Algo m¨¢s , que un desacuerdo
El Gobierno, en opini¨®n del autor de este art¨ªculo, dej¨®. claro durante las negociaciones que los contenidos del Acuerdo Econ¨®mico y Social (AES) no podr¨ªan sobrepasar los l¨ªmites de su pol¨ªtica econ¨®mica. Adem¨¢s del inter¨¦s de que el pacto frenara la oposici¨®n social a las medidas del Ejecutivo, se trataba -dice- de situar a -CC OO en la alternativa de ugetizarse o quedar marginada del acuerdo.
En una conversaci¨®n de CC OO con el Ministerio de Trabajo, celebrada en los primeros d¨ªas de septiembre, ¨¦ste afirm¨® que de las tres hip¨®tesis posibles sobre el Acuerdo Econ¨®mico y Social (AES), entonces en fase de negociaci¨®n, esto es, la hip¨®tesis de enmarcarlo en la pol¨ªtica del Gobierno, en otra pol¨ªtica o en que no hubiera pacto, la opini¨®n del Gobierno era preferir que no lo hubiera antes de aceptar que sus contenidos se situaran en el marco de esa otra pol¨ªtica, ref¨¦rencia directa a la defendida por CC OO.No era nueva la idea. Pero con ella se ratificaba que la decisi¨®n respecto de CC OO era que avalar a la pol¨ªtica del Gobierno o quedara fuera del AES.
Ser¨ªa una exageraci¨®n decir que en la intenci¨®n originaria del Gobierno, previa a la convocatoria para la negociaci¨®n, predominaba el inter¨¦s de colocar a pocos en la disyuntiva de someterse y sufrir como consecuencia una serie de problemas internos, ya que, en contra de lo que se ha venido diciendo, sus acuerdos congresuales defin¨ªan claramente los puntos a defender en una negociaci¨®n como la del AES -todos ellos rechazados en el acuerdo-, o negarse a suscribirlo y sufrir los ataques que efectivamente se han producido y seguir¨¢n produci¨¦ndose. Pero ser¨ªa tambi¨¦n una simpleza no pensar que este dato formaba parte de la operaci¨®n AES.
Desde ¨¦l momento en que la apuesta estrat¨¦gica del PSOE fue el bipartidismo; desde el punto y hora que una de sus imperfecciones tras el 28-0 la constitu¨ªa el desajuste entre hegemon¨ªa pol¨ªtica sobre los trabajadores y bisindicalismo, con unas CC OO netamente m¨¢s influyentes que UGT entre la clase obrera, resultaba inevitable que en esa apuesta no cupieran m¨¢s alternativas que el intento de ugetizaci¨®n de CC OO -para, a la larga, hacerla innecesaria, o la pura y simple agresi¨®n, m¨¢s o menos inteligentemente hecha.
La posici¨®n de CEOE
Tambi¨¦n ser¨ªa una exageraci¨®n afirmar que en la decisi¨®n de CEOE de suscribir el pacto fue determinante la situaci¨®n sindical que se habr¨ªa creado caso de rechazarlo.
A ning¨²n analista se le habr¨¢ escapado que una. negativa de CEOE, con el consiguiente efecto pol¨ªtico sobre el Gobierno, que, hab¨ªa comprometido al propio presidente hasta l¨ªmites insospechados para conseguir el pacto -Calvo Sotelo fue mucho m¨¢s prudente durante el ANE-, se habr¨ªa traducido sindicalmente en beligerancia de UGT contra la patronal. Es decir, sin pacto estaba asegurada la unidad de acci¨®n entre CC OO y UGT, pero, dadas las circunstancias, en esa acci¨®n conjunta la iniciativa y la m¨¢s beneficiada ser¨ªa CC OO, y los probl mas para la patronal, mucho mayotes.
Aunque, repito, este dato no fuera el determinante, est¨¢ claro que tambi¨¦n influy¨® en la firma de CEOE. Ya he dicho en anteriores ocasiones que el peso fundamental de la iniciativa del Gobierno estaba en conseguir un pacto que frenara la oposici¨®n social a su pol¨ªtica; que permitiera la sustituci¨®n de la parte social de su programa de 1982 por este acuerdo; que le colocara en mejor posici¨®n cara. al de bate sobre el estado de la naci¨®n, el XXX Congreso del PSOE y las elecciones de 1986; que aliviara tensiones en el conjunto de la fa milia socialista, traslad¨¢ndoselas, si era posible, a los dem¨¢s; que res paldara al equipo gobernante y al sector dominante en el PSOE; que restara margen de maniobra a la oposici¨®n pol¨ªtica.Operaci¨®n pol¨ªticaEl problema del paro era la excusa, pues, en definitiva, el AES no pasa de ser la consagraci¨®n de la misma pol¨ªtica -que se ven¨ªa haciendo, sin m¨¢s aditamento que una mayor derechizaci¨®n en la misma.
La operaci¨®n AES no ha sido m¨¢s que una operaci¨®n pol¨ªtica del Gobierno.
En CEOE, que era consciente del car¨¢cter de esa operaci¨®n, se produjo una corriente de rechazo y propuso transformar la negociaci¨®n del AES en una negociaci¨®n exclusiva con los sindicatos encaminada a la obtenci¨®n de un acuerdo interconfederal para la negociaci¨®n colectiva. Si finalmente cambi¨® de criterio -aunque en el AES hay tambi¨¦n un AI peor que el de 1983- fue porque se cumplieron las condiciones esenciales que expresamente hab¨ªan manifestado y que, dicho sea de paso, creyeron que no iban a conseguir. A saber:
- Condicionar la pol¨ªtica econ¨®mica hasta el final de la legislatura, sin avalarla ni comprometerse en sus resultados sobre el empleo.
