial. El ametrallamiento, adem¨¢s, ayuda a justificar atras acciones extranjeras. Si la Armada dispara contra nuestros pesqueros se est¨¢ dando una raz¨®n a las flotillas costeras de Francia o Irlanda.Lo que es preciso es que haya medidas urgentes y suficientemente claras para impedir unas cada vez m¨¢s frecuentes incursiones de los pesqueros espa?oles en aguas de las que no hay disposici¨®n. Hay noticias de que el Gobierno las est¨¢ estudiando, y no parece demasiado pronto, a juzgar por los a?os transcurridos ya desde que se est¨¢n produciendo estas situaciones de ilegalidad.
Entre los proyectos est¨¢ tambi¨¦n la sustituci¨®n de las patrulleras de la Armada por una Guardia Civil del Mar, capaz de vigilar las costas hasta la distancia de 12 millas. No es una medida que est¨¦ demasiado clara, y la oposici¨®n que muestra hasta ahora la Marina espa?ola est¨¢ asentada principalmente en su relaci¨®n diaria con los pesqueros en cada puerto y, por tanto, su mayor capacidad para saber hasta d¨®nde pueden llegar las infracciones y cu¨¢l es la calidad de los culpables.
La cuesti¨®n de los pesqueros espa?oles y las aguas permitidas se est¨¢ tratando con toda clase de contradicciones, desde la queja por las represiones de otros pa¨ªses hasta la represi¨®n armada por nuestra Marina; desde las m¨¢s bien d¨¦biles protestas de los embajadores al vergonzante reconocimiento de las infracciones cometidas. Hay muchos grupos de presi¨®n actuando en estos asuntos, y sus acciones se contrarrestan hasta el punto de que se est¨¢ perdiendo la noci¨®n de las verdaderas culpabilidades, de d¨®nde est¨¢ y d¨®nde no la raz¨®n.
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