La ley de Lynch
La lista de los jueces criminales en la mitolog¨ªa del western es larga, interminable. Sin embargo, son dos los jueces que han pasado a la historia y la leyenda del cine del Oeste, arrastrados por la aureola de sus incontables fechor¨ªas legales. Uno de ellos, Roy Bean, ha sido la base de algunas notables pel¨ªculas, como por ejemplo El forastero, de William Wyler, y El juez de la horca, de John Huston. El otro gran juez asesino lleva por nombre el de la siniestra ley que le hizo famoso: el juez Lynch.?Quien fue el llamado juez Lynch? Hay dos teor¨ªas. Seg¨²n una, el mito de Lynch, es el que le identifica con un tal James Lynch Fitz-Stephen, despiadado d¨¦spota, gobernador del condado irland¨¦s de GaIway, que en el a?o 1526 conden¨® en un juicio casero y ahorc¨® personalmente a un hijo suyo, no se sabe a ciencia cierta por qu¨¦. Seg¨²n la otra, el legendario ahorcador fue Charles Lynch, un violento granjero virginiano de finales del XVIII, que un buen d¨ªa atrap¨® a un ladr¨®n en ejercicio dentro de las alambradas de su plantaci¨®n, lo encarcel¨® en su granero, lo juzg¨® personalmente y con sus propias manos lo ahorc¨® en un ¨¢rbol, a la entrada de su casa.
La siniestra sombra del juez Lynch y su ley son, como tal sombra, una de las constantes ocultas y m¨¢s oscuras de la historia del western. Hay infinidad de filmes del Oeste que abordan, directa o indirectamente, alguna de las muchas variantes del tema del linchamiento, pero casi siempre el vidrioso asunto es tratado con casi exceso de tacto, ya que es ¨¦ste uno de los aspectos m¨¢s escabrosos de la mitolog¨ªa del Oeste, que perd¨ªa, con la descripci¨®n y dramatizaci¨®n de tales barbaries, su intenci¨®n colorista originaria y adquir¨ªa inesperadamente unas l¨²gubres connotaciones negras, de gran capacidad cr¨ªtica frente a la eticidad y la identidad ¨¦pica de la conquista de los territorios norteamericanos al oeste del r¨ªo Misisip¨ª.
Y la epopeya nacional de los Estados Unidos se convert¨ªa, a la sombra de este b¨¢rbaro rito de muerte, en la punta de iceberg de una basura subterr¨¢nea en la m¨¦dula de una gran mentira hist¨®rica. De ah¨ª que el tema del linchamiento haya sido siempre mirado con lupa por los censores pol¨ªticos e industriales del cine norteamericano y que pocos directores de Hollywood se hayan atrevido a plantearlo en sus filmes con sinceridad.
Un director intransigente
Uno de estos pocos fue William A. Wellman, que encontr¨®, en 1943 y en plena euforia patri¨®tica derivada de la guerra mundial, muy serias dificultades para colocar en alguno de los grandes estudios de Hollywood un gui¨®n que le entusiasmaba: Incidente en Ox-Bow, en el que se agarraba por los cuernos al toro del linchamiento y se escarbaba sin temor en su trastienda. Wellman, que era un director de mentalidad habitualmente artesana, dispuesto siempre a plegarse a los mandatos y servidumbres de la pol¨ªtica de las marcas y, en general, propicio a rodar filmes de encargo, prefabricados por los estudios, se mostr¨® esta vez intransigente: quer¨ªa y deb¨ªa rodar el filme. Y lo rod¨®.Gracias a la intervenci¨®n de una peque?a productora independiente y a la ayuda de varios de los actores contratados por ella, en especial Dana Andrews y Henry Fonda, que encontraron fascinante el gui¨®n y sus respectivas funciones dram¨¢ticas en ¨¦l, el filme pudo. realizarse, eso s¨ª con gran pobreza de medios. Hay momentos en que esta pobreza canta en la paup¨¦rrima calidad t¨¦cnica de los decorados, resueltos en ocasiones con simples telones de teatro. Y esta circunstancia oblig¨® a Wellman a hacer huir la mirada de la c¨¢mara de los alrededores ornamentales y concentrarla en la m¨¦dula de los rostros y el juego de los actores, lo que proporcion¨® al filme una sequedad estil¨ªstica de gran potencia.
El resultado es notabil¨ªsimo, y esta peque?a y pobre pel¨ªcula es hoy, despu¨¦s de medio siglo de casi olvido, un filme grande y de gran riqueza, por su sinceridad narrativa, por la extrema dureza de las situaciones que desarrolla, por la exactitud del dibujo de los tipos, por la precisi¨®n del relato, que es apasionante y parece dibujado con tiral¨ªneas.
Incidente en Ox-Bow se emite hoy a las 23.00 por la primera cadena.
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