Svetlana Stalin afirma que fue "manipulada por la CIA como un perro amaestrado"
Svetlana Aliluieva, la hija de Josif Stalin, reneg¨® ayer en Mosc¨² de su estancia de 17 a?os en Occidente, donde dijo que fue "manipulada por la CIA como un perro amaestrado" y que no se sinti¨® libre "ni un solo d¨ªa" Svetlana, de 58 a?os, se declar¨® feliz de regresar a casa y de haberlo hecho por propia voluntad, tras ser acosada durante todo el tiempo que pas¨® en el denominado mundo libre" por un "profundo sentimiento de culpa" del cual s¨®lo ha podido librarse con el retorno a la URSS.
Dos semanas despu¨¦s de su regreso, Svetlana apareci¨® en una conferencia de prensa en el Comit¨¦ Estatal de la Mujer Sovi¨¦tica, convocada oficialmente "a petici¨®n propia". Medios sovi¨¦ticos bien informados consideran que ¨¦ste ha sido el precio que finalmente ha tenido que pagar para ser aceptada de nuevo en la URSS. Estos medios subrayan que Svetlana insisti¨® en no tener que hacer declaraciones p¨²blicas y que ¨¦sta era una de las condiciones fijadas por ella para el regreso.Vestida con un traje de chaqueta oscuro y una camisa color malva, Svetlana, que ten¨ªa un aspecto envejecido, se puso ligeramente nerviosa cuando se le formularon preguntas y no era ella la que introduc¨ªa los temas, para lo cual se ayud¨® con unas notas. La hija de Stalin manifest¨® que nunca tuvo intenci¨®n de desertar de la URSS, y que cuando se march¨® a la India, en 1967, pensaba regresar "al cabo de un mes".
Aliluieva dijo haber cedido, sin embargo, "como una ciega" a la "idealizaci¨®n del as¨ª llamado mundo libre", que no conoc¨ªa. La hija de Stalin se desdijo totalmente de cuanto declar¨® y escribi¨® en el curso de un exilio que la llev¨® primero a Estados Unidos y despu¨¦s al Reino Unido. Afirm¨® que la CIA lleg¨® al extremo de "decirme lo que deb¨ªa escribir y c¨®mo". "No he sido nunca capaz de adaptarme al sistema de vida norteamericano", sentenci¨®. "Mi vida en el extranjero perdi¨® todo sentido".
"Diecisiete a?os", a?adi¨®, "son suficientes para ver los sufrimientos y las miserias del llamado mundo altamente civilizado anglosaj¨®n". Precisamente, el mundo anglosaj¨®n se encontr¨® m¨¢s representado que ning¨²n otro entre lo corresponsales rigurosa y arbitrariamente seleccionados para acudir a la conferencia de prensa. En total, una veintena de sovi¨¦ticos y una veintena de corresponsales occidentales.
Svetlana, que se dirigi¨® a la Prensa en ruso y era acompa?ada por un funcionario sovi¨¦tico y un traductor, dijo querer desmentir las especulaciones que sobre ella han circulado en Occidente. Afirm¨® que quiere llevar una "vida tranquila y privada" sin "ver a m¨¢s periodistas", a los cuales rog¨® que dejaran de "perseguirla". "Fuck off" ("que os jodan") fue la respuesta que dio recientemente en ingl¨¦s la hija de Stalin a unos corresponsales que la interpelaron en la v¨ªa p¨²blica.
Svetlana, que quiere dedicarse a la traducci¨®n del ingl¨¦s al ruso, insisti¨® en que la decisi¨®n de regresar es estrictamente personal y humanitaria y que jam¨¢s hab¨ªa tenido ambiciones pol¨ªticas. La mujer dijo haber sufrido por las "manipulaciones y sensacionalismo" que rodearon su persona en Occidente y tambi¨¦n por la falta de contactos con los dos hijos que hab¨ªa dejado en la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Una pel¨ªcula del director sovi¨¦tico Nikita Mijailkov, que vio hace tres a?os, le hizo pensar por primera vez en regresar. El pasado verano, las celebraciones del 40? aniversario del desembarco aliado en Normand¨ªa soliviantaron a Svetlana por el silencio que pesaba sobre la contribuci¨®n sovi¨¦tica a la victoria sobre el nazismo. La enfermedad de su hijo acab¨® de decidir el asunto, por lo que el 10 de septiembre se present¨® por primera vez en la Embajada sovi¨¦tica en Londres y pidi¨® que le restituyeran su ciudadan¨ªa. Fue recibida entonces, dijo, "como el hijo pr¨®digo de la Biblia". La religi¨®n desempe?¨® un papel en su retorno, ya que "sin este profundo sentimiento religioso no hubiera tenido este terrible sentido de culpabilidad que me ha tra¨ªdo a casa".
En cuanto a Olga, de 13 a?os, hija de Svetlana y del arquitecto norteamericano William Peters, Svetlana afirm¨® que ¨¦sta ser¨¢ libre de decidir su futuro cuando sea mayor de edad. A requerimiento de Peters, la Embajada de EE UU en Mosc¨² ha hecho gestiones para que Olga no sea obligada a quedarse en la URSS en contra de su voluntad. Svetlana, sin embargo, manifest¨® que el padre de la chica hab¨ªa perdido todos los derechos sobre ella desde 1972.
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