'Muerde la bala' poes¨ªa de la distancia
Un poblado, una pradera, un desierto, una cordillera y, tras ¨¦sta, otro poblado. Entre el principio y el fin de esta ruta hay 700 millas de esfuerzo, de soledad, de sed y de dificultades que han de superar los participantes en una carrera de larga distancia a caballo. Ya no hay en el Oeste norteamericano tramperos, caravanas de colonos ni explorador es solitarios de las vastas distancias de un escenario tr¨¢gico: el poema violento de un itinerario. Estamos a comienzos del siglo XX, la m¨ªtica frontera inalcanzable ha sido ya alcanzada y lo que medio siglo antes fue una aventura auroral a estas alturas es su repetici¨®n deportiva, una aventura situada en el declive de una epopeya que ya se alimenta de s¨ª misma y que comienza a ser solo una comedia violenta.Tal es el marco f¨ªsico y l¨ªrico por donde transcurre Muerde la bala, un brillante western crepuscular realizado en 1974 por uno de los cl¨¢sicos vivientes del cine norteamericano, Richard Brooks, guionista de excepcional talento y director irregular, que junto a otras que mas vale olvidar tiene obras como Elmer Gantry, El ¨²ltimo cazador y A sangre fr¨ªa, filmes llenos de inteligencia y distinci¨®n. Muerde la bala, aunque no alcanza la hondura de los tres antes citados, les sigue de cerca y es una de las pel¨ªculas m¨¢s logradas de Brooks, realizada en todo momento con maestr¨ªa, con gracia, con vigor y en algunos instantes con aut¨¦ntico esplendor.
Por ejemplo, la audaz elipsis -se llama as¨ª en la jerga cinematogr¨¢fica a un corte de acci¨®n que permite al espectador, sin verlo en im¨¢genes, adivinar lo que va a ocurrir momentos m¨¢s tarde- final, en la que Brooks sit¨²a a los supervivientes de la ins¨®lita carrera de caballos ante el obst¨¢culo m¨¢s duro del itinerario, las monta?as. Cuando los jinetes van a iniciar el escarpado ascenso de ¨¦stas, la c¨¢mara, en lugar de seguirles en una secuencia monta?era que hubiera roto la unidad pl¨¢stica del filme -que hasta ahora ha transcurrido en deslumbrantes llanuras des¨¦rticas-, les espera al otro lado de la cordillera, en un salto de acci¨®n ante el que hay que quitarse el sombrero: el terrible obst¨¢culo de las monta?as queda, una vez salvado, marcado en los extenuados rostros de los actores y el espectador adivina e interioriza el suceso instant¨¢neamente, en un solo plano, y con m¨¢s fuerza que si lo hubiera visto en 10 minutos de im¨¢genes que, por otra parte, hubieran perturbado la fluencia y continuidad visual del filme.
'Western' de desierto
S¨®lo un gran dominador de su oficio, due?o absoluto de las leyes de la medida, como es Brooks puede realizar una elipsis de esta envergadura con tal facilidad. Muerde la bala es un arquetipo de western de desierto, marcado por la idea y la imagen de la horizontalidad. Dentro de esta horizontafidad -es esencial -contemplar el filme en su formato ancho de scope-, Brooks desarrolla su historia con impecable sentido del ritmo, dise?ando las acciones y los tipos con envidiable soltura y haciendo echar chispas a las esquinas c¨ªnicas -el encuentro de James Cobum con un campesino de inaudita villan¨ªa es un buen ejemplo- e ir¨®nicas del relato, lo que le hace divertido, adem¨¢s de emocionante.Gene Hackman, Candice Bergen y el gran Ben Johnson, adem¨¢s de Coburn, encabezan un reparto que, a medida que la pel¨ªcula avanza, parece hecho de encargo y a la altura exacta de un juego en el que es dif¨ªcil no participar.
Muerde la bala se emite hoy a las 22.40 por la primera cadena.
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