La dif¨ªcil sencillez
El realizador franc¨¦s Eric Rohmer no suele sufrir con la b¨²squeda de originales elementos dram¨¢ticos. Resuelve sus historias, sus f¨¢bulas, con continuos e insistentes di¨¢logos entre dos, y excepcionalmente tres personajes. En ellos expone sus cuitas y, de esta manera, todo el conflicto moral de la pel¨ªcula.Aunque en sus planteamientos cabe la ambig¨¹edad, en las im¨¢genes la informaci¨®n es tajante y un¨ªvoca: sabemos lo que ellos dicen de s¨ª mismos o, mejor, la parcela de los sentimientos de los personajes que el director quiere que sepamos.
En ocasiones, por ejemplo, Eric Rohmer consiente -y ese es su juego- en que las acciones exteriores sean narradas subjetivamente por los personajes sin que el espectador las contemple en directo.
Las noches de la luna llena
Gui¨®n y direcci¨®n: Eric Rohmer. Fotograf¨ªa: Renato Berta, Jean-Paul Toraille, Gilles Arnaud. M¨²sica: Elli et Jacno. Int¨¦rpretes: Pascale Ogier, Tcheky Karyo, Fabrice Luchini, Virginie Thevenet, Christian Vadim. Comedia. Francesa, 1984.Local de estreno: Alphaville. Madrid
Complicidad
Esta t¨¦cnica convierte al espectador en inevitable voyeur. El encanto de quien protagonice la acci¨®n es el ¨²nico real elemento de complicidad que se ofrece. En todo caso, cabe tambi¨¦n la participaci¨®n c¨®mplice, pero ¨¦sta podr¨ªa conducir a tan generoso ¨¢nimo por los caminos del desencanto. Cabe en Las noches de la luna llena, aunque el encanto general del filme capte la atenci¨®n -y hasta cierta morbosidad, distante, muy francesa-.Cuando la muchacha enamorada exige para s¨ª misma un margen de libertad y su actitud s¨®lo es entendida como elemental adulterio, es f¨¢cil participar de su drama con emociones personales. Cuando, finalmente, el fracaso, la soledad de la protagonista, es su lamentable victoria, cabe pensar que Rohmer ten¨ªa previsto el moralista mensaje con independencia de que la realidad de la pel¨ªcula trastocara algunos t¨¦rminos fundamentales.
A medio camino
En este sentido, la personalidad de la actriz Pascale Ogier (actriz fallecida poco despu¨¦s del rodaje) camina con pie propio: su encanto, y no su belleza, aunque ¨¦sta quepa tras el insinuado pero violento bigote, descalabra el cuento.Merece vencer en su empresa y no tanto perder su amor como abrir ventanas nuevas: Rohmer queda a medio camino, quiz¨¢ desconectado del tiempo. Pero la magia de su recitado prende desde el principio. Contiene una dif¨ªcil sencillez que s¨®lo es simple en su moralismo.
Aunque a algunos parezca monocorde, Las noches de la luna llena es una pel¨ªcula con vitalidad propia.
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