Europa decide su futuro en la carrera espacial
20 a?os de cooperaci¨®n internacional presentan un balance insatisfactorio para Espa?a
Hace un a?o, en octubre, EL PA?S public¨® un art¨ªculo poniendo de manifiesto la escasa rentabilidad de la participaci¨®n de Espa?a en la Agencia Espacial Europea (AEE). Aunque este problema est¨¢ planteado desde hace a?os, muchos de los que estamos relacionados con el tema esper¨¢bamos una pronta mejora de la situaci¨®n como consecuencia de los replanteamientos que se han venido haciendo en muchos aspectos de la vida nacional en los ¨²ltimos a?os. Como esta mejora no aparece en el horizonte, y teniendo en cuenta que est¨¢ a punto de ser redefinida la estructura de la investigaci¨®n cient¨ªfica en el pa¨ªs, parece oportuno recordar algunos de los hechos.La cooperaci¨®n entre varios pa¨ªses europeos (entre ellos, Espa?a) en materia de investigaci¨®n y desarrollo de las t¨¦cnicas espaciales cumpli¨® 20 a?os hace unos meses. En los primeros 10 a?os, la Organizaci¨®n Europea de Investigaci¨®n Espacial (OEIE) sent¨® las bases de la colaboraci¨®n con el lanzamiento y explotaci¨®n de varios sat¨¦lites de investigaci¨®n cient¨ªfica.
A partir de 1974, la OME se integra en la nueva Agencia Espacial Europea (AEE), a la que se encarga, adem¨¢s de los proyectos cient¨ªficos, un programa mucho m¨¢s ambicioso, que consiste en el desarrollo de un cohete o lanzador de sat¨¦lites europeo (Ariane), la construcci¨®n de un laboratorio espacial (Spacelab) para la lanzadera norteamericana y el desarrollo de sat¨¦lites de aplicaciones, tales como la meteorolog¨ªa (Meteosat) y las telecomunicaciones.
Todo un paquete de proyectos que se encomend¨® a la AEE ha llegado a su fin o maduraci¨®n en estos 10 o 12 a?os, y ahora la AEE se apresta a comenzar un tercer per¨ªodo en la cooperaci¨®n espacial. En lo que se refiere a investigaci¨®n cient¨ªfica, los cient¨ªficos europeos interesados en lo espacial han propuesto un plan de los programas a desarrollar desde ahora hasta pasado el a?o 2000, que movilizar¨¢n a la industria europea para realizar proyectos cada vez m¨¢s sofisticados, desde la operaci¨®n de un sistema multisat¨¦lite para el estudio local de la f¨ªsica de los plasmas en la magnetosfera terrestre hasta la recolecci¨®n y transporte a la Tierra de muestras de un asteroide o del n¨²cleo de un cometa.
Cooperaci¨®n en la estaci¨®n espacial norteamericana
En lo puramente t¨¦cnico, una ambici¨®n de algunos grupos europeos es la realizaci¨®n de vuelos orbitales habitados; para ponerse en camino, es probable que Europa empiece cooperando en el desarrollo de la estaci¨®n orbital norteamericana, al mismo tiempo que desarrolla las piezas esenciales para sus propios vuelos tripulados. Estamos, pues, de nuevo en una encrucijada de la cooperaci¨®n europea en lo espacial.Tambi¨¦n estas circunstancias me inducen a airear de nuevo un problema pendiente que tiene Espa?a en materia de ciencia y t¨¦cnicas espaciales. Es evidente que por su nivel econ¨®mico y ambici¨®n, Espa?a debe tratar de estar al corriente de las ciencias y t¨¦cnicas de punta, y ser¨ªa injustificable que no tratase de tomar parte en cierto grado en la utilizaci¨®n y en el desarrollo de las t¨¦cnicas espaciales.
Por otra parte, est¨¢ claro que, dada la envergadura t¨¦cnica y econ¨®mica de los proyectos espaciales, ser¨ªa absurdo pretender la autarqu¨ªa en este campo.
Lo que ya no es tan l¨®gico es el desarrollo de las actividades espaciales en Espa?a. Parece que el Estado espa?ol hubiese entendido que para estar al d¨ªa en materia espacial basta con pagar la cuota a la AEE y luego leer los peri¨®dicos para saber cu¨¢ndo ha sido lanzado el ¨²ltimo sat¨¦lite.
