El Gobierno nicarag¨¹ense est¨¢ convencido de que la guerra continuar¨¢ despu¨¦s de las elecciones de ma?ana
Una tremenda explosi¨®n sacudi¨® Managua al mediod¨ªa del pasado mi¨¦rcoles. No era una bomba. Se trataba, seg¨²n el Ministerio de Defensa, de un p¨¢jaro negro, un avi¨®n norteamericano SR-71, que, en un vuelo de espionaje, rompi¨® la barrera del sonido. El Gobierno sandinista lo interpret¨® como un aviso de Washington en estas v¨ªsperas electorales, en las que nicarag¨¹enses de uno y otro bando est¨¢n de acuerdo en una cosa: la guerra seguir¨¢ despu¨¦s de las elecciones.
Para el Frente Sandinista, est¨¢ claro que el t¨¦rmino del conflicto no est¨¢ en sus manos, sino en las del Gobierno norteamericano, puesto que se trata de una guerra de agresi¨®n cuyos hilos maneja la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desde Washington. La derecha nicarag¨¹ense encuentra, por el contrario, causas internas en estas confrontaciones, tales como la falta de espacio pol¨ªtico y el intento de construir una sociedad comunista.A partir de este esquema los portavoces de la opositora Coordinadora Democr¨¢tica Nicarag¨¹ense (CDN) consideran que las elecciones no tienen ninguna virtud pacificadora, ya que el Gobierno se neg¨® a dar las garant¨ªas m¨ªnimas para un debate pol¨ªtico con igualdad de oportunidades. Enrique Bola?os, presidente del Cosep (Consejo Superior de la Empresa Privada) y eminencia gris de la coordinadora, dice que los comicios de ma?ana "coronar¨¢n al Frente Sandinista en el poder, pero no lograr¨¢n la paz social. El simple hecho de que acepten el di¨¢logo nacional cuatro d¨ªas antes quiere decir que lo reconocen t¨¢cticamente".
El l¨ªder empresarial no tiene dudas de que los nueve comandantes tienen un proyecto marxista-leninista y que estas elecciones son s¨®lo una careta para avanzar en esa direcci¨®n. Sergio Ram¨ªrez, candidato a la vicepresidencia por el Frente Sandinista, asegura, sin embargo, que la votaci¨®n del domingo "abre las puertas a un r¨¦gimen de elecciones peri¨®dicas y asegura un marco pluralista". El acuerdo firmado hace 12 d¨ªas por los siete partidos que han inscrito candidatos parece confirmar este punto ya que, por primera vez desde 1979, los sandinistas se han comprometido a convocar elecciones peri¨®dicamente. Es ¨¦ste un debate de fondo que incluso ha dejado traslucir diferencias internas en la direcci¨®n sandinista.
El comandante Bayardo Arce expuso en junio a representantes del Partido Socialista Nicarag¨¹ense (PSN), en una conversaci¨®n que fue grabada y difundida posteriormente, que las elecciones eran s¨®lo una decisi¨®n t¨¢ctica que no alteraba la marcha hacia el socialismo. Humberto Ortega, ministro de Defensa, le corrigi¨® a mediados de septiembre, en M¨¦xico, diciendo que ¨¦sa no es la posici¨®n oficial y que Arce se excedi¨®, tal vez dej¨¢ndose arrastrar por lo que quer¨ªan o¨ªr los compa?eros ortodoxos del PSN.
Fuentes diplom¨¢ticas de Managua entienden que la cuesti¨®n electoral ha resucitado entre los nueve comandantes algunas de las discrepancias t¨¢cticas que, en la guerra contra Somoza, dividieron al Frente Sandinista en tres tendencias. Los mismos medios descartan, sin embargo, una escisi¨®n que bastar¨ªa para dar a Estados Unidos la excusa para intervenir militarmente, como lo hizo en Granada.
La campa?a de Daniel Ortega, que desde ma?ana ser¨¢ sin duda el presidente electo de Nicaragua, ha sido una arenga constante al pueblo para hacer frente a la agresi¨®n norteamericana. Su oferta electoral b¨¢sica consiste en profundizar la reforma agraria y no dar ni un solo paso atr¨¢s en las nacionalizaciones decretadas en estos cinco a?os: bancas, minas y comercio exterior. Ninguna palabra sobre el futuro Estado que habr¨¢ de dise?ar la Asamblea constituyente.
