Sainz de Robles: "No quiero ser reelegido"
El presidente del Consejo General del Poder Judicial, Federico Carlos Sainz de Robles, hace en esta entrevista un resumen de los cuatro a?os que lleva al frente del ¨®rgano de gobierno de uno de los tres poderes del Estado. Se?ala los aciertos y los fallos que, en su opini¨®n, ha tenido el consejo, habla de las tensiones con los otros poderes y precisa la contradicci¨®n que, a su modo de ver, existe entre los proyectos sobre la justicia que presentaban los socialistas cuando estaban en la oposici¨®n y lo que se han visto obligados a asumir tras llegar al Gobierno. Asimismo asegura que le gustar¨ªa no ser reelegido como presidente del Tribunal Supremo y del consejo porque se encuentra cansado. Sainz de Robles apunta que la corrupci¨®n se ha observado ¨²nicamente en aquellos ¨®rganos judiciales muy grandes que est¨¢n bloqueados y opina que en las pr¨®ximas elecciones para el consejo primar¨¢n las personas sobre los programas.
Federico Carlos Sainz de Robles, 56 a?os, casado y padre de cinco hijos, abogado, profesor universitario y posteriormente magistrado de la Sala Tercera, de lo contencioso, del Tribunal Supremo, lleva cuatro a?os al frente del Consejo General del Poder Judicial.Pregunta. Acaba de cumplirse el cuarto aniversario de la constituci¨®n del Consejo General del Poder Judicial. ?Puede hacer un balance de estos cuatro a?os?
Respuesta. En un plano general, el Consejo, en estos cuatro a?os, ha tenido que coger su sitio en la escena social y pol¨ªtica. Era un organismo nuevo que naci¨® con una ley de urgencia, precipitada, sacada del seno de la ley org¨¢nica del Poder Judicial, entonces proyecto de UCD, porque hab¨ªa que nombrar a los magistrados del Tribunal Constitucional. Se hizo una ley yo no dir¨ªa que mala, pero desde luego incompleta, y se dise?aron unas competencias un poco ambiguas. Con este instrumento, y sobre todo con el apoyo que entonces daba el proyecto alternativo del PSOE, el Consejo empez¨® a abrirse su sitio. Y creo que hoy, con una cr¨ªtica seria que est¨¢ por hacer, se ha abierto su sitio en la escena pol¨ªtica. De modo que, como balance o resumen, yo dir¨ªa que ese sitio se ha ocupado con gran dignidad, con gran transparencia; que el Consejo ha sido consciente de que le faltan muchos apoyos normativos; que tambi¨¦n algunas veces le ha faltado la temperatura pol¨ªtica o pulso de poder del Estado y se ha arrinconado en sus tareas burocr¨¢ticas, pero que el pulso ha renacido siempre, y que tengo la absoluta confianza de que este a?o no s¨®lo va a renacer, sino que se va a acrecentar y que, por tanto, en resumen, el Consejo es alguien en la sociedad pol¨ªtica espa?ola.
P. El servicio de inspecci¨®n ha sido considerado como uno de los mayores aciertos del Consejo. ?Es realmente as¨ª?
R. En efecto, la ley org¨¢nica y la Constituci¨®n atribuyen al Consejo la inspecci¨®n de los tribunales. La inspecci¨®n ten¨ªa un car¨¢cter p¨¦simo. Era casi un organismo represivo, y aunque, para hacer justicia, la de los ¨²ltimos tiempos hab¨ªa cambiado por completo de estilo y de prop¨®sito, planeaba todav¨ªa la inspecci¨®n antigua, que iba a castigar o que iba a perseguir unos determinados hechos, naturalmente a instancia del Ejecutivo, algunos pol¨ªticos y otros no pol¨ªticos. El Consejo encontr¨® la piedra filosofal. Ahora el servicio de inspecci¨®n lo integran unos magistrados, dependientes del Consejo, que van a un ¨®rgano judicial, ven lo que ocurre all¨ª y que act¨²an como si fueran notarios o fot¨®grafos. Registran las disfunciones y proponen o el apoyo necesario o un plan de seguimiento, o un plan de absorci¨®n de los atrasos o sugieren a la secci¨®n disciplinaria la imposici¨®n de la sanci¨®n que proceda, si es que aprecia una negligencia o un incumplimiento grave de los deberes.
Pero, para m¨ª, lo importante del servicio de inspecci¨®n es que jam¨¢s se ha conocido lo que pasa en la justicia como se ha podido conocer a trav¨¦s de este servicio de inspecci¨®n. Los datos estad¨ªsticos de que se dispone han sido un buen apoyo, pero de la estad¨ªstica a la realidad hay un abismo. Y creo que ese abismo no dir¨¦ que se ha llegado a llenar con el servicio de inspecci¨®n, porque posiblemente eso no se consiga nunca, pero desde luego se ha ganado una faz, una cara, un rostro.
P. Una vez que se conoce la realidad de la justicia, ?est¨¢ previsto alg¨²n plan de actuaciones para subsanar las deficiencias?
