Magistratura condena al Insalud a pagar una pensi¨®n vitalicia a un ni?o

La Magistratura de Trabajo de C¨¢diz ha condenado al Insalud, por primera vez, a pagar una pensi¨®n vitalicia y a indemnizar al ni?o Jes¨²s Poce Galv¨¢n, beneficiario de la Seguridad Social, a causa de las lesiones irreversibles ocasionadas en una mano, por una atenci¨®n defectuosa mientras era operado.La sentencia condena solidariamente a la tesorer¨ªa de la Seguridad Social y el Insalud a indemnizar con una pensi¨®n vitalicia del 75% del salario m¨ªnimo interprofesional vigente en cada momento, al peque?o que ahora tiene seis a?os. Y a pagar a los padres dos millones de pesetas.

Los hechos ocurrieron en diciembre del 79 en el hospital de Mora, cuando el ni?o era operado de una hernia escrotal. Jes¨²s Poce, que en aquellas fechas era menor de un a?o, sufri¨® quemaduras en una mano por contacto directo con una resistencia el¨¦ctrica cuando se encontraba en el quir¨®fano.

A consecuencia de las heridas, perdi¨® un dedo de la mano y la movilidad de la misma.

Seg¨²n la sentencia de Magistratura, las lesiones fueron consecuencia de un defectuoso funcionamiento de los servicios asistenciales en el Mora, considerando esto causa directa e inmediata de las lesiones definitivas.

El caso fue llevado a Magistratura de Trabajo por el abogado Ram¨®n D¨¢vila, y la sentencia, primera emitida en este sentido, se considera importante por los precedentes que pueda crear.

El padre, Juan Poce Rivera, trabajador del Insalud, no cree que vaya a tener problemas con su empresa, pero no quiere recordar la soledad de la. familia cuando el ni?o estuvo a punto de perder el brazo. A los siete d¨ªas de estar el peque?o ingresado, sin mayores explicaciones, un m¨¦dico le advirti¨® que su hijo ten¨ªa que ser trasladado, inmediatamente, porque sufr¨ªa graves quemaduras. Se les envi¨® desde el Mora al hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid, de all¨ª, el mismo d¨ªa, tuvieron que trasladarse a La Paz y, por ¨²ltimo, tras una cura de urgencia, tuvieron que regresar a Sevilla, a un hospital especializado en quemaduras, donde deb¨ªan haberse dirigido desde el principio.

La amenaza de amputaci¨®n del brazo pudo evitarse en Sevilla, aunque no la p¨¦rdida de un dedo y la funcionalidad de la mano.