Un d¨ªa tras otro, el comandante Ortega ha anunciado nuevos sacrificios por la defensa a este pueblo, que tiene la misma renta per c¨¢pita que en en el a?o 1962. Un comerciante del mercado oriental de Managua lo traduce al lenguaje de la calle: "M¨¢s hambre".
Rugidos multitudinarios
Los esl¨®ganes electorales ("Se ve, se siente, Daniel es presidente") eran coreados de forma casi ritual, mientras que bast¨® una referencia a la agresi¨®n para que la multitud rugiese: "Aqu¨ª, all¨¢, el yanqui morir¨¢". Esto explica que Estados Unidos haya compartido, en el papel del villano, el protagonismo de la campa?a con el Frente Sandinista.
Tres comandantes han acusado a la Administraci¨®n de Ronald Reagan de presionar a los partidos para que boicotearan las elecciones. Bayardo Arce dijo que los diplom¨¢ticos norteamericanos visitaron la sede de cada partido, "igual que nosotros hemos ido casa por casa buscando el voto. Veremos qui¨¦n gana". Daniel Ortega mencion¨® que han ofrecido hasta 300.000 d¨®lares (unos 50.000 millones de pesetas) en lo que llam¨® "el chantaje del garrote y el dinero".
Todos reconocen no tener pruebas. Ram¨ªrez aporta una deducci¨®n l¨®gica: "Quien puede lo m¨¢s, puede lo menos. Si est¨¢n haci¨¦ndonos la guerra, c¨®mo no van a presionar para que los partidos se retiren". Tom¨¢s Borge, ministro del Interior, ha a?adido que "tratan de deslegitimar las elecciones para legitimar luego la intervenci¨®n".
Acusaciones del mismo tenor, tambi¨¦n sin pruebas, lanza la Coordinadora contra el Gobierno sandinista. Bola?os dice que s¨®lo el halago pol¨ªtico, que ya us¨® Somoza para sumar siglas a sus farsas electorales, explica el bochornoso espect¨¢culo del Partido Conservador Dem¨®crata (PCD), donde una minor¨ªa impuso la participaci¨®n electoral, sin que el congreso pudiera votar.
Con una torpeza incre¨ªble, Rafael C¨®rdova Rivas, miembro de la junta de gobierno y patrocinador de la inscripci¨®n del PCD, ha salido en las p¨¢ginas de El Nuevo Diario acusando al sector abstencionista de "beber la leche y rechazar la vaca".
Rugidos multitudinarios
Los esl¨®ganes electorales ("Se ve, se siente, Daniel es presidente") eran coreados de forma casi ritual, mientras que bast¨® una referencia a la agresi¨®n para que la multitud rugiese: "Aqu¨ª, all¨¢, el yanqui morir¨¢". Esto explica que Estados Unidos haya compartido, en el papel del villano, el protagonismo de la campa?a con el Frente Sandinista.
Tres comandantes han acusado a la Administraci¨®n de Ronald Reagan de presionar a los partidos para que boicotearan las elecciones. Bayardo Arce dijo que los diplom¨¢ticos norteamericanos visitaron la sede de cada partido, "igual que nosotros hemos ido casa por casa buscando el voto. Veremos qui¨¦n gana". Daniel Ortega mencion¨® que han ofrecido hasta 300.000 d¨®lares (unos 50.000 millones de pesetas) en lo que llam¨® "el chantaje del garrote y el dinero".
Todos reconocen no tener pruebas. Ram¨ªrez aporta una deducci¨®n l¨®gica: "Quien puede lo m¨¢s, puede lo menos. Si est¨¢n haci¨¦ndonos la guerra, c¨®mo no van a presionar para que los partidos se retiren". Tom¨¢s Borge, ministro del Interior, ha a?adido que "tratan de deslegitimar las elecciones para legitimar luego la intervenci¨®n".
