Una precisi¨®n sobre Kant
En su art¨ªculo del 25 de octubre de 1984 el se?or ?lvaro Pombo esgrime un pasaje del punto 28 de la Cr¨ªtica del juicio con el fin de mostrar que las, tan en boga tesis kantianas sobre la paz perpetua fueron matizadas por el propio Kant. El texto que cita parece a primera vista irreprochable. Sin embargo, cabe hacer varias precisiones. En primer lugar, acudiendo al contexto, si leemos la frase correspondiente a los puntos suspensivos iniciales, comprobaremos que Kant est¨¢ sopesando el juicio est¨¦tico que comparativamente le merecen un general y un hombre de Estado.Ahora bien, el hecho de que un militar valga m¨¢s que un pol¨ªtico, desde una consideraci¨®n est¨¦tica, s¨®lo nos ilustra respecto al poco aprecio que Kant profesaba hacia los estadistas, pero nada m¨¢s. (De ah¨ª que Kant no suscribiese la pretensi¨®n plat¨®nica del rey-fil¨®sofo, pues encontraba contradictorio el ejercicio simult¨¢neo del poder y de la raz¨®n.) Extrapolar que semejante valoraci¨®n desautoriza o, cuando menos, rebaja el contenido de su escrito sobre La paz perpetua nos parece un tanto precipitado. Una cosa es que Kant, desde la perspectiva metodol¨®gica de su filosof¨ªa de la historia, dictamine que los talentos de la humanidad afloran gracias al antagonismo, estableciendo que la cultura progresa en virtud de la discordia, y otra muy distinta que haya entonado un canto a la guerra. Este reconocimiento de la insociabilidad humana como motor del devenir hist¨®rico no invalida, sino que, por el contrario, certifica la posibilidad del bien supremo pol¨ªtico, es decir, de la paz perpetua, ya que un enconado enfrentamiento de las tendencias ego¨ªstas particulares es el ¨²nico modo eficaz de neutralizar sus destructores efectos.
Desde luego, esto no convierte a Kant en un belicoso militarista, aunque. quiz¨¢ s¨ª lo aleje del pacifismo ingenuo. En cualquier caso, la vigencia de sus premisas program¨¢ticas nos parece discutible. Daremos un par de muestras para que cada cual juzgue por s¨ª mismo: "Ning¨²n Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constituci¨®n y el gobierno de otro Estado" (Ak., VIII, 346). "Los ej¨¦rcitos permanentes deben desaparecer por completo con el tiempo", ya que "los gastos ocasionados por el ej¨¦rcito permanente llegan a hacer la paz a¨²n m¨¢s intolerable que una guerra corta..." (Ak., VIII, 345).-
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