Andreotti supera ante el Parlamento italiano las mociones que le acusaban de fraude
El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Giulio Andreotti, consigui¨® superar ayer las mociones presentadas por el Partido Comunista Italiano (PCI) y dos peque?os partidos de izquierda ante el Parlamento para que el Tribunal Constitucional le juzgase por un presunto delito de fraude en los impuestos sobre el petr¨®leo. Las mociones fueron presentadas en una sesi¨®n conjunta de 952 senadores y diputados.
La primera moci¨®n comunista, que solicitaba una pr¨®rroga de dos meses para la investigaci¨®n sobre Andreotti, obtuvo 421 votos a favor y 484 en contra. Votaron s¨®lo 906 parlamentarios.El ministro de Asuntos Exteriores, que se abstuvo en esta votaci¨®n, confiaba en salir airoso tambi¨¦n de la segunda moci¨®n comunista en la que se solicita su procesamiento.
Efectivamente, en la moci¨®n presentada por los mismos (neofascistas), Andreotti obtuvo 507 votos a favor y 10 1 en contra. Los comunistas -que presentaron tina nueva moci¨®n- se abstuvieron.
El divino Giulio Andreotti habl¨® a la una en punto de la tarde, pero desde las diez de la ma?ana el Parlamento estaba ya abarrotado.
"A mi muerte quiero ser recordado como un representante de] pueblo italiano que se ha esforzado por cumplir con su deber. Y yo espero que este reconocimiento me lo deis tambi¨¦n en vida". ?stas fueron las ¨²ltimas palabras del discurso de Andreotti, acogido con un aplauso estruendoso por sus compa?eros de partido.
El inmutable l¨ªder pol¨ªtico hab¨ªa empezado la ma?ana bromeando con un periodista. Mientras su barbero le afeitaba con navaja, el reportero le pregunt¨®: "?Qu¨¦ sentir¨ªa si lo estuviese afeitando une de sus enemigos?". Y Andreotti., con la cara llena de espuma, sin mover ni una ceja, respondi¨®: "Le hubiese dicho que me lo hiciese con la maquinilla el¨¦ctrica".
Andreotti no us¨®, sin embargo, el arma del humor durante su intervenci¨®n en el Parlamento. Fue amargo, poco brillante. No parec¨ªa ¨¦l. Ley¨® 15 folios en su propia defensa. La mayor sorpresa fue, quiz¨¢, que no atac¨® ni una sola vez a los comunistas. Su rabia se dirigi¨®, por el contrario, contra los jueces. Nunca el Parlamento hab¨ªa o¨ªdo palabras tan duras contra la Magistratura de la boca de un hombre de Estado y del poder. "En mis tiempos los jueces eran diferentes, no usaban indignamente su toga como instrumento de baja lucha pol¨ªtica", dijo Andreotti. En ese momento, explot¨® un estruendo de aplausos en los esca?os democristianos. Lo interrumpi¨® a voz en grito el diputado de Democracia Proletaria, Mario Capanna: "?Qui¨¦nes son esos jueces? Diga los nombres". Andreotti le pidi¨® que, por favor, se callara, como un maestro a su alumno.
El discurso de Andreotti fue s¨®lo de defensa personal, no de alta pol¨ªtica de Estado, como hab¨ªa esperado la oposici¨®n. "Ha sido una enorme desilusi¨®n", coment¨® Stefano Rodot¨¢, jefe del grupo de la izquierda independiente. "Ha hablado como si s¨®lo ¨¦l conociese los hechos".
De los partidos del Gobierno, s¨®lo los republicanos se comporta ron con frialdad con Andreotti durante el debate. Cuando, al final del discurso, un periodista pidi¨® su opini¨®n a Giovanni Spadolini, secretario general republicano y ministro de Defensa, respondi¨®: "Los jueces no hablan".
Marco Pannella, el genial, en su intervenci¨®n de por la ma?ana, afirm¨® que el caso de Andreotti era s¨®lo "un trozo, y muy modesto, del gran esc¨¢ndalo de la P-2", y, mientras se?alaba con el dedo al ministro, que tomaba apuntes, le dijo: "Despu¨¦s de 40 a?os en el poder, ?por qu¨¦ no te planteas el problema de pensar en lo que quieres hacer cuando seas viejo? ?Es que a¨²n no has jugado bastante?". Pero al final el l¨ªder radical le dio la mano caballerosamente.
Despu¨¦s de haber tomado un caf¨¦, Andreotti fue acosado por diputados y periodistas, de los que se escabull¨® diciendo: "Estoy muy cansado, voy a darme una ducha". "?Cu¨¢ndo empez¨® a escribir su defensa?", le pregunt¨® un diputado. "En Egipto, el domingo, muy temprano, cuando el muecin despertaba a la gente", contest¨® Andreotti.
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