Ni un instrumento cient¨ªfico espa?ol
A pesar de que una de las principales razones que tradicionalmente han aducido nuestros gobernantes para explicar la falta de atenci¨®n que se da o se ha dado a la investigaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica es la falta de dinero, en lo espacial estamos frente a un caso de despilfarro escandaloso, pues se gasta una cantidad de dinero apreciable, sin que por ello se produzca progreso visible alguno.Ahora hace 20 a?os que Espa?a es miembro de las organizaciones europeas del espacio, lo mismo que los otros pa¨ªses. S¨®lo en los ¨²ltimos 11 a?os (vida de la AEE), Espa?a ha contribuido con m¨¢s de 25.000 millones de pesetas (pesetas de 1984) a los de la AEE, y de ellos, casi 7.000 millones al programa cient¨ªfico. En 1985, la cuota de Espa?a a la AEE ser¨¢ de unos 3.700 millones de pesetas, de los que 870 millones ir¨¢n al programa cient¨ªfico. Pues bien, en casi 100 experiencias cient¨ªficas que han ido a bordo de los sat¨¦lites cient¨ªficos que se han lanzado hasta ahora, no hab¨ªa ni un tomillo provisto por un laboratorio espa?ol y no lo habr¨¢ en las experiencias de los sat¨¦lites aprobados hasta 1992.
El ¨²nico provecho cient¨ªfico sacado hasta ahora son algunas (pocas) observaciones que hacen astr¨®nomos espa?oles en el telescopio astron¨®mico IUE, un sat¨¦lite que se controla desde Villafranca del Castillo, y el interesante experimento de f¨ªsica de fluidos realizado por un grupo de investigadores de la Escuela de Ingenieros Aeron¨¢uticos de Madrid utilizando el m¨®dulo de fluidos a bordo del laboratorio espacial Spacelab en su primer vuelo, en noviembre pasado. Despu¨¦s de 20 a?os de invertir en la investigaci¨®n espacial, a ese ritmo no hay en Espa?a un solo grupo cient¨ªfico que sea capaz de proponer y hacer volar una experiencia en un sat¨¦lite.
Los contratos que la AEE coloca en empresas espa?olas directa o indirectamente por subcontratos con otras empresas europeas son casi el ¨²nico retorno que recibe Espa?a, y en este aspecto, en el que yo no estoy capacitado para juzgar, prefiero repetir las palabras del experto de la delegaci¨®n espa?ola en su informe el Comit¨¦ Administrativo y Financiero de la AEE, hace poco tiempo: "Gran parte de los trabajos asignados a nuestro pa¨ªs no son de caracter¨ªsticas satisfactorias y no contribuyen a elevar el nivel de nuestra industria".
En todo caso, las consecuencias han sido el desarrollo en muy pocas empresas (pr¨¢cticamente dos: Construcciones Aeron¨¢uticas, SA, y Sener) y en el Instituto Nacional de T¨¦cnicas Aeroespaciales (INTA) de unos grupos de t¨¦cnicos con experiencia en algunos aspectos de las t¨¦cnicas espaciales, pero que en modo alguno est¨¢n en consonancia con la inversi¨®n que significa la participaci¨®n de Espa?a en los organismos espaciales europeos desde hace m¨¢s de 20 a?os (a un ritmo de m¨¢s de 3.000 millones de pesetas por a?o).
Es evidente que algo ha marchado demasiado mal como para permitir que siga as¨ª. Es evidente que hay que hacer algo.
Es necesario establecer y mantener un plan nacional de desarrollo en ciencias y t¨¦cnicas espaciales en el que la participacion en la AEE, aunque importante, sea un complemento a las actividades nacionales y no viceversa. Desgraciadamente, por parte de los gobiernos, la planificacion (o desplanificaci¨®n) ha sido tal que regularmente, durante muchos a?os, en lo espacial solo se viene presupuestando para cubrir la cuota de participacion en la AEE y unos m¨ªnimos gastos de subsistencia para la Comisi¨®n Nacional de Investigaci¨®n del Espacio (CONIE).
Financiar la investigaci¨®n ajena
En organismos cient¨ªficos o t¨¦cnicos como la AEE se considera que es poco probable que se saque provecho de ellos si no se gasta por lo menos tanto en el propio pa¨ªs como en el organismo internacional. De lo contrario, lo que hacemos es financiar la investigaci¨®n de los alemanes, franceses, etc¨¦tera. Lo que quiero recalcar es que es mucho m¨¢s rentable invertir 6.000 millones aprovech¨¢ndolo todo que invertir 4.000 millones perdiendo casi todo.En resumen, el Gobierno debe decidir, una vez m¨¢s, si se quiere participar en la investigaci¨®n y desarrollo, espaciales o no -y, en cualquier caso, actuar en consecuencia-, que no es tolerable dejar las cosas como est¨¢n. Adem¨¢s hay que actuar inmediatamente: ya se han perdido 20 a?os y ser¨ªa muy oportuno tener una idea clara de lo que se debe y puede hacer en este momento en que se est¨¢n decidiendo los programas de cooperaci¨®n europea para los pr¨®ximos 20 a?os, para as¨ª poder participar activamente en las decisiones.
Por otra parte, ahora, cuando se est¨¢ reestructurando el esquema estatal de investigaci¨®n cient¨ªfica y desarrollo tecnol¨®gico, es la ocasi¨®n ¨²nica de integrar en el mismo la investigaci¨®n espacial.
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