Acusaciones del mismo tenor, tambi¨¦n sin pruebas, lanza la Coordinadora contra el Gobierno sandinista. Bola?os dice que s¨®lo el halago pol¨ªtico, que ya us¨® Somoza para sumar siglas a sus farsas electorales, explica el bochornoso espect¨¢culo del Partido Conservador Dem¨®crata (PCD), donde una minor¨ªa impuso la participaci¨®n electoral, sin que el congreso pudiera votar.
Con una torpeza incre¨ªble, Rafael C¨®rdova Rivas, miembro de la junta de gobierno y patrocinador de la inscripci¨®n del PCD, ha salido en las p¨¢ginas de El Nuevo Diario acusando al sector abstencionista de "beber la leche y rechazar la vaca".
Con lujo de detalles, C¨®rdoba explica que Enrique Sotelo recibi¨® del Estado 250.000 c¨®rdobas por una casa que ni siquiera era suya, y que F¨¦lix Espinoza cobr¨® un mill¨®n por supuestos da?os en su finca. Deja sentado que con esto no pretendi¨® comprarlos, sino ayudarlos de forma humanitaria.
Virgilio Godoy, presidente del Partido Liberal Independiente (PLI), explica la retirada de su partido como una consecuencia de la falta de garant¨ªas. Ya desde el pasado 26 de febrero la asamblea partidaria condicion¨® su participaci¨®n electoral al cumplimiento de cuatro condiciones m¨ªnimas: levantamiento del estado de emergencia, libertad de Prensa, libertad de movilizaci¨®n y restauraci¨®n de los derechos individuales.
"Nos han dado", afirma, "libertades a medias: media libertad de expresi¨®n, media libertad de movilizaci¨®n. Cada mes la comisi¨®n nacional plante¨® las mismas exigencias, sin que nunca se nos contestara. Al final tuvimos que retirarnos porque el 4 de noviembre estaba encima y no ten¨ªamos m¨¢s plazos".
"Se ha creado un anticlima electoral", dice Godoy. "Aunque no haya una manipulaci¨®n del voto en el recuento, hay una voluntad de falsear la decisi¨®n popular. El PLI contempl¨® siempre las elecciones como un camino hacia la paz, pero ese camino ha desaparecido porque el Frente Sandinista nunca lleg¨® a concretar la apertura".
'Turbas' sandinistas
El abandono del PLI no ha sido secundado por todos sus afilia dos. El aspirante a vicepresidente, Constantino Pereira, y varios candidatos a la asamblea decidieron ignorar la decisi¨®n de su congreso. El Consejo Supremo Electoral ha dictaminado, por su parte, que los votos que reciba el PLI ser¨¢n v¨¢lidos, ya que la ley establece que las papeletas deben repartirse seis d¨ªas antes de los comicios y la retirada se present¨® m¨¢s tarde.
Un elemento clave en el des¨¢nimo electoral ha sido la presencia constante de las turbas sandinistas en los m¨ªtines de la oposici¨®n. Virgilio Godoy explica que, de 16 actos p¨²blicos celebrados entre agosto y septiembre, tuvieron a las turbas en 11. "En Bluefields rodearon el hotel, en Rivas sali¨® un tipo esgrimiendo una pistola contra uno de nuestros candidatos, en Managua nos apalearon".
A esto se suma la presi¨®n de los Comit¨¦s de Defensa Sandinista (CDS), que en v¨ªsperas de los m¨ªtines recorr¨ªan casa por casa diciendo que no era recomendable que fueran a esos actos. Incluso el Partido Popular Social Cristiano (PPSC), que nunca puso en duda el proceso electoral, fue sometido a estas pr¨¢cticas.
Los comunistas padecieron tambi¨¦n a las turbas. A 10 d¨ªas de las elecciones, su secretario general, Eli Altamirano, pidi¨® el aplazamiento de los comicios porque "la obcecaci¨®n" de los sandinistas ha impedido que cumplan el fin para el que se convocaron.
En una sorprendente radicalizaci¨®n de su discurso, Daniel Ortega reivindic¨® en Matagalpa a las turbas. "Les tienen miedo porque temen al pueblo. Si tuvieran la mayor¨ªa que dicen", asegur¨®, "tendr¨ªan a las turbas".
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