R. Queda un ¨²ltimo a?o del Consejo en el que hay que aprovechar esos datos. El Consejo ya expres¨® su opini¨®n en el informe al proyecto de la ley org¨¢nica del Poder Judicial y con el nuevo informe al proyecto definitivo. Yo creo que ahora hay que dejar a los legisladores que terminen su tarea tranquilamente, sin que el Consejo interfiera en el debate, independientemente de que los consejeros, a t¨ªtulo individual, opinen. Mi criterio es que el Consejo no debe incidir ya en este tema, pero hay que aprovechar los datos potenciando la Escuela Judicial, organizando hasta el final los apoyos de la justicia.
P. ?Se va a modificar el sistema de oposiciones?
R. El Consejo ha propugnado que el sistema de oposici¨®n es el m¨¢s acorde con la Constituci¨®n, pero al mismo tiempo habr¨ªa que modificarlo de ra¨ªz. En los estudios sobre selecci¨®n y modificaci¨®n del sistema se ha previsto que lleve aparejado un programa de la Escuela Judicial, perfectamente organizado, con una duraci¨®n prevista. Y esto creo que ha de ser el gran cometido del Consejo; su testamento, su legado o la conclusi¨®n de su labor.
P. ?Y qu¨¦ ocurre con los socia listas?
R. Cambia el Gobierno, y a cambiar el proyecto alternativo socialista se produce la tensi¨®n con el poder activo que est¨¢ actualmente en el poder. ?Qu¨¦ ocurre ahora de diferente? Pues que estamos en el momento en que se est¨¢ elaborando el documento esencial del Poder Judicial, y entonces esas tensiones son m¨¢s intensas. Pero creo que lo que tendr¨ªamos que aprender es que la intensidad de una tensi¨®n debe reportar un beneficio y no una paralizaci¨®n. Creo que la actitud del Consejo ha sido tensionar para avanzar, ejercer un derecho de cr¨ªtica que le corresponde como poder del Estado, y que corresponde tambi¨¦n a las personas, y ser constructivo.
P. El primer Consejo le eligi¨® como presidente. ?Piensa que va ser reelegido?
R. Me parece un tema prematuro. Queda un a?o justo. La constituci¨®n de las elecciones para el Consejo en la legislaci¨®n vigente no prev¨¦ una campa?a electoral del presidente y me parecer¨ªa absolutamente deshonesto nada que se pareciera a una campa?a electoral. Adem¨¢s, yo no quiero ser reelegido. Se lo digo categ¨®ricamente, y si me permite un giro del lenguaje, yo quiero no ser reelegido, que es m¨¢s rotundo. Creo que he cumplido la misi¨®n para la que he venido aqu¨ª, y ahora el Consejo que venga tendr¨¢ su propio programa, y, l¨®gicamente, debe tener su hombre, un hombre adecuado para ese programa.
Aprovecho la ocasi¨®n para decir que desear¨ªa ver esos programas en el horizonte como ciudadano y como magistrado, no como presidente. Porque creo que los equipos tienen su momento, su figura, e, independientemente de eso, estoy muy cansado.
P. ?Qu¨¦ puede contar de la corrupci¨®n en la Administraci¨®n de Justicia, los citeros, los reintegros y suplidos, etc¨¦tera?
R. Como en todo delito de sujeto m¨²ltiple, esa pr¨¢ctica viciosa existe porque uno pide y otro da. Aqu¨ª, o nos mojamos todos o la justicia no aparece. Esto no quiere decir que el Consejo no tenga que impedirlo, y, de hecho, cuando puede, lo realiza, como en el caso del Juzgado 24, que ha habido una letrada decidida y lo ha denunciado. Yo le digo que yo como magistrado y como juez de instrucci¨®n me he encargado algunas veces de expedientes disciplinarios y me he venido muchas veces con las manos vac¨ªas. Porque aquella corrupci¨®n que todo el mundo iba a denunciar, que todo el mundo conoc¨ªa, luego nadie sab¨ªa nada. Y claro, la presunci¨®n de inocencia tambi¨¦n cuenta.
En cuanto al planteamiento general, la corrupci¨®n existe siempre en ¨®rganos grandes y colapsados, y donde el colapso y la mala organizaci¨®n impide la inmediaci¨®n del juez. En las magistraturas de trabajo pr¨¢cticamente no existe esta corrupci¨®n. Detectamos la causa en una situaci¨®n y una distribuci¨®n inadecuadas del trabajo. Cuando se ha llegado al colapso, al borde de no poder trabajar, se han encontrado estos remedios de los citeros porque las notificaciones faltaban, porque no se ha decidido a dar al secretario la fe p¨²blica como la tienen los notarios y en todos los pa¨ªses de Europa. El fen¨®meno es muy amplio, pero a pesar de lo que el Consejo puede hacer, si no contamos con la colaboraci¨®n de los profesionales, abogados y procuradores, no se conseguir¨¢ jam¨¢s nada.
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