- Obtener mayores beneficios fiscales.
- Conseguir lo que llamaban "libertad absoluta del empresario para contratar y despedir".
- Iniciar la reforma de la Seguridad Social. Reforma sobre cuyo contenido nos da una clara dimensi¨®n la declaraci¨®n que hace unos meses hizo su m¨¢s alto portavoz, cuando dijo que "hab¨ªa que meter el cuchillo a dos billones del gasto de la Seguridad Social".
Quien conozca el AES habr¨¢ notado que la declaraci¨®n con que se inicia su texto, esto es, la que habla de empleo y macromagnitudes econ¨®micas, la firma exclusivamente Felipe Gonz¨¢lez. Tambi¨¦n conoce el significado de esas dos comisiones de trabajo sobre Seguridad Social y homologaci¨®n a la normativa de la CEE en legislaci¨®n laboral, de la que expresamente s¨®lo se cita la correspondiente a los despidos colectivos en empresas de menos de 25 trabajadotes.
Ten¨ªa raz¨®n Felipe Gonz¨¢lez cuando, en la fase final de su negociaci¨®n con el presidente de CEOE, le amenazaba con que habr¨ªa que explicar al pa¨ªs por qu¨¦ no se hab¨ªa conseguido el pacto. Pues, desde una ¨®ptica estrictamente empresarial, lo conseguido en el AES ha sido tanto que dif¨ªcilmente podr¨ªa ser rechazado sin provocar- las iras de los propios empresarios.
Pero, junto a esta confluencia de intereses entre Gobierno y CEOE, cuyo maridaje ha alumbrado el, AES, est¨¢ tambi¨¦n ese aspecto sindical al que me he referido al principio y que afecta a Comisiones Obreras.
La acci¨®n sindical futura
En CC OO ¨¦ramos y somos conscientes de las dificultades que en tra?a la triple convergencia de Gobierno, patronal y UGT. Tambi¨¦n de que sus motivaciones no son id¨¦nticas, pero coinciden en que no se abra paso la pol¨ªtica sindical que ante la crisis defendemos, las reivindicaciones que formulamos y el sindicalismo qu¨¦ practicamos.
Se ha abierto una etapa contradictoria en la que, junto a un hostigamiento rechazable, pero l¨®gico -lo digo porque no es fruto de maldades en los dem¨¢s, sino resultado de una fuerte batalla de clases en la que algunos se han colocado objetivamente en la trinchera del capital-, est¨¢n las amplias posibilidades que para la acci¨®n sindical representa el hecho de que ni uno s¨®lo de los grandes y peque?os problemas de los trabajadores -paro, inseguridad en el empleo, degradaci¨®n de la Seguridad Social, p¨¦rdida de poder adquisitivo en los salarios, etc¨¦tera- se aborda en positivo en este pacto.
Incluso bastantes de ellos -recorversi¨®n, situaci¨®n de los jornaleros, derechos sindicales de los trabajadores de la Administraci¨®n p¨²blica, etc¨¦tera- ni siquiera se abordan. Y no digo nada de las reformas estructurales, cuya sola menci¨®n agudiza las inquinas del Gobierno hacia quien las demanda.
Nuestro reto es acertar a pegarnos al terreno m¨¢s que nunca y procurar paliar esos problemas, tanto en la acci¨®n cara a la sociedad como, sobre todo, en la acci¨®n cotidiana en las empresas. Conscientes de que lo que podemos hacer en esta etapa es paliarlos, dado que las fuerzas a la contra son realmente importantes. Dicho sea de manera gr¨¢fica, nos toca frenar por abajo lo que- agrede a los trabajadores por arriba.
Intentaremos transmitir la conciencia de que el alineamiento con la pol¨ªtica exterior de EE UU por parte del Gobierno y el pacto impl¨ªcito con los poderes de hecho en el interior, alejan durante un tiempo tratamientos m¨ªnimamente progresistas a la crisis. Trataremos de hacer ver, desde un an¨¢lisis sindical, que el catastrofismo de la derecha superestructural, pol¨ªtica, que transmiten los ca?onazos de Fraga, son en la pr¨¢ctica detonaciones para distraernos del hecho de que la derecha estructrual, econ¨®mica, est¨¢ consiguiendo que el Gobierno sanee el capitalismo hispano y espera a que termine su trabajo para m¨¢s adelante desplazarle, utilizando a fondo el descr¨¦dito que ante los trabajadores supone esta pol¨ªtica, de la que el AES es s¨®lo un espejo. Entre tanto ir¨¢n buscando un repuesto al propio Fraga, tap¨®n para que pol¨ªticamente el poder econ¨®mico y financiero se exprese directamente sin las mediaciones actuales del Gobierno del PSOE.
Y hemos de combinar la acci¨®n reivindicativa cotidiana con esa explicaci¨®n porque, mientras siga existiendo la falacia de que este Gobierno es de izquierda "y no puede hacer otra cosa", la propia lucha reivindicativa tendr¨¢ resultados insuficientes.
Habremos de favorecer movilizaciones en que lo extensivo prevalezca sobre lo intensivo, sin renunciar a llegar en algunos sectores al m¨¢ximo de nuestras fuerzas. El polinomio es informaci¨®n-debate-alternativas-participaci¨®n-organizaci¨®n-movilizaci¨®n.
Contra lo que alguna minor¨ªa elucubra sobre la sociedad del ocio del siglo XXI, la realidad es que caminamos, con las l¨®gicas diferencias de cultura, hacia situaciones sociales y laborales m¨¢s equiparables a las del siglo XIX.
Nuestra gran tarea es contribuir a evitarlo.
es secretario de relaciones unitarias, pol¨ªticas e institucionales de la C. S. CC OO.
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