Reflexi¨®n personal
Cuando entra en crisis un autor como Carlos Saura -reconocido fuera de Espa?a como una de las m¨¢s grandes figuras del cine de nuestro tiempo- y debe abordar pel¨ªculas que la clasificaci¨®n habitual determina como menores, es decir, que abunden en reflexiones ya formuladas por otros cineastas, su obra cinema togr¨¢fica presenta caracter¨ªsticas tan personales que, m¨¢s que contemplarlas como otras ofertas del mercado, invitan a ser vistas como aportaciones personales de un hombre, un intelectual espa?ol, que mucho nos ha contado sobre nuestra realidad.Superando la cincuentena, Carlos Saura percibe en su propia vida la incomunicaci¨®n con los j¨®venes, tan previsible como contradictoria, que florece con rara fuerza a la edad de cada cual, pero rozando casi siempre la mitad de la vida. Unido al actor y escritor Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, que, por su cuenta, hab¨ªa divulgado en una maestra autobiograf¨ªa la soledad que se puede vivir tras ser abandonado por ese ser tan joven y querido, Los zancos no pod¨ªa ser m¨¢s que el punto de vista de dos hombres en trance, que hablan del desasosiego que ellos mismos viven.
Los zancos
Director: Carlos Saura. Gui¨®n: Fernando Fern¨¢n-G¨®mez y Saura. Fotograf¨ªa: Teo Escamilla.Int¨¦rpretes: Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, Laura del Sol, Francisco Rabal, Antonio Banderas. Drama, espa?ola, 1984. Local de estreno: Rialto
Conocimiento de la muchacha
Es una constante del cine de Carlos Saura: cuantos opinan que su obra ha respondido a re sultados de fr¨ªo planteamiento no han querido conectar con la impronta po¨¦tica de un auto que s¨®lo ha hablado de lo que ¨¦l contemplaba desde su peculiar ¨¢ngulo. Las pel¨ªculas de Carlos Saura, con sus aciertos y debilidades, siempre responden a est¨ªmulos concretos, Los zancos, que se estrena hoy, cuenta la vida de un hombre de esa edad (Fem¨¢n-G¨®mez) que, tras un infortunado intento de suicidio, conoce auna muchacha vital, guapa, fresca y comunicativa, que le replantea la situaci¨®n de su vida. Que el resultado del intento de convivencia que tal planteamiento arrastra no sea sino el del fracaso no es tan importante. Interesa m¨¢s saber qu¨¦ piensa de tan frecuente situaci¨®n el hombre que nos ha hablado del pasado y del presente como otros no tuvieron la posibilidad de mostrarnos. Saura contempla con admiraci¨®n a los j¨®venes art¨ªfices de su relato que, calzando zancos, tienen, por su altura, otra visi¨®n de la vida. Entiende tambi¨¦n que las vicisitudes del hombre maduro que quiere participar de esa alegr¨ªa por ver la -vida de forma nueva son complejas e in¨²tiles. El enfrentamiento que muestra en sus im¨¢genes no conduce a Saura por el camino de los consejos. Se retrata a s¨ª mismo y muestra en la pantalla sus conflictos personales.
Trayectoria intelectual
Esto puede contestar a la demanda o responder a est¨ªmulos que s¨®lo algunos reciben, pero, en todo caso, ofrece la oportunidad de seguir de cerca la trayectoria de un intelectual de inter¨¦s, que tanto se acerca a problemas colectivos como se centra en su evoluci¨®n privada que, por extensi¨®n, casi siempre ata?e a todos.La juventud que Saura contempla tiene mucho de esquem¨¢tico (?esa reuni¨®n alrededor de las velas!), y quiz¨¢ no valga como referencia a un presente concreto, pero vale en su abstracci¨®n, de la misma forma que ¨¦sta se extiende a la edad madura.
Compensa el exquisito saber hacer de Saura, tan rico en los matices de sus planos, tan sincero y medido en sus expresiones. Esta ¨²ltima pel¨ªcula ofrece otra vez el placer de una obra sensible y bien hecha, aunque su meta no produzca impactos ni sorprenda en el contexto de pel¨ªculas filmadas por otros autores importantes.
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